Juicio al 'procés' | La última palabra de Junqueras: "La mejor solución es devolver el asunto al terreno de la política"

"Visto para sentencia", pronuncia Marchena. Termina el histórico juicio del 'procés' y comienza la deliberación del tribunal.

Turno de Carles Mundó, que anticipa que será breve: "Creo en la política y creo en la justicia, esenciales para fortalecer una sociedad democrática. Así lo he entendido y lo he practicado, respetando siempre el papel de cada uno de los poderes. Estamos a tiempo de encontrar los caminos que nos alejen de los callejones sin salida. Nunca es tarde para las soluciones. Espero que todo el mundo sepa estar a la altura del momento". 

Terminado el receso, inicia su alegato final Meritxell Borràs. Lo hace emocionada, citando a su padre y más nerviosa que sus compañeros. "Después de la larga noche de la dictadura, se introdujo el concepto de nacionalidad histórica en la Constitución. Aún así, la voluntad de mejorar nuestro gobierno persistía. Pero en esta ocasión, tampoco pudo ser. Esto provocó insatisfacción. (...) Yo entré en política para dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos de Cataluña. Nuestro capítulo es sin duda uno más en esta historia de supervivencia de nuestro país, Cataluña. Votamos sin querer imponer nada a nadie, escuchando a todo el mundo y a partir de ahí, decidir. Nuestro programa de Gobierno no fue discutido por la Junta Electoral ni ningún otro estamento, de ahí que quisiéramos un referéndum sin gasto público. (...) Yo estuve en Cataluña esas fechas y no hubo clima de violencia ni de insurrección. Hay un conflicto político, que no es poco, pero ni a mí ni a ninguno de mis compañeros se nos pasó por la cabeza la idea de la violencia, y lo mismo puedo decir de Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y Carme Forcadell. (...) Soy positiva y quiero pensar que en democracia sabremos encontrar entre todos el camino para una solución dialogada que nos pueda satisfacer a todos".  

El exconsejero díscolo con Puigdemont afirma que "no comparto que España sea una democracia como otras de Europa". "Nada de leyenda negra en España, nada de fatalidades", ha parafraseado Vila a Santos Juliá. El acusado ha pedido al Tribunal que "con su sentencia contribuya a mejorar la situación". 

El exconsejero de Empresa catalán Santi Vila, que renunció a su cargo, ha afirmado que "el acuerdo con el Gobierno de España estuvo a punto para evitar el colapso del 1 de octubre, hasta el último día, hasta el último momento. Pero no fue posible. No porque pidiéramos imposibles, sino porque entre todos rompimos el marco de confianza necesarias en una democracia madura". "En ningún caso dimití porque pensaba que mis compañeros incurrirían en alguna ilegalidad, sino frustrado porque constaté que el president no estaba en condiciones, no podía o no quería convocar elecciones al Parlamento encuadradas en el derecho", revela Santi Vila. 

Cuixart afirma que en el juicio del procés "la extrema derecha, el fascismo, está acusando a los demócratas" y afirma que "el Rey renunció a hacer su papel de concordia con el mensaje del 3 de octubre de 2017 al no denunciar la violencia por parte del Estado".

"¿De verdad piensan que una sentencia conseguirá que los catalanes no persigan la autodeterminación?", ha preguntado Cuixart al Tribunal, que ha despedido su alegato final afirmando: "Lo volveremos a hacer".  

El líder de la entidad independentista Òmnium Cultural afirma que el juicio del procés es "un juicio a la democracia", contra "derechos fundamentales". Cuixart agradece en su última palabra a las personas que salieron a la calle el 1-O a votar "sabiendo que les iban a pegar". 

"Sí, lo hice, y lo vuelvo a hacer hoy aquí. Catalanes, catalanas, movilización permanente, pacífica y democrática", ha llamado el líder de Òmnium. "Nos dedicamos a hacer lo que hace la gente, protestar, y parece que lo que se busca es que dejemos de protestar. No vamos a hacerlo". 

Cuixart afirma que "es una desobediencia civil en toda regla". "Cuando una población ejerce su desobediencia civil está desarrollando su compromiso con la sociedad y es uno de los instrumentos más eficaces que tiene una sociedad", ha dicho Cuixart.

Bassa defiende que "tampoco podíamos desoír la demanda del 80% de la población que pretendía votar. Desobediencia hubiera sido presentarnos con un programa y no haberlo cumplido. Nosotros lo hemos cumplido. Si en algún momento hubo tensión política, siempre creí que era un problema político transitorio. Siempre he rechazado la violencia y jamás la he promovido. No encontrarán nada: ni una palabra, ni una argumentación, ni ninguna entrevista que haga referencia a la violencia o la haya promovido. Pido una sentencia absolutoria y mi libertad para esperar la sentencia en casa", ha dicho Dolors Bassa.

"Pertenezco a una generación en la que nuestros abuelos nos hablaban del procés en Cataluña. Todos sabemos que la historia no se escribe en los libros, porque la escriben los poderosos, pero sí se transmite de abuelos a nietos. No quiero que mi nieta oiga hablar de un Procés contra Cataluña. Su sentencia será el rincipio de una solución para muchas personas. Su sentenecia no será solo mi libertad, sino la libertad en mayúscula de muchas generaciones", ha dicho la exconsejera de Trabajo. 

"Con 478 días de mochila, de un encarcelamiento, en una celda, en una prisión. A veces me he escandalizado, indignado y entristecido. Siempre por las acusaciones, que han hablado de hechos que pueden ser ciertos o no, pero nunca de derechos o vulneración de derechos. En mi opinión, hablar de un desorden público de una persona concreta no debería ser imputable a un gobierno", defiende Bassa. 

La expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha afirmado en su turno de última palabra que "las acusaciones se han empeñado en diferenciarla del resto de miembros de la Mesa del Parlament" e "incriminarme, meterme donde se pudiera con una férrea voluntad de incriminarme".

Forcadell sostiene que "yo no tenía nada que ver con el Gobierno (catalán". Afirma que "no se puede querer convertir la Mesa del Parlament en un órgano censor. La censura no puede entrar en el Parlamento. Para preservar la libertad de expresión de los parlamentarios existe la inviolabilidad parlamentaria", afirma Forcadell, definiéndola como "la base de la libertad y la separación de poderes".

El expresidente de ANC, Jordi Sánchez, se ha dirigido directamente al Tribunal y, mediante un poema de Joan Maragall, ha deseado a los magistrados "toda la luz para esa sentencia".

También se ha dirigido a la Fiscalía para apelar a un sentimiento de culpa: "Cuando a la noche cierran la luz, son conscientes de que no han hecho lo que tocaba", les ha dicho. Deseándoles "lo mejor".

Sánchez se ha reivindicado como un político que ha renovado su compromiso por la independencia de Cataluña.

El expresidente de la Asamblea Nacional Catalana se presenta como "víctima de una injusticia causada por el Estado" y defiende que "no hay ni ideas ni principios que deban ser silenciados por un poder que amenaza el derecho de reunión, asociación o manifestación", en referencia al Estado español. Sánchez ha reivindicado la "no violencia" frente a un "Estado represivo, a la violencia de Estado". 

El líder de ANC se queja del "uso y abuso de la prisión preventiva que la Fiscalía utiliza para presionar a cambio de declararse culpables". "Les pido, ustedes que pueden, que hagan lo posible por que España avance en calidad democrática", ha dicho al Tribunal.

El exconsejero Josep Rull ha reivindicado el camino abierto por Carles Puidgemont para "dar una respuesta a los catalanes" y recupera la frase de un vecino de Tarrassa para explicar al Tribunal cuál es el "problema de Cataluña". Esa frase dice: "Nosotros no tuvimos miedo de la dictadura, ¿vamos a tener miedo ahora de la Democracia?". Rull afirma que "con sus resoluciones, ustedes han decidido que no pueda ver crecer a mis hijos, pero no van a impedir que les deje algo extraordinariamente valioso, que haya defendido unas ideas nobles. Que luche por un país libre, por una república independiente. Después de nosotros siempre vendrán más. No existen suficientes cárceles para encerrar el anhelo de libertad de un pueblo", ha dicho Rull.  

El exconsejero Josep Rull comienza su turno de última palabra dirigiendo unas palabras a cada uno de los miembros de su familia en catalán por su "apoyo", también a sus abogados, a quienes ha agradecido que hayan actuado "como un bálsamo y hayan entendido su compromiso". Su defensa, Jordi Pina, ha estado a punto de soltar unas lágrimas. 

Igual que Turull, Rull ha afirmado estar acusado de rebelión como un "castigo" por no haber renunciado a su actividad política. 

El exconsejero Jordi Turull afirma en su turno de última palabra que "la Política en mayúscula ha pasado a mejor vida y no precisamente por nosotros. Descabezándonos a nosotros no se va a descabezar el independentismo", ha dicho. "Todo el mundo sabe que no es así cómo se va a solucionar dicho conflicto. Los que estamos aquí sentados somos meros instrumentos del clamor que se vive en Cataluña y no al revés como aquí se intenta sostener. Los catalanes no son ovejas y la violencia nunca ha formado parte de su código de conducta ni del mío". 

El exconsejero catalán Jordi Turull ha acusado a la Fiscalía de "querer retroceder años en derechos" y a todas las acusaciones de tener "mentalidades autoritarias". "En este juicio también está en juego la amplitud que damos a los derechos y libertades fundamentales, porque de admitir la interpretación que hace la Fiscalía, retrocederíamos a tiempos impertérritos", ha dicho el exconsejero, que defiende que lo que juzgado fueron decisiones legales. "El origen de toda esta causa y los hechos juzgados tienen sólo una raíz, que es política".

Forn defiende que "los Mossos nunca recibieron instrucciones por parte mía para dejar de actuar como Policía Judicial". "Hoy vuelvo a solicitar la libertad, he dado pruebas de mi voluntad de colaboración. El 2 de noviembre fui a declarar a la Audiencia Nacional. Volví de Bruselas y fui a declarar sin apenas tener tiempo de reunirme con mi abogado, convencido de que no he cometido ningún delito y asumiendo mi responsabilidad como consejero de Interior. He podido cometer errores, pero en ningún caso comprometiendo la seguridad de los catalanes", defiende Forn.

El exconsejero catalán de Interior defiende que "en ningún momento escondimos nuestra voluntad de celebrar el referéndum", que define como una "manifestación en favor de las libertades, la democracia y el derecho a decidir. Los ciudadanos no acudieron a votar abducidos por el Gobierno catalán como se ha intentado decir", afirma Forn. "Estamos ante este tribunal como castigo al desafío político del referéndum". "Los gobernantes responsables no deberían reaccionar judicializando un conflicto político sino buscando soluciones políticas", afirma Forn en la misma línea que Junqueras y Römeva. Defiende que nunca se utilizó la violencia, sino el pacifismo de "una sociedad catalana que siempre ha rechazado cualquier utilización de la violencia".

Romeva también defiende que la solución a la cuestión catalana es la Política en su último alegato: "Esas personas no van a cambiar su decisión por lo que aquí ocurra. Seguiremos con el verbo sereno pase lo que pase. Seguiremos mirando a los ojos de nuestras hijas y nuestros hijos con dignidad. La dignidad con la que millones de personas en todo el mundo se baten para defender sus derechos. Nos encontramos ante una oportunidad. Por el bien de todas y de todos deberíamos poder convertir en una respuesta que nos permita seguir avanzando desde la confianza, el respeto y el conocimiento de las opiniones de cada uno", ha dicho. 

El exconsejero Raül Romeva reclama en su última palabra su "derecho a protestar" y se reivindica como representante de "los más de dos millones de personas que quieren votar". Vuelve a defender que "hacer un referéndum no es delito". 

Romeva ha acusado a la Fiscalía de tener un "sesgo ideológico en absoluto disimulado" "Por repetirlo mil veces una mentira no se convierte en verdad", ha dicho, y ha acusado a las acusaciones de hacer un mal uso del concepto de odio: "Las acusaciones han querido construir un marco mental en relación con un odio contra España, contra lo español y contra el Estado. No solamente ello es falaz, es que además es irresponsable. No han podido argumentar ni una sola prueba del odio de quienes estamos aquí sentados. Si tuvieran el empaque de empatizar con los dos millones de personas que quieren formar una república catalana, con las miles de cartas que recibimos y leemos en la soledad de nuestras celdas, verían que no es el odio lo que mueve a estas personas. El odio nunca ha construido nada, no sirve nada más que para alimentar a quienes viven ese odio. Lo que sienten estas personas es la frustración e incomprensión de ver cómo el Estado sigue sin ofrecer una respuesta política", ha defendido.