La Guardia Civil, en el marco de la operación Tarantelo, ha desmantelado una red que comercializaba en España atunes pescados de forma ilegal en otros países y que, en ocasiones, contaban con irregularidades sanitarias. Se ha detenido a 79 personas y se han realizado 49 registros e inspecciones en las que se han intervenido más de 80.000 kilos de atún rojo de origen ilícito, cerca de medio millón de euros en efectivo, joyas, relojes y vehículos de alta gama tasados en más de 600.000 euros, entre otros objetos de gran valor.
Aunque la actividad de las empresas comercializadoras investigadas se centraba en España, la mayor parte de los ejemplares procedían de otros países, salvo un porcentaje muy bajo de capturas españolas no declaradas.
En concreto, una de las vías tenía origen en Malta desde donde se enviaban algunas piezas de origen legal por vía aérea y de forma paralela, introducían por carretera desde este país el mayor volumen de animales utilizando la documentación legal del primer envío para amparar este comercio ilícito.
Otra vía de entrada se iniciaba en Italia utilizando procedimientos similares salvo que, en este caso, al proceder toda la producción de capturas ilegales, llegaba a España por carretera sin ningún tipo de documentación y control de trazabilidad.
Una vez en España, se unificaban las líneas de distribución hacia empresas menores del sector, diferenciando los atunes legales de los ilegales en función del documento que las amparase, lo que suponía precios diferenciados. El tránsito de la pesca ilegal de Italia y Malta se hacía a través de puertos franceses.
Los cálculos realizados por la Guardia Civil cifran, como mínimo, un volumen anual de más de 1.250.000 kilos de piezas legales procedentes de Malta, mientras que la cantidad en negro superaría los 2.500.000 kilos. Por ello, habrían obtenido ilegalmente más de 12 millones de euros.
Seguridad alimentaria
En el transcurso de la investigación se pudo comprobar que el pescado había sufrido diferentes irregularidades higiénico-sanitarias durante su conservación una vez que habían sido pescados. En ocasiones se sacrificaban los animales en el mar y se mantenían bajo el agua hasta que podían traerlos a tierra sin riesgos. Esto generaba que el proceso normal de pérdida de cualidades se acelerase al permanecer en agua. Además, los ejemplares se transportaban sin respetar las normas de conservación rompiéndose la cadena de frío en algunos puntos.
Este menoscabo de las condiciones higiénico-sanitarias podría afectar a la calidad del producto a consumir por los ciudadanos por lo que, al contar con algunas evidencias previas sobre posibles intoxicaciones, se procedió a tomar muestras de todas las partidas intervenidas.
Se comprobó que podrían haberse producido varios casos de intoxicación por consumo de piezas comercializadas por la red causada por la degradación de las proteínas al mantener los atunes en malas condiciones de conservación. Esto puede provocar fiebre y alteraciones gastro-intestinales, como síntomas más leves, que puede tener graves consecuencias en consumidores de edad avanzada y en niños.