Televisión Española ha entrevistado en a la cárcel de Lledoners a Oriol Junqueras, para darle al líder de ERC la oportunidad de contar su versión del desafío separatista. Al mismo tiempo que el Gobierno de Pedro Sánchez está haciendo campaña para la excarcelación de los políticos independentistas presos por la organización del 1-O, la televisión pública blanquea la imagen de uno de los procesados más importantes por los presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos durante el golpe separatista de octubre de 2017.
La maniobra es similar a la que TVE ya practicó en 1995 con otro preso preventivo, Julián Sancristóbal, ex director de la Seguridad del Estado, entonces acusado de los crímenes de terrorismo de Estado de los GAL. La autorización para la entrada de las cámaras para grabar la concedió el entonces biministro de Interior y Justicia, Juan Alberto Belloch. Ahora, ha sido la propia Generalitat la que ha controlado todo el proceso, al tener la comunidad autónoma traspasadas las competencias de gestión de las prisiones.
En ambos casos, el propósito de los dos gobiernos socialistas -aquél presidido por Felipe González, a quien se señalaba como la X de los GAL, y éste liderado por Pedro Sánchez, quien ocupa la Moncloa con los votos de los partidos separatistas- es el de blanquear la imagen del reo.
El Gobierno ha recordado este sábado que desde 1983 el Estado no tiene competencias en materia de prisiones en Cataluña. Fuentes del Ministerio de Interior han hecho esta precisión después de que el secretario general del PP, Teodoro García Egea, haya anunciado que su partido va a pedir la comparecencia urgente en el Congreso del titular de ese departamento, Fernando Grande-Marlaska, para que explique si el Gobierno está concediendo beneficios penitenciarios a los políticos independentistas presos.
No será en todo caso la primera vez en que Junqueras responda preguntas a medios de comunicación. El líder independentista ya ha concedido entrevistas por escrito a periódicos, ha enviado notas de voz a distintas radios y ha atendido a las cadenas catalanas TV3 y a 8TV.
Cusiosamente, una vez en prisión preventiva -todavía en Estremera, bajo las competencias del Ministerio de Justicia del 'popular' Rafael Catalá-, Junqueras fue sancionado por Instituciones Penitenciarias al aprovechar una de las llamadas personales a las que tienen derecho los encarcelados para entrar en el programa radiofónico 'El Mon' de RAC 1 y responder unas preguntas.
Sin embargo, en esta ocasión la televisión pública estatal ha seguido los procedimientos marcados por la administración de prisiones de la Generalitat, y la autora de las preguntas es Núria Roca, una periodista de los servicios informativos que TVE emite en catalán en el circuito autonómico. La entrevista se emitirá en Informe Semanal a partir de las 21.30 horas de este sábado, aunque la cadena pública ha emitido un avance de la misma en el Telediario de las 15.00 horas.
El trabajo de la cadena pública está en consonancia con la imagen de Junqueras como la cara amable del independentismo. Según ha adelantado Radio Nacional, el presidente de ERC explica que no le gustan "el ruido y las gesticulaciones que no sirven para nada", en clara referencia a las puestas en escena del fugado Carles Puigdemont, expresidente del Govern que proclamó la independencia de Cataluña de su mano el 27 de octubre de 2017, y de su sucesor en el Palau de la Generalitat, Quim Torra.
Además, Junqueras hace "autocrítica" pasado un año del 1-O, "todos podríamos haber hecho las cosas mejor", aunque mantiene su "apuesta por la independencia", si bien no desde la vía de la unilateralidad, sino "como decía el programa electoral de ERC, con una relación bilarteral con el estado. El líder separatista insiste en que hay que "gobernar para todos" y en que condena la violencia "del pasado lunes", en referencia a los altercados provocados por los CDR. "No comprendo cómo alguien cree que con incidentes se consigue algo".
Sancristóbal ante las cámaras
Cuando el 18 de enero de 1995 daba comienzo el Telediario del mediodía, los espectadores no vieron al presentador, sino al preso preventivo Julián Sancristóbal, en la cárcel por su responsabilidad en la guerra sucia de los GAL contra los terroristas de ETA. El estudio no era tal, sino una de las dependencias de la prisión de Alcalá-Meco, en Madrid. Y el objetivo, como en esta ocasión, era lavar la imagen de un presunto delincuente cuyos crímenes tenían derivaciones políticas graves para el Gobierno socialista del momento.
Como se lee en el libro Amarga victoria, de Pedro J. Ramírez, Sancristóbal estaba solo ante la cámara, y la televisión pública le cedía minutos para "una pieza de propaganda, [...] un mensaje al país con un claro estribillo: el juez Garzón formaba parte de 'una conspiración para derribar a González'".
En aquella intervención que le regaló TVE al después condenado por malversación, apropiación indebida y, sobre todo, por el secuestro de Segundo Marey, Sancristóbal insistía en que en ese caso en el que Garzón buscaba al "señor X" de los GAL -la autoridad política detrás de todo el entramado-, había un "señor Z" que había "movido esta conspiración".
El escándalo entonces fue mayúsculo. El Partido Popular de José María Aznar exigió la dimisión del director general de RTVE, Julián García Candau, por haber "obedecido la orden de Belloch" de regalarle 15 minutos de Telediario a un presunto delincuente para lavar su imagen y la del presidente, Felipe González.
El biministro Belloch dijo que él asumía toda la responsabilidad -de hecho, él mismo había autorizado la entrada de las cámaras de la televisión pública a la prisión madrileña- pero aseguró rechazar "el contenido" del mensaje de Sancristóbal. Sus explicaciones no convencieron al PP ni a la Izquierda Unida de Julio Anguita. Sin embargo, el entonces presidente del CGPJ, Pascual Sala, apoyó la maniobra política de TVE argumentando que el exdirector de la Seguridad del Estado tenía intacto su derecho a la libertad de expresión, y que ésta no podía coartarse, aunque sí "modularse".