Ya se sabe la fecha de las elecciones generales. También los candidatos de las principales formaciones políticas y los principales mensajes de Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias.
Todos ellos han definido con claridad a sus enemigos. Los de Sánchez e Iglesias son las que denominan como "las tres derechas". El objetivo de PP, Ciudadanos y Vox es sencillamente lograr que el actual presidente no vuelva a la Moncloa tras el 28 de abril. El partido naranja lo ratificó este lunes en una Ejecutiva al decidir formalmente y por unanimidad que no alcanzará con los socialistas ningún pacto poselectoral de ámbito nacional.
¿Con quién espera gobernar Pedro Sánchez?
La pregunta no tiene respuesta. El presidente del Gobierno no la contestó tampoco este lunes por la noche, en una entrevista con TVE, la primera tras su anuncio de elecciones generales. "Lo importante en esta campaña electoral no es que digamos con quién vas a pactar o con quién no vas a pactar. Me parece que lo importante es demostrar y trasladar a los españoles qué proyecto de país tenemos", según él.
-"¿Se plantea volver a pactar con los partidos independentistas catalanes?", le preguntó Carlos Franganillo, presentador del Telediario.
"Pero es que esto de volver a pactar con los partidos independentistas es lo que yo impugno. Nosotros no pactamos con ellos", respondió Sánchez.
-"¿No cierra la puerta a contar con los apoyos de los independentistas?"
"Pero como tampoco me cierro a entenderme con Ciudadanos, con Podemos o con el PP en múltiples cuestiones, como hemos hecho durante estos últimos ocho meses. Si es lo que necesita el país es unirse en torno a los grandes proyectos que tenemos por delante", dijo el presidente.
Las encuestas que marcan el debate
Varias encuestas dibujan, con más o menos holgura, la posibilidad de que PP, Ciudadanos y Vox sumen 176 escaños, la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Ahora, el centroderecha no está en realidad tan lejos. En 2016, las candidaturas de PP y Ciudadanos lograron juntas un total de 169 escaños, 12 más que las de PSOE y Unidos Podemos, que sólo han sumado mayoría gracias a los 17 parlamentarios independentistas de ERC y el PDeCAT. Con que la irrupción de Vox sirva para movilizar aún más a la derecha, en plena competición interna ante una oferta ampliada, la operación estaría al alcance de Casado, Rivera y Abascal.
Sin embargo, aunque hay sondeos que no dan al centroderecha mayoría absoluta, no hay ninguno que otorgue la cifra mágica de los 176 escaños al PSOE con su aliado más obvio, Unidos Podemos, en caída libre. Tampoco al PSOE con Ciudadanos. Ningún dirigente socialista de los consultados por este periódico ve posible alguna de estas dos alianzas para una investidura, y mucho menos una conjunta a tres, como Sánchez intentó en marzo de 2016. Con Podemos, porque la suma se quedará de nuevo muy corta, debido entre otros motivos a que el PSOE sube a costa del partido morado, afectado también por una inquietante desmovilización. Con Ciudadanos, por el veto de Rivera y la total ausencia de mano tendida por parte del PSOE.
Por si acaso, Rivera se ha encargado de dejar que no apoyará a Sánchez ni aunque llegase a un pacto sobre medidas clave para el partido naranja. Los puentes están rotos. O bien Rivera no se fía de Sánchez o bien ha detectado que el descontento con él en la calle es muy grande y que su electorado no entendería ahora que Ciudadanos se plantease pactos a izquierda o a derecha, convirtiéndose en bisagra.
¿Con quién espera gobernar Pedro Sánchez?
Una cosa es lo que digan los candidatos y otra muy distinta cómo gestionen los resultados electorales. El problema para Sánchez es que lo que digan los partidos sobre los pactos puede condicionar directamente los resultados al marcar la campaña.
Tras una legislatura de diálogo del Gobierno con el independentismo y la incidencia que pudo haber tenido en la expulsión del PSOE de la Junta de Andalucía, PP, Ciudadanos y Vox centran buena parte de sus mítines en el riesgo de que Sánchez gane las elecciones y vuelva a mirar a ERC y PDeCAT. Sánchez no rehuye el debate, y no tiene más remedio que contestar diariamente a muchas preguntas, como este lunes se vio de nuevo en TVE. Sin embargo, Cataluña no ocupó un lugar central en su anuncio de convocatoria electoral. Tampoco en los dos mítines del fin de semana, en Sevilla y Mérida. La campaña de Sánchez apuesta por reclamos clásicos de la izquierda: las medidas sociales como elemento positivo y el miedo a la derecha por su efecto movilizador.
Barones socialistas no quieren confrontar con Cs
"Pedro no es muy listo, porque si quiere seguir en Moncloa le conviene que sea con Ciudadanos. Pero si durante la campaña se hace imposible, luego estará atado de pies y manos", ha dicho en privado un presidente autonómico socialista. "A mí este me cae fatal", explica en relación a un rival naranja, "pero no puedo ir contra él. Si no, ¿cómo nos vamos a entender si nos necesitamos?", explica.
En esa posición están varios presidentes autonómicos, especialmente Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Ximo Puig (Comunidad Valenciana), Javier Lambán (Aragón) y en menor medida Guillermo Fernández Vara (Extremadura), mientras que en Madrid, el candidato Ángel Gabilondo tiene un perfil tan poco agresivo con Ciudadanos que nadie duda de que el pacto no sería difícil, de haber voluntad.