El Ministerio del Interior con el Gobierno del PP trató de hacerse con los teléfonos móviles de Luis Bárcenas que contenían mensajes comprometedores para el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Para ello y dentro de la llamada operación Kitchen, agentes de la dirección de la Policía Nacional captaron como confidente al conductor del extesorero y le pidieron que se hiciera con los terminales telefónicos que Bárcenas guardaba en casa.
El encargo quedó por escrito en una documentación, sin sello ni firma, a la que ha accedido EL ESPAÑOL. Esa documentación describe las gestiones que los agentes encargados del caso tuvieron que hacer con el conductor del Bárcenas, llamado Sergio Ríos e investigado ahora por la Audiencia Nacional. Según ha podido confirmar este periódico, en aquellas fechas la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, trataba de rescatar de los terminales los mensajes cruzados entre su marido y el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, máximo responsable del departamento del que dependía la operación secreta que ahora investiga la Justicia. Así como los mensajes de Rajoy se publicaron, los de Fernández Díaz nunca vieron la luz.
La mencionada documentación incluye un epígrafe que dice: "Recogida de teléfonos en la tienda Phone House. Preguntarle quién los recogió y en qué fechas aproximadamente". Tal y como adelantó EL ESPAÑOL, esta "gestión" vino acompañada de otras dos peticiones: que el chófer identificara a la persona con la que se reunió el 15 de agosto de 2013 y el lugar en la sierra de Burgos al que llevó a Bárcenas y su familia en varias ocasiones, ante la sospecha de que allí guardara información y documentos.
Mensajes de Jorge Fernández Díaz
En privado, responsables de la Policía e Interior con el Gobierno del Partido Popular explican ahora que la operación, sin conocimiento judicial alguno, se tramó para intentar localizar dinero oculto o documentación que el extesorero pudiera esconder de la Justicia y ponerlo después en conocimiento de los tribunales.
Pero hay dos argumentos que lo desmienten: el primero es la existencia de documentos de interés para la causa que, tal y como publicó EL ESPAÑOL hace más de tres años, nunca se entregaron en juzgado alguno. Por eso, el juez de los Papeles de Bárcenas ha abierto ahora una pieza separada para investigarlos. El segundo aspecto es la fecha en la que se produjo esta petición para conseguir los móviles, que tuvo que ser necesariamente con posterioridad al 15 de agosto de 2013.
El detalle es importante, ya que justo un mes antes se produjo el incidente informativo que más daño hizo al Gobierno de Mariano Rajoy, con esos móviles como protagonistas. El 14 de julio de 2013 el diario El Mundo publicó los mensajes personales entre el extesorero y el entonces presidente del Gobierno. En ellos, Rajoy decía frases como "Luis sé fuerte, mañana te llamaré" o "Hacemos lo que podemos".
Desde entonces, monitorizar los encuentros de Rosalía Iglesias y su entorno con periodistas fue otra de las prioridades de la "operación Kitchen". Igual que conocer los movimientos de su abogado, Javier Gómez de Liaño. Algo que nunca quedó por escrito y que tampoco fue autorizado por juzgado alguno.
Con ese objetivo, era preciso que el topo conseguido en el entorno de Bárcenas con dinero público informara de los resultados de esas reuniones, en cuanto se produjeran. O al menos de los detalles que pudiera detectar a través de las conversaciones que los miembros de la familia Bárcenas tenían después en su presencia.
En esas fechas y tras la publicación de los mensajes de Rajoy, el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, era el siguiente en la lista. El entorno de Bárcenas rastreaba los teléfonos que el exsenador había dejado en casa, antes de entrar en prisión, para encontrar mensajes entre el político preso y el ministro del que dependía la investigación. Unos mensajes que Bárcenas aseguraba tener pero que la familia nunca localizó. O al menos no se hicieron públicos.
Por otra parte, y según revela Elmundo, Bárcenas mantuvo reuniones ocultas con Mariano Rajoy y otros altos cargos del partido como Álvaro Lapuerta, Javier Arenas, Francisco Álvarez Cascos, Ana Mato o Jesús Sepúlveda. El encuentro con el expresidente del Gobierno se produjo en 2010, en mitad de la negociación por su indemnización en diferido.