Cuando en 1973 Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno durante la dictadura, fue asesinado por ETA y su coche voló por los aires en la calle Claudio Coello de Madrid, el régimen tuvo que improvisar su entierro. No había protocolo. Con Francisco Franco, que murió en la cama tras 36 años como dictador, todo quedó "atado y bien atado", como él había dicho sobre su sucesión años antes.
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El 23 de noviembre de 1975 se celebró en la plaza de Oriente un multitudinario funeral al que acudieron los pocos mandatarios extranjeros que no mantenían a España estrictamente aislada en el concierto internacional. Entre ellos estaban el chileno Augusto Pinochet, que había dado su propio golpe de Estado dos años antes, el rey Hussein de Jordania o el vicepresidente de EEUU, Nelson Rockefeller. Un camión condujo al Valle de los Caídos el cuerpo del dictador. Y allí quedó enterrado.
Hasta este jueves para la Historia.
Han pasado 16.041 días. 2.291 semanas. 527 meses y casi 44 años desde que Franco fuese enterrado, con todos los honores y centenares de coronas, en el mausoleo que él había mandado construir y en el que participaron miles de obreros, muchos de ellos presos políticos. Lo más curioso es que él no ordenó ser enterrado allí sino que la decisión la tomaron los máximos dirigentes de la época, entre los que estaban el entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, y el propio rey Juan Carlos I. El monumento es conocido, sobre todo, por acoger hasta este jueves los restos de Franco, pero es en sí mismo todo un monumento, un símbolo del régimen, de la concepción del Estado y de su imbricación con la Iglesia católica.
Una pesada losa se colocó sobre la caja, sellada, que este miércoles pasará su última noche en la basílica que atienden monjes benedictinos.
Sánchez y la Historia
Pedro Sánchez, el primer presidente del Gobierno nacido de una moción de censura, el primero en comandar un partido que no ganó las elecciones y el primero en ser forzado a dimitir antes de ser aclamado por sus bases, es el principal artífice de la exhumación.
La prometió en junio de 2018, días después de llegar a la Moncloa. Inició el proceso en agosto de ese mismo año con un Real Decreto-Ley que reglaba el proceso, y desde entonces se ha visto sometido a un sinfín de trabas judiciales puestas por la familia Franco, que ha recurrido en todas las instancias hasta ser reprendido por algún tribunal por su insistencia. Una sentencia del Tribunal Supremo dictaminó en septiembre que lo que quería el Ejecutivo y avaló el Legislativo sin votos en contra, tenía el placet del Poder Judicial. Tres poderes tan distintos, con una mayoría clara en el seno de cada uno de ellos. Franco tenía los días contados.
En las últimas semanas en las que se ha hecho irreversible el proceso, los partidos de centroderecha han tratado de evitar la cuestión. Late en ellos la idea de que es contraproducente criticar a Sánchez por este asunto a riesgo de ser asociados con los nostálgicos del franquismo. Esos sí alzan su voz, fundamentalmente desde Vox, para arremeter contra el presidente socialista. "Me alegra que la izquierda española por fin haya decidido enterrar a Franco", ha dicho la portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo. Una crítica más que medida.
Podemos e independentistas, críticos
Otros partidos, como Unidas Podemos y los independentistas, en teoría más antifranquistas que nadie, han criticado la decisión de Sánchez. La consideran electoralista, Pablo Iglesias ha propuesto posponerla hasta después de las elecciones y los partidos independentistas consideran que es una cortina de humo para no hablar del procés. Para ellos, Franco ha pasado a ser "la momia", una manera de ridiculizar el gesto simbólico de su exhumación, para la que hay acreditados más de 500 medios de todo el mundo.
"Nosotros vamos a reivindicar esta victoria no como propia, sino de la democracia española y tienen que sentirlo así hasta los que consideran que esta victoria no les pertenece", dijo Sánchez este miércoles en un mitin en Zamora. Para él, puede ser su entrada en la Historia. Lo demás, se dirimirá el 10 de noviembre con el Valle de los Caídos sin su inquilino más famoso.