Pedro Sánchez lo explica en su libro. En el congreso del PSOE que lo eligió secretario general por primera vez, en 2014 pesaron "los aparatos y no la militancia". Aunque a los poderes regionales del partido también los elegían los militantes, Sánchez se encontró con un gran contrapoder que dificultó sus decisiones. "Obtuve el cargo de secretario general, pero esa élite no me concedió la legitimidad política para ejercerlo. Durante dos años y dos meses esa interinidad que algunos habían decidido para mi mandato volvía frágiles mis decisiones y mi posición en la dirección política del partido", explica.

Tomás Serrano

 

La situación hoy es muy distinta y Sánchez tiene un gran control del partido. Ahora, el principal aparato es él, personalmente. Tres son las circunstancias que refuerzan su capacidad de decisión. Como líder del PSOE, su victoria en el último congreso dejó a los que no convence sin demasiadas ganas para oponerse a él. Aunque en teoría los afiliados proponen a los candidatos, es el equipo de Pedro Sánchez, a través de la Comisión de Listas, y el Comité Federal nutrido por aliados al secretario general quien tiene la última palabra.

Como presidente del Gobierno, su poder se ha reforzado. Las encuestas sonríen al PSOE, que podría subir más de 20 diputados frente a los 84 que tiene. 

Como candidato a unas elecciones generales del 28 de abril que llegarán poco menos de un mes antes que las europeas, municipales y autonómicas en 13 comunidades, a los barones críticos se les han acabado las ganas de plantar batalla por miedo a represalias. Si el orden fuera el inverso, alguno se lo habría planteado al no tener mucho que perder. Pero quienes se juegan el futuro el 26 de mayo son muchos de los barones críticos y alcaldes afines.  

Sánchez hará, según confirman todas las fuentes consultadas, unas listas a su medida al Congreso de los Diputados y al Senado que eviten que en la próxima legislatura el grupo parlamentario pueda volvérsele en contra. Ferraz quiere acabar con las explosivas reuniones de grupo que se han producido en los últimos años, de las que, aún siendo a puerta cerrada, trascendían las trifulcas internas.

Una depuración de las listas, llamada "renovación" por la Ejecutiva, unida al control del partido, hará prácticamente imposible que, llegado el caso, el PSOE adopte una decisión como la de investir a Mariano Rajoy. El escenario poselectoral es, de nuevo, incierto, y nadie descarta un bloqueo institucional, pero el control de Sánchez de Ferraz y de las candidaturas le permitirá pilotar la estrategia sin ser desalojado. 

Lo mismo ocurrirá con su continuidad al frente del PSOE. "Todas las encuestas lo dicen. Vamos a ganar las elecciones. Y eso te da un plus de legitimidad muy grande. Al día siguiente, ya se verá", explica uno de los ministros más cercanos a Sánchez. En Ferraz no se descarta la posibilidad de que, aún ganando, el centroderecha sume y alcance el poder con Pablo Casado o Albert Rivera como candidato. En ese caso, ¿tendría que dar Sánchez un paso atrás?

La referencia está en Andalucía: Susana Díaz ganó las elecciones con un 28% de los apoyos (el PSOE, en las últimas generales, logró un 22%) y ha esgrimido su condición de ganadora de las elecciones para quedarse. Aunque haya perdido la Junta de Andalucía que durante casi cuatro décadas tuvo presidente socialista. Con el control del partido logrado en 2017 y con unas listas renovadas, Sánchez tiene un colchón más que suficiente para tratar de seguir al frente del PSOE y volver al Congreso como líder de la oposición. Especialmente si el PSOE se convierte en la primera fuerza. 

El 17 de marzo, una Ejecutiva y un Comité Federal aprobará definitivamente las listas a las Cortes Generales. Antes, se celebrará una Comisión de Listas, órgano que preside José Luis Ábalos, secretario de Organización del partido. 

En el grupo parlamentario socialista muchos no saben aún si repiten, pero todos dan por hecho que habrá una amplísima renovación. La bancada ya se renovó ampliamente en las últimas elecciones y el número de veteranos se redujo considerablemente. Ahora, la renovación no será una cuestión de edad sino más bien de lealtad a Sánchez. 

Los 17 ministros podrán ir en las listas si quieren. El PSOE les dará la oportunidad, según confirmaron fuentes del partido esta semana. No parece que todos quieran engrosar las candidaturas, pero muchos sí lo harán, desplazando a personas del partido. En Andalucía se da por hecho un pacto entre Díaz y Sánchez que respete a los principales puntales del jefe del Ejecutivo y reserve algunos puestos a la andaluza a cambio de no generar más inestabilidad y no iniciar una operación de renovación también en la dirección regional del partido. Otras federaciones, como Castilla-La Mancha, Aragón o la Comunidad Valenciana, creen tener menos margen aún que Andalucía.

Algunos diputados ya han anunciado que no aspiran a repetir porque, entre otras cosas, están seguro de que no lo lograrían. Los ejemplos más claros son los de Soraya Rodríguez (Valladolid) y José María Barreda (Ciudad Real). La salida del exportavoz Antonio Hernando, ahora diputado por Madrid, se da por hecha, así como la de Isabel Rodríguez  (Ciudad Real), que será candidata a la Alcaldía de Puertollano, o Pilar Lucio, próxima presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear. El desembarco de cargos del Gobierno, entre ministros, secretarios de Estado y delegados del Gobierno, utilizando el argumento de poner en valor la gestión, acabará por dar a Sánchez el control total del grupo parlamentario.