Pablo Iglesias volvió. Lo hizo este sábado en un acto multitudinario y cargado de simbolismo en una de las plazas fetiche para Podemos: en la que se erige el museo Reina Sofía, en Madrid. Por cómo fue promocionado y organizado, podría parecer que el líder morado volvía de luchar en un conflicto bélico en el que había corrido graves riesgos, pero en realidad se reincorporaba a la vida pública tras un permiso por la paternidad de sus dos primeros hijos. Dio igual. El acto pretendió ser un gran golpe de efecto que marcase la actualidad. Como en el principio de Podemos lograba a diario el propio Iglesias.
El líder de Podemos trata de recuperar la épica en uno de los peores momentos para la formación política. Las encuestas auguran un descalabro en toda regla en las elecciones generales y las luchas internas han hecho que muchos de los grandes referentes de la organización hayan marcado distancias con Iglesias o directamente se hayan ido. La lista es larga (Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Luis Alegre, Ramón Espinar y esta misma semana Pablo Bustinduy) y comienza por todos los principales fundadores, excepto Juan Carlos Monedero, que no ocupa ninguna responsabilidad orgánica pero que accedió al escenario al lado de Iglesias.
Para recuperar la emoción de los primeros compases de Podemos, Iglesias volvió a las ideas fuerza de los primeros compases de Podemos. Sin citar el concepto, habló todo el tiempo de la casta, a la que ahora ha cambiado por "los poderosos".
Los poderosos y la prensa
"Hay 20 familias en este país que tienen más poder que cualquier diputado. Apellidos como Ortega, Botín, Pérez, Fainé mandan más que cualquier diputado", denunció. Habló de las compañías eléctricas, de las grandes multinacionales, de los fondos buitre o de los consejos de administración, citando en dos ocasiones a "SSS, Soraya Sáenz de Santamaría", que acaba de fichar por el despacho de abogados Cuatrecasas. Según él, de todo lo que ha dicho, probablemente los medios retirarán estas alusiones al estar amordazados por esos intereses.
También tuvo palabras específicamente para la prensa. "Los propietarios de los medios de comunicación privados tienen más poder que cualquier diputado y diputada", dijo. El único periodista concreto al que citó fue a Pedro J. Ramírez, director de EL ESPAÑOL, por un artículo en el que se informaba de las medidas del pacto de Presupuestos entre Iglesias y Sánchez asegurando que el acuerdo daría lugar a las cuentas públicas más de izquierdas de la democracia. Lejos de defenderlo como un mérito de su documento, Iglesias lo criticó en su mitin como un ataque.
Luego, cargó contra "los dueños de Atresmedia y Mediaset" y pidió el voto para plantarse ante ellos. Sin embargo, tras su vuelta, la primera entrevista que Iglesias concedió fue a La Sexta, perteneciente al grupo Atresmedia, conglomerado en el que Podemos ha tenido durante años, especialmente desde su nacimiento, un inmejorable altavoz.
Los lados y Carmena
Iglesias no dijo, como en sus comienzos, que "el miedo va a cambiar de bando", pero sí habló de "lados". "Hemos cometido muchos errores, hemos dado vergüenza ajena en algunos momentos, pero nunca, nunca, y eso lo saben los de arriba, nos hemos equivocado de lado".
Incluso habló de los "lados" para atacar a Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid. Tras decir que está "orgulloso" de haber contribuido a que llegase a la alcaldía en 2015, Iglesias expresó su amargura por que Carmena haya fundado una nueva plataforma junto a Íñigo Errejón, al margen de Podemos, para presentarse a las elecciones. "Me voy a permitir preguntar a la alcaldesa a quién va a votar en las elecciones generales", dijo. "La gente no va a tolerar que alguien se ponga de medio lado y no diga a quién va a votar", advirtió.
Según él, la impresión de que Podemos está en horas bajas, algo que se refleja en las encuestas, es sencillamente mentira. "Estamos más cerca que nunca. Nos podéis empujar a un Gobierno. No renunciamos a nada. Vamos a trabajar hasta el final. Dadnos el poder suficiente para que puedan cambiar las cosas", pidió, a voz en grito.
Constitucionalista
Los "difíciles momentos" por los que atraviesa Podemos, según él mismo reconoció, son una conspiración de los poderosos que quieren acabar con ellos porque es el único partido que los puede meter en vereda y que cumplan la Constitución.
Para tal efecto, Iglesias sacó un ejemplar de la Carta Magna en un evidente golpe de efecto. Comenzó a leer los artículos de la Carta Magna que no se cumplen, entre ellos los de la igualdad salarial, la protección del medio ambiente, el derecho a la vivienda o la redistribución de la riqueza.
Sin embargo, poco después dijo que en España hay "presos políticos", en referencia a los responsables del procés independentista que están siendo juzgados ante el Tribunal Supremo... precisamente por no hacer caso al Tribunal Constitucional.