"Pablo Iglesias no está ofendido, porque la negociación no pasa por ofensas. Pero es entendible que el resto del partido lo esté. El presidente del Gobierno lo ha agredido". Fuentes cercanas al líder de Unidas Podemos no ocultaron este jueves su decepción con la última toma de posición de Pedro Sánchez en la que vetó la entrada de Iglesias en el Gobierno. Según Sánchez, es "el principal escollo" para que la negociación entre ambas formaciones pueda llegar a buen puerto antes de el debate y votaciones de investidura, la semana que viene.
Desde Podemos se busca no ofrecer a Sánchez una respuesta airada, aunque es más que evidente que es lo que les pide el cuerpo. "Es un insulto", resume un miembro del Consejo de Coordinación en referencia a la entrevista concedida por el candidato socialista. "Tenemos que tener paciencia con Sánchez. No caben las mayorías absolutas y de eso el PSOE se tiene que dar cuenta. Queremos ser optimistas y pensar que de aquí a septiembre llegará a esa conclusión", explica otra fuente, en este caso un portavoz oficial.
Iglesias quiere evitar a toda costa una imagen de agresividad que tanto perjudicó a su imagen pública años atrás y que el PSOE cultiva comparándolo con el líder que echó a la cara de Sánchez "la cal viva" de los GAL en el Congreso. Iglesias es otro y, en realidad, su serenidad se percibe con nitidez para el que le siga los pasos.
No sólo se ve en que esgrime la Constitución constantemente, ni porque usa corbata en las entrevistas en las que bromea con cortarse la coleta a cambio de entrar en el Gobierno, sino porque cree que Sánchez tratará de hacer del posible fracaso de las negociaciones una cuestión personal. Este jueves ya aseguró que Iglesias es el problema y que es muy difícil confiar en él, pero que sí sería posible con otros miembros de Unidas Podemos en el Gobierno.
Una oferta para que Iglesias la rechace
La estrategia parece evidente, creen en Podemos. Sánchez hizo una oferta a Iglesias que sabe que no puede aceptar, que cuestiona su liderazgo, que podría erosionarlo mientras Íñigo Errejón coquetea con el lanzamiento de un partido nacional, buscando pelea.
En ese contexto enmarcan en Podemos los continuos llamamientos a PP y Ciudadanos para que se abstengan. Incluyen una carta a los diputados del PP o el reconocimiento, este jueves por boca del propio Sánchez, de que le pidió a Rivera que fijase el precio de su abstención. "Parece que quiere un "no" la semana que viene, que no haya Gobierno de izquierdas o unas elecciones", razonan en la formación morada.
De Iglesias, nada se supo en todo el jueves. La única reacción ante la prensa fue la de Yolanda Díaz, diputada de Galicia en Común, que pidió a Sánchez que se siente a negociar y aseguró que en ningún caso los dos líderes han hablado de cargos, a pesar de que el líder socialista promete que eso se ha llevado "el 99,5%" del tiempo de sus conversaciones, cinco cara a cara y varias por teléfono.
Las únicas reacciones oficiales llegaron a través de Twitter. "Es obvio que vetar a Pablo Iglesias es vetarnos a todos. Es vetar a Unidas Podemos, a todos sus dirigentes y a sus 3,7 millones de votantes. Igual que vetar a Pedro Sánchez sería EXACTAMENTE LO MISMO que vetar al PSOE. Pedro Sánchez veta a Unidas Podemos. Ese es el titular real", dijo Pablo Echenique. "Hoy el Presidente del Gobierno ha llegado a decir que Pablo Iglesias no defiende la democracia. No todo vale, y menos entre fuerzas políticas que aspiran a gobernar juntas y por tanto, a respetarse y entenderse. Sanchez debe rectificar", dijo por su parte Irene Montero, la portavoz parlamentaria.
Un cambio en Sánchez, pero un veto "pésimo"
Fuentes del equipo de Iglesias sí advirtieron un "cambio" y, aunque en principio lo consideraron un "avance", luego aclararon que sólo se referían a que ahora tienen más información, incluyendo alguna positiva. Sánchez dijo el lunes que ya no tenía nada más que negociar con Iglesias y el jueves cambió de idea para asegurar que mantiene su oferta "hasta la semana que viene". Ya habla de "coalición" abiertamente y, además, no insiste en ministros "de perfil técnico".
Eso es un avance, pero lastrado por un gran retroceso: el veto que consideran "pésimo". "No habrá acuerdo si no se levanta el veto a Iglesias", explican desde su entorno. "Iglesias no puede dar un paso atrás porque no se puede empezar una negociación con ningún veto".
Según Podemos, "Sánchez ha disparado muchas balas, algunas no muy planificadas". Pero no creen que la entrevista de este jueves, en la que aseguró que Iglesias no defendería "la democracia española" como vicepresidencia, sea una de ellas. Lo ven una estrategia premeditada.
"Paciencia, paciencia, paciencia", dicen desde Unidas Podemos, resignados a que la investidura irá a septiembre y decididos a no dar, de aquí a entonces, argumentos con el que Sánchez pueda acusarlos de intransigencia.