Es un matrimonio a punto de romperse. Quim Torra y los Comités de la Defensa de la República (CDR) empiezan a recorrer caminos diferentes. Los segundos ya han lanzado sus advertencias. Han llamado a manifestarse este viernes ante las sedes del PDeCat y de ERC. ¿Para qué? Exigen una declaración unilateral de independencia inmediata. Y Torra, que empieza a advertir una rebelión que amenaza su propia posición, ha pedido a su equipo que estudie un plan B ante los CDR. Ese plan no es otro que neutralizarlos.
Quim Torra no quiere un incendio interno. Pretende atraer de nuevo a su órbita a los CDR a base de guiños y promesas. Pero teme que eso no sea suficiente y así se lo ha trasladado a su equipo. Ha pedido analizar los movimientos de los comités y esbozar un plan que, como medida extrema, sirva para neutralizarlos.
Ese plan tendría una proyección progresiva, que iría desde intervenciones suaves -llamadas de atención públicas-, pasando por desacreditarlos, hasta acciones más contundentes -redactar informes sobre sus actividades que puedan servir de gatillo en decisiones burocráticas-. Torra va reuniendo elementos para defenderse ante una posible rebelión de los que hasta hace poco llamaba sus "amigos".
Porque esa relación entre Torra y los CDR se va tensando a medida que avanzan los acontecimientos políticos. Los comités ya han instado al presidente catalán a que "haga efectivo el mandato escogido en las urnas". O lo que es lo mismo, a que proclame la independencia de una república catalana. "Otoño caliente, república o dimisión", advierten a través de su cuenta de Twitter, al tiempo que llaman a manifestarse ante las sedes del PDeCat y de ERC.
¿En qué se basan las discrepancias y la desconfianza de ambas partes? Los CDR entienden que es a Torra a quien le corresponde proclamar una declaración unilateral de independencia (DUI), que éste lo prometió en su investidura y que debe hacerlo con inmediatez. Ayer mejor que hoy. Y no entienden que Torra lleve cinco meses al frente del Ejecutivo catalán y la DUI no sea más que palabras en el viento. Tampoco comprenden que los políticos presos que ya se encuentran en cárceles catalanas sigan entre rejas: "Vosotros tenéis las llaves", llegaron a recriminar los CDR.
Las tensiones del 1-O
Lo que ocurrió en Cataluña el pasado 1 de octubre, en el primer aniversario del referéndum ilegal de 2017, debe interpretarse como un tablero en el que cada uno de los contendientes mueve sus piezas. La idea inicial era mostrar una imagen de unidad en el secesionismo catalán, inundar las calles de lazos amarillos y de placas en conmemoración del 1-O y exigir la liberación de los políticos presos. Pero tras esa pretensión surgieron unas grietas que se hicieron visibles.
"Apretad, hacéis bien en apretar", les dijo Quim Torra a los CDR ante los micrófonos. Aquella frase era un guiño de unidad, un intento de reconciliación tras las tensiones que se vivieron en Cataluña el 29 de septiembre. Aquel día, policías y guardias civiles organizados bajo el colectivo Jusapol se manifestaron en Pamplona en una reivindicación salarial y en homenaje a todos aquellos compañeros desplegados en Cataluña en la Operación Copérnico de 2017. Los CDR convocaron varios actos esa misma jornada que culminaron con la intervención de los Mossos d'Esquadra. Los comités criticaron las cargas de la policía autonómica y exigieron la dimisión del conseller de Interior, Miquel Buch.
Según adelantó El Mundo, Quim Torra se reunió en privado con los CDR para fijar una estrategia común en las fechas comprendidas entre la Diada (11 de septiembre) y el 1 de octubre, hitos clave en el secesionismo catalán. Pero las cargas que se vivieron en la manifestación de Jusapol terminaron por reventar la frágil confianza que mantenían ambas partes.
Quim Torra quiso cerrar esas fisuras con un "apretad" -que a la postre provocaría los reproches de la oposición en el Parlament de Cataluña-. Los CDR asumieron aquella arenga al pie de la letra. Pero, para sorpresa del propio Torra, se volvió contra el propio Govern catalán. A última hora del día y bajo la convocatoria de los comités, cientos de personas se agolparon en torno al Parlament, superaron el control de los Mossos d'Esquadra e intentaron asaltar la sede política: un aviso a Torra, están dispuestos a actuar hasta las últimas consecuencias si no se aborda de forma definitiva el camino de la independencia catalana.
Un Govern "cobarde"
Los comités consideran que el Govern es "cobarde", y que si no tienen los galones de tomar decisiones de envergadura deberían dar un paso a un lado. Así lo comunicaron a través de su cuenta oficial de Twitter.
Según cuentan fuentes de seguridad a EL ESPAÑOL, desde el equipo de Quim Torra se mira con preocupación los movimientos de los CDR. En los últimos meses no veían con malos ojos algunas de las algaradas organizadas por estos comités, creyendo que formaban parte de un engranaje mucho más amplio en el proyecto de la independencia catalana y que, precisamente, hacían bien en "apretar". Ahora, no obstante, temen que la revolución termine afectando al Ejecutivo de Torra.