Francia entregará a España a la última jefa militar de ETA, Iratxe Sorzábal. Se trata de la terrorista que fue detenida en septiembre de 2015 en el país vecino, en una operación que supuso la desarticulación de la última cúpula de ETA. Entre los crímenes con los que está relacionada, el asesinato de dos guardias civiles en Capbretón y de un policía nacional en Endarlaza (Navarra) en 1995.
La noticia ha sido comunicada por la sala de instrucción del Tribunal de Apelación de París. El tribunal ha aceptado dos de las tres órdenes de la Audiencia Nacional que pedían su extradición a España, por lo que la terrorista será entregada para que cumpla sus cuentas pendientes en cuanto termine su pena de prisión en Francia. Ha sido denegado un informe sobre torturas que había presentado la defensa, informa ETB.
Iratxe Sorzábal fue adquiriendo mayor peso dentro de ETA a medida que iban siendo detenidos sus compañeros y las cúpulas terroristas. La terrorista fue uno de los tres etarras que leyeron el comunicado -con el rostro cubierto- en el que anunciaban su disolución definitiva. Por entonces, era la jefa del aparato militar de la banda.
La trayectoria de Iratxe Sorzábal está marcada por el asesinato del policía nacional Eduardo López Moreno, quien murió al estallar una bomba en un viejo cuartel abandonado de la localidad navarra de Endarlaza. También con el doble crimen de Capbretón, en 2007, en el que fueron asesinados dos agentes de la Guardia Civil.
En septiembre de 2015 fue detenida en Francia junto a David Pla, quien era considerado como el número uno de la estructura terrorista. A la operación se le bautizó con el nombre de Pardines, en recuerdo del agente de la Guardia Civil al que ETA convirtió en su primera víctima mortal en 1968.
David Pla también cumple condena en una prisión francesa y se le considera como el ideólogo que ha estructurado la extinción de la banda terrorista. Aún mantiene algunas labores de cohesión entre los presos de la banda, organizados bajo el colectivo de EPPK.
Fuentes de la lucha antiterrorista consideran a David Pla e Iratxe Sorzábal como los jefes de envergadura que aún gestionan los últimos estertores de ETA. En libertad queda David Urdin, cuyas labores se centran en la coordinación de los últimos zulos en los que quedan armas de la banda terrorista y en limpiar las huellas de las armas para ocultar las identidades de los autores materiales de los crímenes que restan por resolver.