La norma dice que, una vez el Rey propone a un candidato a la presidencia del Gobierno, el presidente del Congreso de los Diputados es quien convoca el pleno para debatir y votar. La realidad política es distinta, como pudo comprobarse este miércoles. Los periodistas amanecieron con un mensaje, remitido por el PSOE a las 7:34 de la mañana, en el que se anunciaba que Pedro Sánchez se reunirá el próximo martes con Meritxell Batet, la presidenta de la Cámara Baja, "para fijar una fecha para la investidura". Unas pocas horas después, Batet se limitó a confirmarlo.
Las elecciones fueron el 28 de abril. Sánchez fue propuesto por el Rey candidato a la investidura el 6 de junio y sólo el 2 de julio, casi un mes después, comunicará qué día se somete a la investidura, aunque fijar la fecha corresponda formalmente a la jefa del Legislativo. La ausencia de plazos legales para la convocatoria del pleno y la tradicional cortesía con la que todo candidato suele tratado por parte de los presidentes del Congreso, especialmente los de su partido, hacen que Sánchez sea el que maneja los tiempos. Él dirige las negociaciones y marca los plazos.
Al parecer, no hay mucha prisa. No hay constancia alguna de que el PSOE haya emprendido una negociación sobre medidas políticas con ninguna formación política, salvo el Partido Regionalista de Cantabria, que tiene un diputado y un acuerdo ya firmado. Sánchez no ha ofrecido nada a PP y Ciudadanos, a los que reclama la abstención que le permitiría ser investido sin otros apoyos.
Bloqueo con Unidas Podemos
Tampoco consta que haya negociaciones programáticas con Unidas Podemos. Con Pablo Iglesias todo se centra en la estructura del Gobierno y en qué partido ocupa los distintos escalones del poder. Unidas Podemos exige ministerios y el PSOE los niega, ofreciendo a cambio niveles inferiores sin especificar. Tampoco hay prueba alguna de que los socialistas estén negociando con otros partidos, como los nacionalistas e independentistas, para completar la suma con Unidas Podemos que per se es insuficiente.
La investidura parece ir para largo. Tanto es así que ya se habla sin rubor de postergar una negociación real a septiembre o incluso de una repetición electoral. Tras el anuncio (sobre el anuncio) hecho este miércoles, se espera que Batet fije finalmente el martes que viene la fecha del debate de investidura a sabiendas de que podría ser fallida.
Así funciona el reloj de la democracia
En el momento en el que se produzca la primera votación de investidura, para la que Sánchez necesita una mayoría absoluta que se antoja improbable, se pondrá en marcha el llamado reloj de la democracia. Si en dos meses desde esa primera votación ningún candidato es elegido por mayoría absoluta o mayoría simple (más votos a favor que en contra), se repetirán las elecciones. Pero la repetición no será inmediata. Según la ley electoral, enmendada tras el último período de bloqueo, en 2016, habrá que sumar otros 47 días para preparar los comicios. Como pronto, las elecciones podrían celebrarse el 27 de octubre. Y si el resultado de las urnas sigue sin deparar una fórmula de Gobierno clara y viable, vuelta a empezar.
Por ese motivo, para fijar la fecha del primer pleno de investidura, especialmente sin apoyos claros a la vista, hay que pensar ya en que las elecciones puedan repetirse. Si no se elige cuidadosamente la fecha del pleno de investidura, los comicios podrían caer en un día laborable. Bien lo sabe Patxi López, que en su breve presidencia del Congreso, en 2016, convocó el pleno y luego se vio obligado a modificar la fecha para garantizar que las elecciones fuesen en domingo.
22 o 29 de julio
El PSOE ha asegurado que Sánchez se someterá a la investidura en julio. Fijar el comienzo del debate para el día 8 se antoja demasiado precipitado, según las fuentes consultadas. Significaría convocar a los diputados con menos de una semana de antelación, algo poco habitual, y no dar tiempo a que continúen los contactos entre partidos en aras de una votación exitosa.
Dejarlo para la siguiente semana tiene un inconveniente. Si hay que repetir las elecciones, éstas serían el domingo 3 de noviembre, coincidiendo con el fin de un puente de carácter nacional, el de Todos los Santos, con el viernes 1 festivo en todo el país.
Fuentes de la Moncloa aseguran que, si hay repetición electoral, será con toda probabilidad "en noviembre". Entre otras cosas, porque Sánchez quiere tiempo para negociar. Cree que el reloj está de su lado. Esta semana, sin ir más lejos, Ciudadanos se ha roto por su postura en torno a la investidura y en el PP comienzan a surgir voces que piden a Pablo Casado que lidere una abstención.
Elecciones en noviembre
Eso deja tan solo dos opciones para el primer pleno de investidura, que debería celebrarse la semana del 22 o del 29 de julio, dentro casi de un mes. Así, las elecciones, en caso de que se repitiesen, serían el domingo 10 o el 17 de noviembre. El calendario es validado por Moncloa como realista, a la espera de la decisión final.
Por supuesto, Sánchez cree que no será necesario ir a nuevos comicios pero está también convencido de que tanto a él como a Casado no les iría mal en ellos. Por ese motivo, en el PSOE creen que las posturas de los demás partidos se irán suavizando en cuanto el reloj vaya marcando las horas decisivas.
Como desde la primera votación de investidura hay dos meses para elegir presidente antes de ir a las urnas, estaríamos ante un verano de negociaciones. Pablo Iglesias, el líder de Unidas Podemos, ya lo augura al asegurar que el Gobierno de coalición "está más cerca de lo que parece, aunque haya que esperar dos meses y medio".