Felipe González madrugó este jueves. Antes de las 10 de la mañana ya había concedido tres entrevistas a tres radios para explicar por qué Juan Guaidó es el presidente legítimo y Nicolás Maduro no tiene más que abandonar el poder y por qué Pedro Sánchez y la Unión Europea debería defender eso mismo.
González criticó la "usurpación del poder" hecha por Maduro al erigirse en presidente a través de un "autogolpe", que es lo que fueron para él las elecciones que no reconocieron una multitud de países. Según el expresidente del Gobierno, el por el momento inquilino del Palacio de Miraflores se aprovechó del diálogo promovido por otro expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, para "engañar a todo el mundo y para permanecer en el poder" como un "tirano arbitrario". Ahora, con la Constitución venezolana en la mano, la Asamblea Nacional y su presidente, Guaidó, deben tomar las riendas.
Las declaraciones han sorprendido en algunos sectores del PSOE, especialmente a los que apoyan los pasos dados hasta ahora por Pedro Sánchez, pero no sólo. También han disgustado a los cercanos a Zapatero, defensor del diálogo y la mediación, y a los que ven en Venezuela una confluencia de complejidades que hacen difícil, y quizás estéril, expresarse con rotundidad.
Sánchez, por su parte, ha sido cauto en el reconocimiento de Guaidó como "presidente encargado" (o interino), pero le ha dedicado elogios por su "coraje" al asumir un rol protagonista.
"Está fuera de sí"
"Felipe parece Bolsonaro", explica un diputado. "Está fuera de sí y está claro que él, como Aznar, estaba en el ajo", añade en referencia a la gira por tres radios a primera hora de la mañana.
Según esta fuente, tanto los países más antiMaduro como algunas personalidades fueron movilizadas para apoyar sin fisuras a Guaidó como presidente legítimo apenas juró su cargo ante miles de personas en Caracas. "Pero una cosa es lo que digan Felipe o Aznar y otra cómo deba conducirse el Gobierno, que tiene que concertarse con sus socios europeos y que tiene que tener en cuenta más elementos que lo que le pida el cuerpo decir".
En la intervención de González había una intención explícita: pedir que la Unión Europea reconozca a Guaidó como presidente y que España lidere esa toma de posición. A España, "le guste o no", se le presupone una autoridad mayor en asuntos de Latinoamérica por el "conocimiento añadido superior al de los demás países de la Unión", recordó González en Onda Cero.
"La única posición que puede evitar una guerra"
Sin embargo, en el Gobierno no lo ven así. "La posición de la UE es la única decente, que intenta evitar una guerra civil", explica un alto cargo del Gobierno. Y esa posición se resume en pedir elecciones libres, es decir, que sean aceptadas por la comunidad internacional, y reconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional que preside Guaidó. Eso sí, sin reconocerlo como presidente.
"Supone esperar a que las piezas caigan por su propio peso, en aplicar toda la presión internacional para que eso ocurra, siendo conscientes de que Guaidó se ha autoproclamado en una plaza en Caracas y que la UE no debe jugar a cambiar presidentes por el mundo", en palabras de otro diputado que no ve con buenos ojos la locuacidad de González.