El Rey Felipe VI ha subrayado este miércoles que "es inadmisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho", ya que, sin respeto a la ley no hay "convivencia, ni democracia, sino inseguridad, arbitrariedad" y "quiebra de los principios morales y cívicos de la sociedad".
"Que no hay libertad sin leyes se ha sabido siempre, así como que sin leyes no puede haber democracia", ha dicho el jefe del Estado al recibir el Premio Mundial de Paz y Libertad (World Peace and Liberty Award) que concede la Asociación Mundial de Juristas.
Felipe VI ha pronunciado un largo discurso en el que ha puesto en valor que el respeto al Estado de Derecho en democracia es la garantía de los derechos y libertades, y también el fundamento de la convivencia en paz, en línea con la Declaración de Madrid que han adoptado los alrededor de 2.000 juristas de 67 países reunidos en Madrid.
"El Derecho no puede hacerlo todo, pero también es cierto que sin Derecho no puede hacerse nada que sea legítimo, duradero, racional y seguro", ha ilustrado.
"Realidades inseparables"
Y ha dejado claro que democracia y Estado de Derecho son "realidades inseparables" y defender una implica necesariamente defender al otro. El Rey ha hecho hincapié en que la Constitución es la guía de todos sus actos, y la "independencia y neutralidad de la Corona" es su "compromiso cívico con España, al servicio de la democracia y la libertad".
Felipe VI ha recibido el galardón visiblemente emocionado, acompañado por la Reina y después de un elogio que ha corrido a cargo del expresidente Felipe González. El auditorio reunido en el Teatro Real ha celebrado la entrega con un largo aplauso y vivas al Rey y a España.
Un derecho "justo"
En su discurso, ha incidido en que "el Derecho es el mejor camino para el logro y el mantenimiento de la paz", un Derecho que sea "justo" y formado por normas e instituciones "que impidan los excesos del poder, protejan a las minorías, amparen a los más necesitados y aseguren por igual las libertades ciudadanas".
Además, ha remarcado que "frente al totalitarismo, la tiranía y la demagogia, que tanto mal han hecho ya en el pasado, hay que proclamar y defender la legitimidad del pluralismo político, social, territorial, religioso o cultural y fomentar la convivencia y la tolerancia".
Y ha añadido que convivencia y tolerancia sólo pueden darse en torno a un consenso básico alrededor de unos valores y principios comunes, que solo piden ser la dignidad de la persona, los derechos humanos y los valores propios del Estado de Derecho.
Vivir juntos
Convivencia, ha dicho, es vivir "juntos y no separados, unidos y no enfrentados", con respeto mutuo y no con uniformidad, pero sí partiendo de que los desacuerdos y discrepancias que surjan de esa pluralidad deben resolverse "conforme a Derecho".
El Rey ha interpretado el premio no solo como una distinción a su persona y a la Monarquía Parlamentaria, sino como reconocimiento a la democracia española, a quienes fueron artífices de la Transición y la Constitución y a quienes siguen velando por su vigencia.
Y ha personificado ese homenaje en el expresidente Felipe González. "Una generación cuyo sentido de la historia de España y su visión de futuro han sido la base de nuestra convivencia democrática", ha dicho.
Fortaleza democrática
El Rey ha reconocido que la democracia española "ha tenido que hacer frente a dificultades serias y graves", pero ha añadido que "la España constitucional ha demostrado su fortaleza democrática, sus firmes principios y sus convicciones sólidas y profundas".
Y se ha mostrado convencido de que el Estado, la Corona y la "inmensa mayoría del pueblo español" no escatimarán esfuerzos para que siga siendo así.