Hace un poco menos de cuatro años, Pedro Sánchez y Susana Díaz compartieron mitin, ella como presidenta de la Junta de Andalucía y candidata a la reelección y él como líder del PSOE, en su caso con las elecciones aún a unos meses vista. La relación entre ellos ya no era buena ese día de marzo de 2015. Sánchez había sido elegido secretario general menos de un año antes, pero Díaz ya no confiaba en él. Llevaban cuatro meses sin coincidir en un acto público. Habían roto y poco a poco se iba incubando la crisis que haría estallar al PSOE como nunca antes.
"Forjemos, Susana, tú y yo, una nueva alianza con el resto de España con un Gobierno socialista en San Telmo y en la Moncloa", dijo Sánchez en referencia a las sedes de los Ejecutivos andaluz y español. "Susana, ¡tú a San Telmo y yo, a Moncloa!", proclamó. La frase sonó como un gran atrevimiento en el equipo de la andaluza. Ella ya era presidenta y él tenía todo por demostrar, empezando por que podía ganar a unas encuestas adversas. El PSOE estaba por detrás de Podemos, primer partido en los sondeos. Pedro Sánchez no tiraba.
Este sábado, en Sevilla, Sánchez y Díaz volverán a besarse y abrazarse. Sonreirán y se dedicarán cálidas palabras sobre el escenario. Hoy Sánchez es presidente del Gobierno y Díaz ha sido desalojada de la Junta de Andalucía. Si la frase la dijese esta vez la líder del PSOE andaluz, a los que les saldrían escamas es a los asesores de Sánchez, que creen que está abrasada y debe irse para que se renueve el partido en el que hasta diciembre ha sido un feudo indiscutible. La foto es la contraria (Podemos ha pasado de primero a cuarto, cuando no quinto, en los sondeos) pero la enemistad entre los dos es la misma.
La ocasión esta vez es la presentación de la candidatura a la reelección de Juan Espadas, alcalde de Sevilla, en las elecciones del 26 de mayo. Pero se convertirá, inevitablemente, en el acto de lanzamiento de Sánchez en la precampaña de las generales, que son casi un mes antes según anunció el presidente este viernes. En el acto también intervendrá Verónica Pérez, una de las personas de máxima confianza de Díaz. En las primeras filas se sentará el poderío del PSOE andaluz y algunos miembros del equipo de Sánchez, aunque en principio no los más destacados.
Pacto de no agresión
Diversas fuentes apuntan a que Sánchez y Díaz han llegado a una tregua hasta el 26 de mayo. La fundamentan en la posición de debilidad de la líder del PSOE andaluz y al mismo tiempo en su capacidad para defenderse y desestabilizar a Sánchez en caso de que se inicie una campaña contra ella. El día después de las elecciones andaluzas se esbozó esa operación cuando desde Ferraz se comenzó a pedir "renovación" al PSOE-A, pero fue abortada por el riesgo de destrucción mutua.
El entorno de Díaz desmiente cualquier tipo de pacto con Sánchez, pero lo cierto es que la voz del partido en Andalucía, primera federación por número de militantes y hasta ahora imprescindible junto con Cataluña en todas las victorias electorales de los socialistas, no se ha escuchado en las últimas semanas. Mientras cargos del partido alzaban la voz contra el "relator" y la mesa de negociación con los independentistas, el PSOE-A se echó a un lado. Frente a los que expresaban en público su opinión sobre la fecha electoral, los socialistas andaluces se limitaron a respaldar cualquier decisión que tomase el presidente Sánchez. Lo nunca visto.
El PSOE-A y el sacrificio de Díaz por Sánchez
Este viernes, el portavoz del PSOE en el Parlamento Andaluz, Mario Jiménez, llegó a calcar la teoría de Moncloa sobre Susana Díaz como sacrificio en favor de Sánchez. Según ese razonamiento, la expulsión del poder de la presidenta andaluza serviría, de rebote, para mantener a Sánchez en la Moncloa por la alarma generada por Vox y la derecha entre el electorado socialista. Lo que pasó tras el 2D, según dijo Jiménez en una entrevista, será un "acicate" para que se dé "una gran movilización del voto progresista" en toda España que "permitirá una victoria del PSOE".
Las diferencias de fondo entre Sánchez y Díaz son notables. La expresidenta cree que su derrota se debe, en gran medida, al diálogo del presidente del Gobierno con los independentistas que ella siempre ha criticado, aunque ahora el PSOE-A se cuide hasta de hacer indirectas en público. Díaz está decidida a seguir al frente del partido en Andalucía aunque en Ferraz promuevan una renovación, con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, como favorita y estrella emergente.
Sánchez, por su parte, considera que Díaz vive es una política del siglo pasado, que no lee bien la situación actual y que ha perdido la Junta de Andalucía por sus propios errores y su deslealtad para con Ferraz. Según varios miembros de la Ejecutiva federal, "Susana está muerta y no lo sabe".
Este sábado, ambos volverán a exhibir una alianza personal y políticamente contra natura de dos animales políticos que se necesitan mutuamente para no sufrir un descalabro en las urnas que acabe con sus carreras en el PSOE.
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