Bajo la premisa de recuperar la unidad perdida en el independentismo catalán, Carles Puigdemont ha proyectado la instauración de un Consell de la República. El organismo, que no tiene ningún sustento democrático y que no cuenta con el apoyo de ERC y de la CUP, dibujará las líneas maestras de las políticas que después deberá aplicar la Generalitat de Cataluña. Entre las materias a estudiar, el papel que jugarán los Mossos d'Esquadra. Puigdemont quiere erigirse en su "mando supremo" para que se conviertan en el brazo armado de su proyecto secesionista.
El Consell de Puigdemont, tal y como ha planeado, sería un órgano presidido por él mismo con un rango superior al Govern de Cataluña. Una suerte de cerebro que diese las directrices de la maquinaria secesionista que culminase con una nueva declaración unilateral de independencia (DUI). Ese órgano analizará los que considera los puntos débiles que conviene reforzar y los fuertes, para potenciarlos. Es ahí donde surge el nombre de los Mossos d'Esquadra.
"Corresponde al Gobierno de la Generalidad, por medio del Presidente, el mando supremo del Cuerpo de «Mossos d’Esquadra»", reza la ley 10/1994 publicada en el BOE, que articula las funciones y estructuras de la policía autonómica. Puigdemont se acogerá a esa premisa para requerir el control de los agentes. Porque desde Bruselas y al margen de la ley, se considera a sí mismo -como también lo hacen Quim Torra y el PDeCat- el verdadero presidente de Cataluña.
Una vez reivindicada esa posición de "mando supremo" de los Mossos, Puigdemont pretende activar algunas de las reivindicaciones que sostiene en torno a la policía autonómica: dotar a los agentes de armas largas -bajo el pretexto de la amenaza terrorista-, engrosar el cuerpo con un mayor número de efectivos y ampliar algunas de sus funciones que ahora mismo están bajo responsabilidad de Policía Nacional y Guardia Civil. En resumen, que los Mossos d'Esquadra pasen de ser un cuerpo autonómico a asumir todos los medios para defender una república independiente catalana.
Puigdemont también aspira a poner al mando de los Mossos d'Esquadra a una persona de su máxima confianza, como en su día lo fue el major Josep Lluis Trapero. También aspira a dar un mayor protagonismo a algunos sectores radicales del cuerpo que ya han pedido a sus mandos la purga de sus compañeros leales a la Constitución, como ya adelantó EL ESPAÑOL. Se trata de mover las piezas para, una vez dadas las órdenes secesionistas, sean acatadas con mayor disciplina.
La pasarela
En plena escalada de la tensión por el referéndum ilegal del 1 de octubre, el que fuera ministro de Interior Juan Ignacio Zoido anunció que implantaría una "pasarela" para facilitar la salida de los mossos leales a la Constitución a otros cuerpos nacionales. Muchos de esos agentes están formados en la Guardia Civil y en la Policía Nacional, y se incorporaron al cuerpo autonómico tras su creación o en años posteriores.
Fuentes del actual Ministerio de Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, descartan la idea de esa "pasarela". Consideran que, de establecerse, los Mossos d'Esquadra quedarían descapitalizados de agentes dispuestos a proteger los propósitos constitucionalistas. Esa descapitalización sería un terreno fértil para plantar los objetivos del secesionismo que Carles Puigdemont aspira a recuperar a través de su Consell.
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