Subinspector Garrido, acuchillado en la playa: "Quiso matarme, si eso no tiene pena de cárcel..."
"Se me ponen los pelos de punta con el vídeo", detalla el policía atacado en Punta Umbría; la Fiscalía ha rebajado las peticiones de pena a los acusados.
23 agosto, 2019 04:08Noticias relacionadas
Al subinspector Antonio Garrido se le ponen "los pelos de punta" cuando ve el vídeo del ataque. Lo vio al salir del hospital en el que le atendieron, cuando las imágenes ya habían saltado a los informativos de toda España. "Empleó toda su fuerza para matarme". En el cuello, junto al corazón, al lado del pulmón, en la mano y en el codo; cinco navajazos que, por poco, no alcanzaron ningún órgano.
El jefe de la Policía Local de Punta Umbría (Huelva) aún no sabe ni su "estado psicológico": "Quizá me vengo abajo más adelante, por ahora me mantengo bien". Pero en todo el suceso hay algo que no comprende. Por qué la Fiscalía, en el juicio derivado de la agresión, ha rebajado su petición de penas a los tres acusados, incluido el agresor.
De cuatro años de cárcel para el individuo que propinó las cuchilladas, la Fiscalía pasó a pedir dos. "Como siga así, voy a tener que pagarle yo lo que ha estado en la cárcel", afirma con ironía el subinspector Garrido en conversación con EL ESPAÑOL.
Los hechos
Vayamos a los hechos. El pasado 7 de agosto, siete agentes de la Policía Local de Punta Umbría intervinieron en la playa contra los vendedores ambulantes ilegales. Antonio Garrido distingue entre los vendedores que, con permiso, ejercen su trabajo de forma legal, y los que venden comida y bebidas sin ninguna licencia. Aquella intervención se centraba sobre estos últimos.
El ambiente ya era tenso. "Los conocemos bien -detalla el policía-. Son personas que vienen de fuera para hacer el agosto, okupan una vivienda en verano y hacen su dinero de forma ilegal. Es un problema, porque venden pasteles, camarones... que guardan todo el día en una furgoneta que está al sol".
Según el testimonio del subinspector, el pasado 1 de junio sufrió un intento de atropello por parte de uno de estos vendedores ilegales. Los agentes también han sido atacados con el lanzamiento de latas y botellas.
"Pero nunca pensábamos que llegaríamos a algo así". Los vídeos de los ciudadanos que estaban en la playa muestran cómo fue el ataque; el subinspector detalla cómo lo vivió él:
"No esperaba ese ataque por la espalda de esta persona. En el suelo sabía que cualquier navajazo me podía dejar en el sitio. Es un hombre fuerte, que pesa mucho y que tiene mucha fuerza. Él empleaba toda esa fuerza para matarme. Hay mucho 'gracias a que...' que frustró lo que podía haber sido, pero desde luego no fue porque no quiso. Mis compañeros estuvieron muy rápidos, yo me escabullí…".
Al agente lo trasladaron al Hospital Juan Ramón Jiménez. Él mismo llamó a su familia en el trayecto para tranquilizarles: "Estoy bien". En el centro clínico le atendieron de las cinco cuchilladas, propinadas con una navaja de grandes dimensiones: "Sorprendentemente, no tenía ningún órgano dañado".
Heridas complicadas, pero "cariño desbordante": "Por Facebook, por WhatsApp, por llamadas o correo electrónico. Desde todos los puntos de España ¡Y también del extranjero!".
El juicio
Los tres acusados declararon en el Juzgado de lo Penal 1 de Huelva. Eran el propio agresor, su hermano y un bañista que obstaculizó a los policías en el operativo. Todos ellos admitieron su participación en los hechos.
Fue entonces cuando la Fiscalía rebajó la pena que solicitaba para el vendedor ambulante: de cuatro años de cárcel a dos años por un delito de lesiones en concurso ideal con el atentado a agente de la autoridad; sin antecedentes, el acusado no llegará a pisar la prisión. ¿Los motivos de la rebaja? Las circunstancias personales del agresor. Con una discapacidad, tiene un hijo de corta edad y espera otro.
La Fiscalía, además, rebajó su petición para el hermano del agresor a seis meses de cárcel; al bañista, a una multa de 540 euros.
"Me han apuñalado vistiendo uniforme en plena playa, a las dos de la tarde, a cara descubierta y con cientos de personas alrededor -reflexiona el subinspector-. Si eso no tiene pena de cárcel ni es ejemplarizante, no sé cuál va a ser el siguiente paso".
Antonio Garrido echa de menos el "apoyo de la Justicia" para aquellos "que visten uniforme y que se juegan la vida en la calle". También lamenta "el apoyo de la gente" a los vendedores ambulantes ilegales, que dificulta en exceso la labor de los agentes: "Es uno de los mayores problemas".
El lunes se conocerá la sentencia contra los acusados. Y en septiembre, el subinspector visitará a un psicólogo para afrontar el suceso: "La verdad es que no sé ni cómo me encuentro".