El cocinero César Román, apodado Rey del Cachopo ha escrito una carta al juzgado en el que se declara inocente de matar a su pareja, la joven hondureña Heidi Paz, y ahonda en su teoría de la conspiración por la que un grupo de sicarios de la droga vinculado a agentes de la Policía terminaron con su vida y después la descuartizaron.
Sin aportar más datos al juzgado, asegura que su pareja, cuyo torso se encontró semicalcinado en agosto pasado dentro de una maleta, participó en dos robos de droga a traficantes y se dedicaba a la venta de cocaína. El restaurador, detenido como principal sospechoso del crimen, plantea desde hace meses una teoría que le separa del asesinato. Para sostener su relato, Román ha mantenido que aportará nombres, datos y lugares sobre esta presunta mafia cuando la seguridad de su hija esté garantizada. Y parece, por una carta que ha remitido al juzgado de Violencia de Género que lleva su caso, que ha llegado el momento.
El 20 de enero, César Román envió una carta desde el centro penitenciario de Soto del Real, donde se encuentra en prisión preventiva. En la carta pide comparecer de nuevo ante la jueza que lleva el caso para aclarar el asesinato "en el que no participé ni tuve nada que ver".
Según esta versión, tanto Román como su pareja pidieron dinero a unos prestamistas vinculados con el mundo de la droga en mayo de 2018. Un grupo que puso presuntamente una pistola en la cabeza a la joven. Ocurrió "en un piso situado en la Comunidad de Madrid", refleja el escrito.
Solo en la capital hay más de 1,6 millones de viviendas. "Esta misma persona (sin identificar) estaba presente, también armado con una pistola, en una reunión el día 13 de agosto de 2018 junto a la Glorieta de Cádiz, junto a otros miembros del grupo y que dio origen a mi huida de Madrid", continúa la carta al juzgado. Justo ese día, cuando César Román reconoce que se marcha, aparece la maleta con el torso de su pareja en una nave industrial alquilada por él.
"Cocaína de variedad escorpio"
Román declaró ante la jueza el pasado 20 de diciembre. Allí, puso ya sobre la mesa esta teoría de una red criminal que habría matado a su pareja por un tema de dinero, pero sin aportar un solo dato concreto. Todo indica que ahora va modelando la historia en función de los datos que aparecen en el sumario. Así, en su carta desde prisión, explica por ejemplo que uno de esos hombres pudo ser la persona que el portero de la finca describió saliendo de la nave donde apareció el cuerpo de Heidi Paz.
Román alude así a una de las piezas que no cuadran de la investigación: la declaración del portero del inmueble, que mantiene que la mañana que acudieron a la nave los bomberos alertados por un pequeño incendio y encontraron la maleta con el cuerpo, vio salir del local a una persona con indumentaria de trabajo que le aseguró que el humo lo había poducido una instalación eléctrica, y que ya estaba subsanado. El testigo mantiene que esa persona no era César Román.
En lo que no escatima datos El Rey del Cachopo es en vincular a la víctima del crimen -que entonces era su pareja- con el tráfico de drogas. "En el campo de la distribución de estupefacientes (cocaína de la variedad escorpio concretamente) está su participación en al menos dos vuelcos (robos de cocaína a otros grupos de narcotraficantes) que se produjeron con anterioridad y que tuvieron lugar en La Cañada Real y el barrio de San Blas de Madrid". Román asegura en su escrito que la joven descuartizada tenía planeado dar otro golpe "en Madrid en el mes de julio o agosto". Es decir, en los meses anteriores a su muerte.
Pese a las palabras del principal investigado, no existe por el momento en la causa un solo indicio de que la joven hondureña tuviera relación con esta mafia. Ni siquiera de la existencia real de este grupo, que según Román mantiene "relaciones estables de colaboración con miembros del Cuerpo Nacional de Policía de las comisarías de Usera, Arganzuela y Móstoles, algunos de los cuales puedo identificar".
Queda ahora que la jueza le cite de nuevo para que pueda aportar esa información prometida en varias ocasiones, pero que no acaba de llegar.