Zouhair El Bouhdidi, 23 años, había encajado los detalles para llevar a cabo su masacre. Estaba dispuesto a perder la vida si con él arrastraba al mayor número de víctimas mortales. Se había marcado la Semana Santa de Sevilla como objetivo, pese a que sus planes aún estaban en un estado embrionario. La explosión hubiera tenido consecuencias fatales: muertes y heridos, el simbolismo de la religión, la inminencia de las elecciones generales... pero el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) frustró el golpe. La tenacidad en el seguimiento y una llamada a tiempo, claves en el operativo.
Los movimientos de Zouhair El Bouhdidi llamaron la atención de los servicios secretos españoles. Este joven estudiante de 23 años era, en realidad, un individuo altamente radicalizado que albergaba los planes más siniestros. Llevaba años residiendo en Sevilla y planeaba dar el golpe en plena Semana Santa, cuando en la ciudad se agolpan cientos de miles de turistas.
Hay un punto que une a Zouhair El Bouhdidi con los terroristas de Barcelona y Cambrils, que asesinaron a 16 personas en agosto de 2017. El yihadista de origen marroquí planeaba atentar con un artefacto explosivo de fabricación casera, conocido como la madre de Satán; el mismo que los asesinos de Cataluña almacenaban en una casa de Alcanar y que estalló de forma accidental.
La 'madre de Satán'
Los elementos para construir la madre de Satán -su nombre técnico es el de TATP-, se pueden encontrar en tiendas industriales y químicas. Los terroristas de Cataluña habían fabricado una gran cantidad con la intención de atentar contra la Sagrada Familia de Barcelona. Durante meses, los yihadistas de Barcelona y Cambrils adquirieron el material necesario y fueron elaborando el elemento explosivo, siguiendo las instrucciones que habían adquirido a través de diversos manuales terroristas.
Desde entonces, las autoridades españolas estrecharon los controles sobre los elementos químicos e industriales que se emplean para la elaboración de la madre de Satán. Producir esta bomba -o pretenderlo- sin llamar la atención es cada vez más difícil.
En un momento dado, el CNI y la Comisaría General de Información de la Policía Nacional recibieron una alerta sobre ciertos movimientos sospechosos. Los servicios secretos siguieron la pista y dieron con Zouhair El Bouhdidi, especialmente activo a través de Internet. Entre ambos, desarrollaron un dispositivo de seguimiento en torno al joven, e incluso activaron la red de confidentes que pudieran tener algún contacto con él. Las pesquisas del CNI y de la Policía Nacional avanzaron con éxito y pronto comprobaron que sus sospechas eran fundadas.
Los servicios secretos marroquíes
Las relaciones entre Madrid y Rabat atraviesan un buen momento. España se ha consolidado como principal socio comercial de Marruecos y la colaboración en materia de seguridad e información ha generado beneficios mutuos en los últimos años. Los servicios secretos marroquíes manejan informes muy detallados en materia de yihadismo: su proximidad cultural con Oriente Medio es un valor destacado para tener acceso a datos concretos.
Esa buena relación bilateral se ha traducido en movimientos conjuntos de ambos servicios secretos. Como contó EL ESPAÑOL, el CNI llevó en el norte de Siria una campaña de interrogatorios a yihadistas sobre sus vínculos con España; movimientos que efectuaron de la mano de sus socios marroquíes.
Aprovechando esa buena relación, el CNI contactó con Rabat. El intercambio de información fue fundamental para estrechar el cerco en torno a Zouhair El Bouhdidi. También para tener conocimiento de que el yihadista había cruzado la frontera con Marruecos en vísperas de esta Semana Santa. De acuerdo a los informes de inteligencia, ultimaba los detalles y se despedía de su familia antes de perpetrar el atentado en Sevilla.
Con todos esos elementos, el Ministerio de Interior solicitó la detención de Zouhair El Bouhdidi en Marruecos. Operación coordinada por el Juzgado Central de Instrucción número 4 y por la Fiscalía de la Audiencia Nacional que estalló este miércoles, frustrando las intenciones terroristas contra la Semana Santa sevillana. Un atentado que hubiese estado cargado de un fuerte simbolismo: por el número de víctimas, por el ataque en un escenario cristiano, por la inminencias de las elecciones generales, por la reivindicación de los grupos yihadistas sobre Al Ándalus...
Las pesquisas en torno a Zouhair El Bouhdidi aún no se ha dado por concluida. Los primeros indicios apuntan a que no tendría una red de apoyo, si bien los investigadores tratan de determinar la red de contactos que habría mantenido en los últimos meses. No se descartan más operaciones.