Pablo Iglesias ha abierto este viernes el Consejo Ciudadano Estatal renovando el discurso más duro, recordando los tiempos de aquel tic-tac y ese miedo que cambiaba de bando. Como si él no fuese el principal sostén parlamentario de un presidente de izquierdas, el líder de Podemos ha llamado a "frenar el proyecto incendiario de PP, Ciudadanos y otros partidos que se unen para azuzar el racismo y la xenofobia y atizar el fuego en Cataluña".
Aunque podría parecer por esa frase que se olvidaba de que Mariano Rajoy ya no gobierna, un instante después ha explicitado que se siente más cómodo como socio de los golpistas para sostener a Pedro Sánchez que ante una hipotética llegada de Pablo Casado o de Albert Rivera a la Moncloa. Para Iglesias, los separatistas PDeCAT y ERC "deberían evitar que cualquier discusión estéril haga volver a los reaccionarios al Gobierno", porque según él "no tienen proyecto de país, sólo proyectos incendiarios".
Ha insistido el líder del partido morado en maximizar sus exigencias a Sánchez para negociar los Presupuestos Generales de 2019, al tiempo que defendía que "es necesario que salgan adelante, porque sería traducir a los hechos el espíritu de la moción de censura, lo que nos trajo aquí".
Así, la apertura del Consejo Ciudadano ha culminado con una lectura en ristra de los 17 puntos que componen el tocho de 54 páginas con el que acuden los dirigentes de Podemos a las reuniones de las seis mesas de negociación que tienen abiertas con el Ejecutivo: "pinchar la burbuja del alquiler, reducir la preciariedad laboral, revertir los recortes, asegurar las pensiones, acabar con la pobreza energética..."
Y además, Iglesias ha insistido en reclamar "la derogación del artículo 135 de la Constitución", ese que asegura el equilibrio presupuestario, la publicación de "la lista de acogidos a la amnistía fiscal", eliminar "la reforma laboral del PP y su ley mordaza...". Como en los tiempos electorales en los que se hablaba del pacto de los botellines y del 'sorpasso' que nunca hubo.