Las algaradas vividas en Barcelona son un preludio de los planes que Tsunami Democràtic y los Comités de Defensa de la República (CDR) tienen previstos a medio plazo. Ambas organizaciones han esbozado un calendario de protestas y manifestaciones inspirados en otros movimientos internacionales, como los chalecos amarillos franceses. El objetivo: librar una “guerra de desgaste” que obligue al Gobierno de Sánchez a negociar.
En términos policiales se denomina a esa situación como “empate técnico”: perpetuar una situación de crisis para forzar a un órgano legítimo y de mayor poder a sentarse a la mesa. Esa es la pretensión que persiguen los grupos más radicales independentistas tras hacerse pública la sentencia del procés, detallan fuentes de Seguridad del Estado a EL ESPAÑOL.
La intención es que la tensión política se haga palpable día tras día. En cierto modo, viene ocurriendo desde el 1 de octubre de 2017, con la celebración del referéndum ilegal; pancartas, lazos amarillos y manifestaciones se suceden desde entonces. Pero ahora se pretende dar un paso más, que las protestas callejeras dejen de ser puntuales para convertirse en crónicas habituales. Y con ellas, arrastrar a los sectores sociales más independentistas.
De Chile a Hong Kong
El espejo está al otro lado de la frontera. Las protestas de los chalecos amarillos han puesto en jaque a las autoridades francesas y su presidente, Emmanuel Macron, tuvo que ceder ante algunas de sus pretensiones. Fuentes policiales detallan que entre canales de difusión independentistas también circulan imágenes relacionadas con las últimas protestas en Chile o con las de Hong Kong.
Las mismas fuentes detallan que Tsunami Democràtic mueve en buena medida los hilos de esta vía, cuyo objetivo es el bloqueo político e institucional. Desde la organización -investigada por la Audiencia Nacional y a la que se atribuyen delitos relacionados con terrorismo- ya han anunciado varios días de protestas.
Entre ellos, el 9 de noviembre, coincidiendo con la jornada de reflexión de las elecciones generales que se vivirán el día siguiente. También han anunciado actos para el 11, 12 y 13 de noviembre en “lugares sorpresa”. Y, por supuesto, el día del Clásico entre FC Barcelona y Real Madrid, el 18 de diciembre.
Arrastran a otros grupos
Mientras, los CDR se organizaron este lunes para rodear la estación de tren de Sants, en Barcelona; durante el fin de semana protagonizaron algunos enfrentamientos con los manifestantes que querían acudir a la gran marcha por la Constitución que se celebró en la capital catalana.
Pero hay más. El Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans (SEPC) ya ha convocado una huelga indefinida en las universidades catalanas. Y en los juzgados de las cuatro provincias catalanas se agolpan cientos de personas que pretenden colapsar el sistema judicial “autoinculpándose” de los mismos delitos por los que han sido condenados políticos catalanes por el procés.
Todo eso entre el fin de semana y el lunes. Pero el plan es extender y prolongar las protestas. Lo que Pedro Sánchez bautizó como “cronificar” la crisis, en alusión a los “grupos violentos” que por segundo fin de semana consecutivo han provocado incidentes en Cataluña.
Desde esferas policiales se refieren a ello como “guerra de desgaste”. En fechas próximas hay jornadas clave para el separatismo. Desde el Clásico entre FC Barcelona y Real Madrid del 18 de diciembre, hasta el juicio contra quien fuera major de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, a principios de 2020. Y dirigentes políticos como Quim Torra ya han anunciado un referéndum para el año próximo. Más carbón para alimentar la maquinaria independentista, incluida la de los grupos más radicales.
"Un plan orquestado"
“Tienen un plan orquestado”, detalla Javier Favorecido Troncoso, secretario general para Cataluña de Unión Guardias Civiles (Unión GC). Habla de una “reactivación” de las movilizaciones en “fechas próximas”: “Desde ciertos sectores políticos independentistas tienen una doble moral. Por ejemplo, dicen que rechazan la violencia, pero en el mismo saco meten el trabajo de la Policía y de los Mossos”. Cabe recordar las declaraciones la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie. A su juicio, los altercados “hacen visible el conflicto” catalán en el mundo.
El representante de Unión GC considera que “la mayoría de la población, incluso la muy independentista, ve muy mal toda esta violencia”. Troncoso, no obstante, critica la operación diseñada por el Ministerio de Interior para frenar a los más radicales: “No tiene sentido desplazar a cientos de guardia civiles reduciendo efectivos en muchas partes de España para luego tenerlos encerrados sin dejarlos intervenir”.
Un refuerzo que a día de hoy se mantiene activo. Porque por delante está el reto de evitar la “cronificación” de la violencia. O lo que es lo mismo, la “guerra de desgaste” planeada desde Tsunami Democràtic.