Un plazo de cuatro días para depurar responsabilidades entre los Mossos d'Esquadra. Las órdenes de Quim Torra a su conseller de Interior, Miquel Buch, no dejan margen a la interpretación. El presidente de la Generalitat exige medidas ejemplares tras las últimas cargas policiales contra los Comités de Defensa de la República (CDR). Lo hace en un momento crítico, precisamente cuando los radicales han anunciado que llega "la hora de la verdad" del "pueblo catalán". O lo que es lo mismo, una estrategia de movilizaciones llamadas a parar Cataluña hasta que se proclame una república catalana.
Los radicales catalanes se inspiran en los logros alcanzados durante los últimos días por los chalecos amarillos en Francia, como ya contó EL ESPAÑOL. Han visto cómo los manifestantes del país galo, mediante su estrategia de movilizaciones, han puesto en jaque al Gobierno de Emmanuel Macron y le han obligado a posponer su decisión de subir los impuestos a los carburantes.
Ese es el espejo en el que se miran los sectores independentistas catalanes. "Llevamos muchos años arrodillados ante España y eso ya se ha acabado, nos hemos ganado el derecho de vivir en libertad, lo merecemos desde hace mucho tiempo y por fin llega la hora de la verdad", defienden en un comunicado difundido por la organización Bandera Negra a través de sus redes sociales.
El calendario de movilizaciones
Pero, ¿en qué consiste esa "hora de la verdad"? Hablan de movilizaciones a partir del 21 de diciembre, una fecha marcada en rojo en el calendario por dos motivos. Es el aniversario de las elecciones que se celebraron autonómicas que se celebraron en Cataluña tras la aplicación del 155 y, además, es el día en el que Pedro Sánchez tiene previsto celebrar su Consejo de Ministros en Barcelona.
En los planes de los radicales se dibuja el 21-D como pistoletazo de salida de una campaña de acciones que llevan estudiando "desde hace más de tres meses": "Tenemos preparados todos los escenarios posibles, por tanto sabemos lo que hacemos, las cosas no las hacemos por hacer, hay trabajo detrás". Señalan que ya es el momento de dejar atrás "tonterías" como la de decir que "somos gente de paz": "No sirve de nada, todas las revoluciones se han hecho en la calle".
El objetivo, señalan, es "liberarse de un país fascista, corrupto o ilegal". Piden a Quim Torra que "implemente el voto vinculante del 1-O" y acusan a las autoridades catalanas a "engañar al ciudadano" por no haber puesto en marcha una república independiente.
El hartazgo de los Mossos
Lanzado ese órdago -público en redes sociales-, Quim Torra ha optado por desactivar a los Mossos d'Esquadra. Ha pedido al conseller Buch que depure responsabilidades dentro del cuerpo tras las cargas policiales a los CDR; la última de ellas, el pasado jueves, el Día de la Constitución, cuando los agentes intervinieron en un acto de protesta contra la presencia de miembros de Vox en Gerona.
Torra lanza un nuevo guiño a los radicales. El pasado 1-O, aniversario del referéndum ilegal, ya les azuzó: "Apretad, hacéis bien en apretar". CDR, Arran y otras organizaciones ya han pedido la cabeza de Miquel Buch. En un intento por salvarla y de contentar a los radicales, Torra ha exigido a su conseller que tome medidas urgentes dentro de la policía autonómica.
Fuentes internas del Área de Brigada Móvil de los Mossos d'Esquadra (BRIMO, el equivalente a los antidisturbios de la Policía Nacional) ya señalaron a EL ESPAÑOL su "hartazgo" de servir de "parapeto" a Torra en el otoño caliente que se está viviendo en Cataluña. Consideran que desde las esferas políticas se azuza a unos radicales que después ellos tienen que frenar en la calle.
El nuevo anuncio de Torra no hace más que reforzar ese malestar dentro de la BRIMO. Muchos de ellos se consideran el chivo expiatorio en una situación a la que el Govern no encuentra salida. Y que las autoridades políticas, en caso de escoger, optan por posicionarse frente a los radicales y no del lado del cuerpo policial. Los CDR y Arran declararon la guerra a los Mossos. Los agentes caminan por la incertidumbre de no saber dónde desemboca el camino dibujado por Torra y su equipo.