Era una buena idea para algunos de los principales dirigentes del PP nacional, que defendieron con ahínco para las últimas elecciones elecciones generales. Sin embargo, se ha topado con la realidad de la naturaleza autonómica del PP, que precisamente confiere peso y una cierta autonomía, más política que normativa, a los aparatos regionales. Más de la que importantes consejeros de Pablo Casado querrían.
El adelanto de las elecciones en Galicia y el País Vasco deja casi sin opciones el proceso de confluencia de PP y Ciudadanos en una única plataforma liderada por los populares. En Galicia el "no" es tan tajante como en Euskadi, pero además lleva aparejado la autoridad que concede a Alberto Núñez Feijóo ser el presidente de la Xunta y disponer de encuestas que dicen que puede revalidar el puesto en solitario frente a una presencia residual y sin escaños de Ciudadanos y Vox.
El PP de Galicia descartó de nuevo la posibilidad de confluir con Ciudadanos en una coalición una vez Feijóo compareció para anunciar el adelanto al 5 de abril, siguiendo la estela de Iñigo Urkullu en Euskadi.
"Compartimos con los votantes de Ciudadanos esa preocupación de que en Galicia el nacionalismo pueda crecer y llegar al Gobierno", dijo el secretario general del PP gallego, Miguel Tellado, en una entrevista en Radio Galega, pero "la respuesta a todos esos votantes de Ciudadanos es el PP". "Nuestra marca es Galicia y el PP de Galicia", ya que es "el mejor antídoto" contra el nacionalismo. Eso sí, la formación, que prevé designar a Feijóo este martes como candidato, tiene las "puertas abiertas" y "se pueden integrar todos los votantes" e incluso "dirigentes".
Dos modelos de partido
En el congreso del partido que eligió a Casado, el nuevo líder prometió volver a hacer del PP la gran casa del centroderecha. En la formación existe un gran debate sobre cómo hacerlo. Dirigentes como Teodoro García Egea, Cayetana Álvarez de Toledo y Javier Maroto son partidarios, pese a divergencias sobre la fórmula, de articular espacios en los que confluir con Ciudadanos y unir al espacio que ellos reivindican como lo que queda del constitucionalismo aunque sea poniendo por delante una coalición sin las siglas del PP. Pero se han topado con la negativa de Feijóo y Alonso.
Esas posiciones encontradas revelan una muy notable diferencia de estrategia. Los barones regionales creen que es desde la autonomía del proyecto popular como se puede recuperar al electorado de Ciudadanos y, además, defienden sus espacios de poder interno. Su éxito será el de Casado. En Génova se busca un partido más centralizado que pase por una fase intermedia de confluencia con Cs (siempre pesando menos que el PP) antes de la definitiva refundación del centroderecha bajo el mando de Casado.
Euskadi Suma, o Mejor Unidos (terminología naranja) puede verse como un ejercicio de necesidad destinado a aprovechar cada voto suyo y de Ciudadanos, habida cuenta de lo lejos que parece el PP de acceder al Gobierno. Se unen factores como la falta de confianza de cuadros en Génova en Alfonso Alonso como candidato y también diferencias de fondo sobre el proyecto, la foralidad vasca o el combate del nacionalismo, descritas este verano por la portavoz en el Congreso, Álvarez de Toledo.
Este lunes, el partido en el País Vasco aseguró contar con el beneplácito de Génova para que Alonso sea el candidato a la lehendakaritza, acabando con las especulaciones sobre Beatriz Fanjul, única diputada en el Congreso por una circunscripción vasca, o incluso Rosa Díez, que compartió actos de campaña con Casado y los populares en las generales. Génova guardaba oficialmente silencio.
Feijóo cuestiona el concepto
El caso de Galicia es, si cabe, más relevante, ya que lo que viene a desbancar el "no" de Feijóo es el concepto de raíz asumiendo que Galicia Suma en realidad resta y revelando el carácter meramente instrumental y coyuntural, y no de fondo, de la iniciativa en Euskadi.
En otras palabras: si Euskadi Suma, Galicia no debería en ningún caso restar. Y, sin embargo, es justamente lo que argumentan en el PP gallego: cualquier unión con Cs o Vox mermaría las posibilidades de un PP que tiene ya un hueco en el corazón de muchos gallegos. Hasta ahora, de una mayoría absoluta del Parlamento.
Así las cosas, parece que sólo será posible Cataluña Suma y eso, en plena subida del PP de Alejandro Fernández y plena caída del Ciudadanos que ganó las elecciones en 2017, se deberá más al interés de la formación naranja de maquillar el resultado que prevén. Tras estos más de dos años, el PSC vuelve a subir y los socialistas creen que, fundamentalmente, es por los electores que en 2017 se fueron a Ciudadanos y ahora vuelven a confiar en Miquel Iceta mientras los naranjas se acercan, como en el resto de España, al PP.