Los 120 diputados del PSOE dormirán el lunes en Madrid. Esa es, al menos, la orden que ha dado la dirección del grupo parlamentario a cada uno de los parlamentarios que el martes tendrán que levantarse de su escaño y decir "sí" a la investidura de Pedro Sánchez.
El grupo parlamentario que dirige Adriana Lastra y, como secretario general, administra Rafael Simancas, no quiere sorpresas. Es consciente de que con que dos diputados falten a la votación, la investidura de Sánchez decaerá al producirse un empate.
El sábado, durante la primera jornada del debate, en la que no se producía votación alguna, ya hubo cierta inquietud por la ausencia de Íñigo Errejón, diputado de Más País, que estaba en casa enfermo pero aun así acudió el domingo a votar para disipar las dudas. Entonces, en la primera de las votaciones, a muchos socialistas les pilló por sorpresa que sólo se emitiesen 349 votos y no 350. Faltaba Aina Vidal, parlamentaria de En Comú Podem, también enferma. Su grupo explicó que el martes, en la votación definitiva, estará sí o sí.
El voto en la sesión de investidura es público y por llamamiento. Es decir, que no se aprieta botón alguno sino que los secretarios de la Mesa del Congreso llaman a cada parlamentario por su nombre, comenzado por uno elegido al azar. Sin embargo, existe la posibilidad de emitir un voto a distancia, de manera telemática, si se pide con la antelación suficiente, como también hizo este domingo un parlamentario del PNV.
El mensaje del PSOE
Tras la primera votación de investidura, la dirección del grupo parlamentario socialista remitió a los diputados el siguiente mensaje: "El martes día 7 votaremos a primera hora de la mañana. Por tanto, teniendo en cuenta las dificultades del tráfico madrileño en un día laborable, es preciso que todos y todas pasemos en Madrid la noche del día 6 al día 7. Saludos".
Varios diputados confirman a este periódico la recepción del mismo mensaje. "Los periféricos ya íbamos a dormir en Madrid, pero es lógico. Simancas no quiere sorpresas", dice uno. Se aplica "incluso a los de Getafe", explican con una sonrisa fuentes del grupo, que aclaran que más allá de la sombra del Tamayazo "forma parte del protocolo" para los que viven fuera de Madrid.
Durante el debate de este fin de semana, la portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, pidió en varias ocasiones que un "valiente" del PSOE se atreviese a impedir el Gobierno de coalición de Sánchez, que depende del apoyo del apoyo de ocho partidos (PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromís, Nueva Canarias, BNG, Teruel Existe) y la abstención de dos (ERC, EH Bildu). Se espera que el resultado definitivo sea de 167 votos a favor, 165 en contra (PP, Vox, Ciudadanos, JxCat, CUP, UPN, Coalición Canaria, PRC y Foro Asturias) y 18 abstenciones. Por ese motivo, dos ausencias o abstenciones o un sí que se pase a un no producirían un empate. Y un empate no le sirve a Sánchez para ser investido.
La sombra del tamayazo y de 2016
La sombra del episodio conocido como 'tamayazo', por el que dos diputados del PSOE Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez se ausentaron de la votación de investidura de Simancas como presidente de la Comunidad de Madrid en 2003, sobrevuela el PSOE aunque sólo sea como pesadilla. Aquello dejó al socialista sin la presidencia y tras unas nuevas elecciones acabó recayendo en Esperanza Aguirre, del PP.
Es, casi 17 años después, de nuevo Simancas el que se la juega, esta vez como látigo (o whip, en inglés, como se conoce al encargado de la disciplina de voto) para que todo salga bien.
Pero el PSOE ya ha roto la disciplina de voto en otras ocasiones y muy a menudo por cuestiones que tenían relación con Cataluña. Sin ir más lejos, en la última investidura exitosa, la de Mariano Rajoy en 2016, el partido se rompió por la mitad. Pedro Sánchez proponía un congreso exprés para hacerse con las riendas del partido y ensayar la mayoría de la moción de censura. Su partido se opuso y fue forzado a dimitir. En la votación clave, 14 diputados, la mayoría hoy en el Gobierno o puestos de responsabilidad, rompieron la disciplina de voto decidida entonces por los órganos del partido y que dictaminó una abstención.
Simancas puede esforzarse por que todos los diputados del PSOE estén en sus escaños. Lo que salga de sus labios en el momento clave, les corresponde sólo a ellos.