Es una de las noticias del año. Fue sedición. La Sala Penal del Tribunal Supremo ha condenado por ese delito a los 12 acusados de impulsar la independencia unilateral de Cataluña en el otoño de 2017. Cuatro de ellos han sido considerados responsables de delitos de sedición y malversación de fondos públicos.
La condena más severa, según la sentencia, es para el exvicepresidente Oriol Junqueras, 13 años de cárcel. Es el político de mayor rango juzgado por el proceso soberanista en ausencia del expresident Carles Puigdemont, que se dio a la fuga tras ser destituido por el Gobierno de España en aplicación del artículo 155 de la Constitución, en octubre de 2017.
Tras conocerse la sentencia del procés y las condenas a los 12 acusados de impulsar la independencia unilateral de Cataluña, EL ESPAÑOL ha salido a la calle para preguntar a los ciudadanos su opinión sobre la decisión de la alta sala. El debate ha dividido a lo largo de toda la jornada a políticos de toda condición y signo. Mientras para los representantes de Vox se trataba de una sentencia insuficiente, los partidos y colectivos independentistas han convocado manifestaciones por toda Cataluña en protesta por las condenas.
El juicio se alargó durante cuatro meses. Interrogatorios a los acusados, a los testigos de las partes, el análisis de las pruebas periciales... Tras esos cuatro meses, han tenido que pasar otros cuatro, en los que los siete miembros de la sala se han sentado a deliberar y a redactar, posteriormente, una sentencia que se alarga por espacio de 500 páginas, medio millar de folios en los que el juez Manuel Marchena y el resto de la sala desmontan punto por punto la "quimera" independentista.
La sentencia del Supremo deja ahora en manos del servicio penitenciario de Cataluña la decisión sobre el modo en que los 9 condenados a prisión cumplirán sus respectivas penas. La Fiscalía solicitó al alto tribunal que ninguno de ellos pudiera acceder al tercer grado penitenciario (régimen de semi libertad) hasta haber cumplido la mitad de la pena. Pero el Supremo ha desechado esta exigencia y abre así la puerta a que el régimen abierto sea una realidad para los condenados. De ese modo, algunos de ellos podrían ir a visitar a sus familias en Navidad, al descontar los dos años que llevan en prisión preventiva.
Colapso en el aeropuerto
Las manifestaciones y paralizaciones de trenes y aviones no se han hecho esperar. Cataluña está revolucionada tras la sentencia, un veredicto que no comparten algunos ciudadanos catalanes.
En las entrevistas a pie de calle, surgen toda clase de opiniones: para unos se trata de una condena relativamente blanda, un castigo insuficiente para los acusados; las penas, dicen deberían haber sido más altas. Para otros, se trata de una "atrocidad", puesto que "defendían su derecho de protesta". En cualquier caso, la sentencia ya ha sido dictada. Ahora toca cumplirla.