En 1998 se hizo famoso en el mundo entero y especialmente en Chile por el procesamiento del exdictador Augusto Pinochet, que quedó confinado en Londres. Era la acción de Baltasar Garzón, un juez español con una especial sensibilidad por la Justicia universal, por la defensa de los derechos humanos, por el control y equilibrio de poderes... y por salir en los titulares.
Pero eso -que estaba claro en España- no lo sabían aún en Chile, centrados como estaban todos los demócratas en purgar los restos de su régimen que el general había dejado en la incipiente democracia. Por ejemplo, su condición de senador vitalicio y el silencio oficial ante sus desmanes.
Ésa es la razón por la que estos días, los legisladores oficialistas se hacen cruces públicamente con la actitud de Garzón en las calles de Santiago. Está en el país para participar en el Foro Latinoamericano de Derechos Humanos y, supuestamente, poner su granito de arena en la salida de la crisis social del país. Sin embargo, este viernes dejó los auditorios y se fue a las calles con la llamada Primera línea, unos de los grupos más agresivos en los enfrentamientos con la policía (Carabineros), quizás a vivir en persona las algaradas.
Baltasar Garzón fue aclamado por los congregados... y protegido como un héroe en riesgo cuando uno de los carros lanzaaguas con los que los agentes de seguridad tratan de dispersar las concentraciones se acercaba a la zona donde estaba. Ataviado con un casco verde, rodeado de varios corros de jóvenes, bajo una formación de escudos y fue apartándose del peligro hasta que se sintió a salvo y empezó a repartir abrazos agradecidos.
Críticas a las instituciones
"Me preocupa que haya una sensación en las personas afectadas de que las cosas desde las instituciones, específicamente desde el Gobierno y los estamentos policiales y la Justicia, no están siendo todo lo claras, evidentes y contundentes para la protección de los derechos de las víctimas", había dicho Garzón en el foro. Lo cierto es que los manifestantes se quejan de que los Carabineros están actuando con excesiva violencia en su represión de las marchas y que no están impulsándose las investigaciones que corresponderían.
Pero su llegada al país y las críticas a las ainstituciones no han sentado muy bien a los líderes políticos cercanos al presidente, Sebastián Piñera. Además de sentirlo como una injerencia en asuntos privados de "una democracia en crisis", pero el país, al fin y al cabo, que goza de un sistema estable más longevo de toda Latinoamérica, el hecho de haber salido a las calles con los alborotadores ha hecho estallar a la clase dirigente.
Por ejemplo, el senador Iván Moreira , de la Unión Democrática Independiente (UDI) señaló que "la visita de Garzón es una provocación", acusó al exjuez de haber formado parte "de una asamblea subversiva", y acusó al foro que lo invitaba de haber "terminado siendo una apología a la violencia y al vandalismo". Moreira, líder de uno de los partidos que apoyan a Piñera llamó al Congreso a "no prestarse para un verdadero homenaje a quienes quieren desestabilizar la democracia y al Gobierno", en declaraciones a Emol.
"Violador de derechos humanos"
Javier Macaya, diputado del mismo partido, incluso recordó la condena que inhabilitó al exmagistrado español -por ordenar escuchas a los abogados de la Gürtel en sus conversaciones con los acusados en prisión- para desacreditarlo como lídere, héroe o simplemente autoridad en libertades públicas: "No solamente se dan el lujo de invitar a un personero que está condenado por prevaricación [...] sino que ayer este mismo grupo, Puebla, se da el lujo de, en el ex Congreso de Santiago, de invitar a un encapuchado, a una persona que está trabajando por la desestabilización institucional del régimen democrático de nuestro país”.
Y es que, en un país que está en pleno proceso de reconstrucción constitucional tras las algaradas que se iniciaron el pasado octubre contra la subida del precio del metro, el mismo foro en el que participó Garzón dio voz a líderes encapuchados de esa Primera línea, los que se enfrentan violentamente con los Carabineros y protegieron, como se ve en los vídeos, al exjuez.
El diario La Tercera incluso citó al diputado de Evópoli Francisco Undurraga, que explicó su decepción con Garzón, a quien en el pasado “admiró” en materia de Derechos Humanos. Para Undurraga hoy es un “violador de derechos humanos” porque “mandó a grabar conversaciones entre presos y sus abogados”.
El exjuez Garzón, dijo, "se pasea libremente por las calles de Chile y se reúne con estos héroes llamados Primera línea y no con las víctimas de lo que hace la primera línea que es violencia pura y dura”, dijo el legislador. Undurraga insistió que en Chile rige el “pleno Estado de Derecho” y que los tribunales de Justicia “garantizan plena independencia”.