"¿Debatir con Vox?", le preguntaron la semana pasada a José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE y coordinador del Comité Electoral del partido, en una entrevista en 20 Minutos. "Es una amenaza democrática, una alternativa neofranquista y un problema de la derecha. A nosotros electoralmente nos podría venir bien, pero al país no", dijo.
Unas horas después, el PSOE anunció que Pedro Sánchez sólo aceptaba acudir a un debate electoral: sería a cinco, con los líderes del PP, Podemos, Ciudadanos... y Vox. Sería en Atresmedia, el grupo de comunicación que engloba a Antena 3, La Sexta y Onda Cero. Entre el debate a cinco con Santiago Abascal y uno sin él y a cuatro, como había propuesto RTVE, Sánchez eligió a Vox. Según él explicó en una entrevista en Antena 3, a él no le gusta Vox, pero existe y hay que debatir con él.
La Junta Electoral decidió este martes frustrar ese debate a cinco, previsto para el próximo martes y muy promocionado por los organizadores. ¿El motivo? La ley electoral obliga también a los medios privados, no sólo a los públicos, a "respetar los principios de pluralismo e igualdad", así como los de "proporcionalidad y neutralidad" en sus debates. Varios recursos, entre ellos el de Coalición Canaria, con más representación en el Congreso que Vox, llevaron a la Junta Electoral a concluir que el debate no sería ni plural, ni daría a los partidos condiciones de igualdad ni proporcionalidad.
El precedente que no es tal
En 2015 hubo un debate con Podemos y Ciudadanos sin que éstos estuvieran aún en el Congreso de los Diputados, pero ya se habían presentado a otras elecciones, como las europeas o las municipales, obteniendo más del 5% de los votos frente al 0,1% de Vox en las últimas generales. Con la ley en la mano y hasta que se cambie, o Atresmedia invitaba a un buen puñado de partidos con más votos que Vox, o no podría invitar a Vox.
Atresmedia adaptó su propuesta a un debate a cuatro, idéntico al que había propuesto RTVE y rechazado Sánchez, haciendo escoger al presidente entre el grupo de comunicación, muy poderoso (y que editó su libro, según le recordaron en las redes sociales) o la televisión pública.
La decisión de la Junta Electoral desbarata la apuesta del PSOE en el debate electoral, consistente con toda su línea de campaña e incluso su estrategia desde antes de que se convocasen las elecciones. Sánchez fía la movilización de su electorado, el voto útil desde Podemos al PSOE y la vuelta de los que se fueron a Ciudadanos al miedo que provoca Vox. Eso y la defensa de sus políticas sociales conforman el grueso de su campaña.
PSOE, parte del éxito del Vox
En ese sentido, alertar contra Vox lo pone en el mapa y hay en el PSOE quien cree que parte del éxito de Santiago Abascal reside en que Sánchez lo ha puesto en el mapa de tanto criticarlo. Que Pablo Casado despliegue un discurso más duro que el de Mariano Rajoy y que Albert Rivera haya formalizado su veto a Sánchez hacen el resto, según razonan en las filas socialistas.
El PSOE se preparaba para la segunda foto de Colón, la de Abascal, Casado y Rivera juntos. Días después de la primera, Sánchez anunció la fecha de las elecciones. Días después de la segunda, el líder socialistas espera ganarlas.