Son cerca de tres meses de parón, en los que miles de expedientes de jubilados españoles que quieren ingresar o hacer cambios en el programa de viajes subvencionados que dependen del Imserso están en un limbo. En lugar de figurar en el sistema informático, se acumulan en las mesas y las instalaciones de la institución pública ¿El motivo? que el concurso público para procesar esta información e informatizar cada documento expiró a finales de 2018 y todavía no ha sido renovado.
Según la normativa vigente, todos los beneficiarios del programa de termalismo (208.500 jubilados según sus propias cifras) deben renovar cada año su inscripción en el programa. En el caso de los viajes turísticos, estas peticiones solo deben cursarse si el beneficiario pide lo que se llama "un cambio de lote", es decir: si quiere cambiar entre las ofertas de turismo interior, en costa o en las islas españolas.
En lo que va de año y según estimaciones de la propia plantilla, la institución acumula entre los dos programas miles. Algunos funcionarios explican incluso que se les ha ofrecido días libres a cambio de que sean ellos mismos quienes metan a mano esa información en el sistema.
Por el otro lado, el colapso comienza a llegar a los balnearios que dependen de este sistema. De hecho y según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, una veintena de establecimientos, con centros como el de Font Vella o Comarruga comienza a sentir el problema de la falta de reservas. Un fenómeno que se vive según las mismas fuentes en la mayoría de los centros termales de Valencia o Cataluña y que tiene preocupado sobre todo a los pequeños empresarios del sector termal, que dependen de este programa subvencionado para paliar la falta de clientes en temporada baja.
Otro contrato con retraso
La falta de procesado informático de estas peticiones incide directamente en los nuevos peticionarios, cuyos datos no están en el sistema, y en todos aquellos jubilados con intención de disfrutar del programa de termalismo en los próximos meses, ya que muchas de las renovaciones enviadas no se encuentran todavía incluidas en la base de datos del sistema.
Además, el Imserso tiene otro problema pendiente, la renovación del contrato estrella, el programa de viajes turísticos que arranca cada año en septiembre con 63 millones de euros de presupuesto, pero que necesita de al menos dos meses para que la institución pública negocie con los distintos operadores. En este caso y como ya publicó este diario, las fechas se echan encima del Ministerio, del que depende casi un millón de jubilados.
El pasado jueves la ministra del ramo, Reyes Maroto, aseguró que el Imserso tendría los pliegos del contrato preparados antes de las elecciones. Es decir: en tres semanas. Pero los cauces habituales dictan lo contrario. El pliego se encuentra a la espera de un informe de la Comisión Nacional de la Competencia que debe validar su articulado.
Luego, debe ser el letrado de la Seguridad Social quien lo valide y en tercer caso, la intervención pública del organismo. Después debe ser aprobado por la Secretaría de Estado y finalmente publicado en la plataforma de contratación pública. Como plazo habitual, cada uno de estos pasos puede llevar una semana de trabajo. Ahora, además de las elecciones, está la Semana Santa de por medio, por lo que en realidad, el Ministerio de Sanidad cuenta sólo con dos semanas hábiles.
Como ejemplo y para comparar los plazos, el último contrato en vigor sobre el programa de viajes para mayores arrancó el 5 de febrero de 2015 y terminó su licitación el 25 de noviembre del mismo año, nueve meses después de los primeros pasos. En este caso, los pliegos todavía no están ni presentados. Si aplicamos los mismos plazos, la tramitación administrativa se iría al mes de enero del año que viene. Sin embargo, es posible que el plazo se agilice, ya que la media de la Administración para licitar un contrato de este tipo es de seis meses. Eso, siempre que el procedimiento vaya rodado y no haya impugnaciones por parte de los contendientes.