Frente al independentismo catalán o a partidos como Vox, Europa. Con esa idea, Pedro Sánchez desembarcará este miércoles en Estrasburgo para un debate en la Eurocámara. Será la primera vez que acuda como presidente del Gobierno al Parlamento Europeo, una casa que conoce bien porque trabajó en ella en los inicios de su vida profesional.
Europa es hoy otra. Según el ministro de Exteriores, Josep Borrell, los que calificó como "nacionalpopulismos" pueden llegar a controlar tras las elecciones europeas de mayo hasta el 25% de los escaños de la cámara.
Si a ese escenario se suma la inestabilidad institucional en Europa, cuyo mayor exponente es la votación sobre el brexit con la que este martes el Parlamento británico tumbó el acuerdo entre el Gobierno de Theresa May y los restantes 27, la sensación de que la Unión Europea está, su existencia misma, en peligro, comienza a ser más que un temor.
Sánchez tiene previsto hacer un discurso netamente europeísta, situando al proyecto comunitario como un logro histórico que demuestra su eficacia concreta en el espacio de libertad, seguridad y derechos de los ciudadanos. El presidente tiene previsto hacer una defensa contundente del proyecto europeo, que ensalza cada vez más a menudo en sus intervenciones en España como oposición a Vox y sus propuestas.
España era, hasta ahora, una anomalía al no contar con un partido que comparte o tiene elementos de conexión con partidos como el Frente Nacional en Francia, el Fidesz de Viktor Orban en Hungría o la Liga Norte en Italia. Pero las elecciones andaluzas acabaron con esa diferencia de España con el resto de Europa. Ahora está por ver si España deja de ser una excepción por el europeísmo de su población y en la sociedad prenden actitudes eurófobas con la misma fuerza.
Los ejes del discurso de Sánchez
En su discurso ante el Parlamento Europeo, Sánchez pivotará sobre tres ejes, según fuentes de Moncloa. El primero es el de que "Europa protege" a los ciudadanos, no sólo en materia de Seguridad o Defensa, donde hay incipientes planes para avanzar en paralelo a la OTAN, sino a través de su modelo social, de sus instituciones y la garantía jurídica de derechos y libertades consolidados durante las últimas décadas. En ese sentido, Sánchez promoverá una idea que lleva años debatiéndose, la de un seguro europeo de desempleo.
Sánchez también apostará por una mayor integración económica, en línea con el europeísmo clásico que ha tenido continuidad en España al margen del color del Gobierno. En ese sentido, pedirá completar la Unión Bancaria o cerrar las negociaciones del Marco Financiero Plurianual, el paraguas presupuestario comunitario, cuyo próximo período debería durar desde 2021 a 2027.
Contra los "nacionalismos excluyentes"
Será su tercer eje el más político y controvertido. Según fuentes de su entorno, Sánchez arremeterá contra los "nacionalismos excluyentes y los populismos" apelando a los diputados a evitar que estas corrientes políticas dividan a los que creen en Europa. "Será un discurso con la vista puesta en las elecciones europeas" y advertirá del riesgo de que estos partidos lleguen a los escaños de Estrasburgo "para trabajar desde dentro y dinamitar la propia Unión".
En ese sentido, Sánchez arremeterá contra la xenofobia y las obsesiones identitarias, aunque su equipo asegura que no citará a Vox, a quien el presidente atribuye esos rasgos cuando habla en España. Tampoco citará a los partidos independentistas catalanes aunque el equipo de Sánchez confía en que su mensaje será entendido con facilidad, también en sus implicaciones españolas.
Entre otras cosas, dirá que no permitirá un paso atrás en la lucha contra la violencia de género y los derechos de la mujer, ni en Europa ni en España.
Un tono menos contundente que en el Congreso
Sánchez no hará un discurso tan contundente como el que pronunció en diciembre en el Congreso, donde relacionó brexit e independentismo catalán, explican en su entorno.
Entonces, dijo frases como estas: "Tanto el brexit como el movimiento independentista catalán caminan por vías paralelas y con retóricas similares. En ambos casos se levanta un relato de agravios inventados y magnificados por la manipulación. En ambos casos se pretende forzar a la población a tomar decisiones con una decisión binaria. Se obliga a escoger entre ser europeo y ser británico. A ser español o a ser catalán, cuando hemos convivido con esas identidades y con otras muchas a lo largo de decenas, decenas de años".
"Lo hemos visto con el brexit en el Reino Unido, Señorías, pero también aquí hemos sido testigos de este debate, alimentado por una sucesión de falacias, de ilusiones falsas y trampas dialécticas al servicio del mismo objetivo, y es negar el espacio para la moderación, para el entendimiento y para afirmar las opciones más radicales", según dijo entonces. "En el caso del brexit, como en el de quienes preconizan el desgarro interno en Cataluña, no hay ganadores. Todos son perdedores. Sobre todo, los más humildes. También los más jóvenes. Conviene tener en cuenta esa lección", dijo entonces.
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