Oculto con un capuchón, su imagen dio la vuelta al mundo al anunciar el "cese definitivo de la actividad armada" de ETA. Una escenificación con la que la banda terrorista buscaba una salida a su medio sigla de existencia y asesinatos. La Guardia Civil, no obstante, no olvidó su nombre. David Pla fue detenido en septiembre de 2015 junto a su pareja y también dirigente etarra, Iratxe Sorzabal. A este pamplonés se le considera el último gran jefe de la banda, quien desde la cárcel francesa de Osny ha dado las últimas órdenes a los miembros de la organización. Pero han pasado tres años y medio y, pese a estar pendiente de una euroorden de España aún no resuelta, este jueves quedará en libertad. Una gran fiesta le espera para ser aclamado con honores de gudari.
David Pla Martín (1975) creció entre las calles de Pamplona al fragor de unos tiempos marcados por el auge de ETA, de la violencia de la kale borroka, de organizaciones paralelas que no eran otra cosa que tentáculos de la banda terrorista. Aquel mundo le sedujo, formó parte de Herri Batasuna desde 1995, dirigió la banda juvenil Jarrai y pronto dio el salto a Francia para integrarse en las filas de la organización.
Era un hombre que se ganó la confianza de la dirección de ETA desde el primer momento. Sólo así se entiende las misiones que le encomendó la banda terrorista: él constituyó el comando Aragón, el mismo que en 2001 descerrajó en Zaragoza varios disparos por la espalda al presidente del PP en la Comunidad, Manuel Giménez Abad, en presencia de su hijo. Fue detenido y condenado a seis años por pertenencia a banda armada.
El 'frente de abogados'
Su paso por prisión no le redimió. Al contrario, allí conoció todos los engranajes del equipo de abogados que trabajaba para ETA, conocido como frente Halboka. Los tribunales, con el tiempo, han demostrado que los letrados constituían el verdadero sistema arterial de la banda, dando instrucciones a los miembros encarcelados y controlándolos con mano férrea.
David Pla llegó a ser el jefe de esta estructura. Sus compañeros le llamaban Mintxo, en clave. Daba las instrucciones desde Francia y fue escalando puestos dentro de ETA a medida que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado iban desarticulando una cúpula terrorista detrás de otra (especialmente dolorosa para la banda fue la detención en 2010 de Mikel Kabikoitz Karrera, Ata, un histórico dentro de la banda pese a su juventud).
La operación Pardines
Así, llegamos hasta el momento de la asfixia a la banda: acorralada, la dirección asume que no le queda más salida que rendir sus estructuras armadas. Fue David Pla el que, acompañado de su pareja Iratxe Sorzabal y de la también dirigente Izaskun Lesaka, leyó el comunicado ante las cámaras, según reflejan informes policiales. Encapuchados y sin mostrar el rostro. Izaskun Lesaka fue detenida en el año 2012 en la localidad francesa de Mâcon. A David Pla e Iratxe Sorzabal les llegaría el turno el 22 de septiembre de 2015.
La Guardia Civil, en colaboración con las autoridades francesas, estalló ese día la operación Pardines. Un golpe cargado de simbolismo: José Pardines, agente del Instituto Armado, fue la primera víctima de ETA. Pla y Sorzabal fueron detenidos en la localidad francesa de Baigorri junto a otro dirigente, Ramón Sagarzazu.
Las misión de Pla entre rejas
A David Pla se le condenó por un delito de integración en banda terrorista e ingresó en la cárcel de Osny, muy próxima a París. Desde allí ha gestionado los últimos rescoldos de ETA. Su obsesión ha sido la de encontrar una justificación al medio siglo de asesinatos, secuestros y extorsión de la banda terrorista. Pese a estar entre rejas, él ostentaba la máxima responsabilidad de la organización; sus subordinados apenas reconocían la autoridad de David Urdin, a quien se le consideró heredero del entramado terrorista y que aún está en libertad.
Su principal esfuerzo en los últimos años ha sido el de mantener la cohesión en el frente de cárceles de ETA. David Pla ha coordinado los comunicados en los que ponía fin a la trayectoria de la banda y ha llamado al orden a aquellos versos sueltos que aún abogaban por tomar las armas.
El entorno de ETA considera que esos son méritos suficientes para recibirle este jueves, día que queda en libertad, con una gran fiesta. El ongi etorri ["bienvenida", en euskera] tendrá lugar en la localidad francesa de Ciboure. Honores para recibir al gudari que ha gestionado los últimos estertores de la banda.
En cualquier caso, David Pla estará sometido a un control policial, a la espera de que se resuelva la euroorden emitida por las autoridades españolas en 2011.