El PSOE ya ha puesto en marcha su maquinaria electoral y lo ha hecho desde Nueva York. Desde allí, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha cargado con dureza contra Unidas Podemos, a los que ya no considera su "socio preferente" y califica como una formación de "extrema izquierda".
Así lo ha dejado claro en una entrevista en la CNN donde se ha mostrado convencido que las elecciones generales del 10-N van a ser "una enorme oportunidad" para que España logre un "periodo de estabilidad". Además, está convencido de que los votantes tienen ahora más información que en los anteriores comicios "cuando no sabía que la extrema izquierda iba a rechazar por cuarta vez en cuatro años la formación de un Gobierno progresista".
Con este ataque directo a los de Iglesias, Sánchez replica la estrategia que el PSOE puso en marcha en julio de 2015 para desgastarles de cara a las elecciones generales de ese mismo año. El por aquel entonces secretario general de los socialistas acusó a Podemos de "estar utilizando la crisis y el sufrimiento en Grecia para obtener un beneficio electoral que no se va a producir" y les llamó "extrema izquierda" por primera vez.
Con este calificativo Sánchez busca convencer, según ha declarado en la CNN, de que él hizo "todo lo posible" para lograr Gobierno y que "no fue posible", no por él sino por el resto de formaciones.
Este cambio de "socios preferente" a "extrema izquierda" no ha gustado en el seno de Unidas Podemos. Uno de los primero en criticarlo ha sido Pablo Echenique, que ha utilizado las redes sociales para lanzar una sarcástica encuesta. "Podemos es de "extrema izquierda", Pablo Iglesias no defiende la democracia, regular los alquileres es muy intervencionista y la monarquía representa los valores de la Segunda República. ¿Quién lo dijo? Albert Rivera, Pedro Sánchez o Pinocho", ha escrito.
Tampoco le ha sentado bien a Alberto Garzón, que cree que este cambio de Sánchez "es debido a su progresiva derechización". "Desde allí todo se ve muy a la izquierda", ha añadido.