Un discurso en el Congreso de los Diputados y otro ante los medios internacionales. Pedro Sánchez sorprendió esta semana en la sesión de control al sugerir que no apreciaba delito de rebelión de los políticos independentistas presos por su actuación en el 1-O. Más allá del viraje en su discurso -hace cinco meses sí empleaba esos términos-, la oposición le reprochó su valoración sobre una actuación judicial que aún está en curso. Ahora, en una entrevista publicada en Corriere della Sera, el presidente del Gobierno opta por un mensaje equidistante: "No puedo influir en el poder judicial, por lo que no me expreso".
Esta semana está marcada en rojo en el calendario judicial. La Abogacía del Estado y la Fiscalía se pronunciará previsiblemente el 2 de noviembre sobre los delitos que aprecian en la actuación de Oriol Junqueras, Jordi Cuixart, Jordi Sànchez y los demás políticos presos. ¿Sedición o rebelión? El primero se castiga con penas de hasta 15 años de prisión -en los casos más graves-, mientras que el segundo puede alcanzar los 30 años. Los letrados sopesan los argumentos para aplicar uno u otro delito.
Sobre esta cuestión se expresó el presidente del Gobierno en la sesión de control que acogió el Congreso de los Diputados el pasado miércoles. Recogió el guante que previamente había lanzado Aitor Esteban, líder del PNV, al acusar a Pablo Casado de "frivolizar el lenguaje" al hablar de "golpe de Estado" en Cataluña. Sánchez recordó que Federico Trillo, ministro de Defensa con José María Aznar, "hizo una propuesta de modificación en la que decía que el delito de rebelión, que es inherente a un supuesto golpe de Estado, se tiene que dar por militares o por civiles armados a las órdenes de militares".
Haciendo propias las palabras de Trillo, Pedro Sánchez lanzó un guiño a los partidos catalanes independentistas -los mismos que le brindaron su apoyo para llegar a la Moncloa-. Sugirió que el delito de rebelión no sería aplicable al procés por no haber recurrido los independentistas a fuerzas militares. Ese mismo día, el rifirrafe con Casado propició la ruptura definitiva entre presidencia del Gobierno y Partido Popular en sus conversaciones sobre Cataluña.
"Esperamos respetuosamente"
No terminó la semana y Pedro Sánchez volvió a manifestarse sobre el proceso judicial de los políticos presos. Fue en Corriere della Sera, lejos del Congreso y de los diputados independentistas. En esta ocasión, el presidente hizo un ejercicio de equidistancia: "Estamos esperando, respetuosamente, una serie de sentencias de la Justicia en relación con los protagonistas del independentismo. Sentencias que, es evidente, tendrán un impacto político".
-¿Y los políticos independentistas que siguen en prisión?
-El poder judicial español ha tenido que enfrentarse a una situación sin precedentes. No puedo influir en el poder judicial, por lo que no me expreso. Sin embargo, recuerdo que en todos los índices de estabilidad democrática, España ocupa el primer lugar, es decir, somos un estado social democrático y legal. Depende de mí sentar las bases de una solución política y lo estoy haciendo.
En la misma entrevista, Pedro Sánchez expresó sus intenciones para solucionar el problema catalán: votar "alguna forma de autogobierno" que obtenga un "70% de consenso". No hablaba de plazos, "se hará algún año", y culpaba a "las instituciones catalanas" de la ruptura social que se vive desde el 1-O de 2017.