No ha habido una llamada entre Pablo Casado y Alfonso Alonso desde que Ciudadanos anunció que los conservadores le daban dos puestos de salida en las elecciones del País Vasco. Ni un mensaje en 48 horas. Alonso sí habló con el presidente del PP antes de que los naranjas hiciesen público el anuncio que provocó un divorcio en prime time.
El entorno de Alonso asegura que el propio Casado le reconoció el jueves por la mañana que ese pacto "era inasumible" para el Partido Popular, que garantiza dos escaños a Ciudadanos, un partido sin representación en el Parlamento vasco.
Los dos interlocutores quedaron en que Casado le devolvía la llamada por la tarde, pero lo siguiente que conoció Alonso, y a través de los medios de comunicación, fue un acuerdo ya cerrado que adelantó Ciudadanos.
"Aún [el sábado a mediodía] está esperando esa llamada", dicen desde su entorno. En Génova, sin embargo, les apena que tras el desaire y el "pulso" que ha echado, Alonso no se haya puesto en contacto con el presidente nacional.
Génova cerró el acuerdo con la dirección nacional de Ciudadanos e invitó a su líder autonómico a que viniese a Madrid el viernes por la mañana a conocer los detalles del acuerdo, antes de cerrarlo definitivamente.
Justo después de conocer los términos del acuerdo, Alonso mantuvo una acalorada conversación con Teodoro García Egea. Ha sido la última vez que han hablado. "La conversación fue muy desagradable. Le faltó el respeto a su secretario general", dicen en Madrid. "Alonso es un señor y no falta el respeto a nadie", defienden los suyos.
A esas horas, el jueves cuando ya caía la tarde, García Egea decide no acudir a la presentación del libro de Leopoldo López en Madrid y delega en la vicesecretaria de Organización cerrar el acuerdo con Alfonso Alonso, que sigue con que no firma el acuerdo en esos términos.
Ana Beltrán llamó al líder autonómico a las 21.00, a las 21.30 y lo volvió a intentar a las 22.30. Alfonso Alonso llevaba desde las 20.00 horas sentado en primera fila en el acto homenaje a Fernando Buesa en Vitoria, con ocasión del 20º aniversario de su asesinato, y no descolgó el teléfono. "No podía cogérselo a nadie", le defienden.
"Tengo novedades"
La navarra Beltrán finalmente puede hablar con él ya muy caída la noche, pero Alonso sigue muy enrocado y le dice que no va a aceptar ese acuerdo para el que nadie le ha consultado nada.
Beltrán quiere proponer una reunión el viernes a las 11.00 horas en la sede nacional del partido, en Génova 13, para limar diferencias y ver el documento que cerrarán en apenas unas horas con Ciudadanos, y lo intenta sin éxito a las 22.30 del jueves.
"Tengo novedades. Llámame", le escribe por Whatsapp ante la imposibilidad de hablar telefónicamente con él. Interlocutor en línea. Mensaje leído. No hay respuesta.
Ante el silencio que llega desde el País Vasco, Beltrán insiste y le envió otro whatsapp a su compañero, ya al filo de la medianoche. "Te esperamos en Génova a las 11.00". Alonso contesta: "Yo no conozco el acuerdo. Me es imposible acudir".
En Génova le insisten en lo importante que sería que acudiese a la llamada de la dirección nacional. "Ven antes y analizas el acuerdo", y le dan la opción de retrasar la reunión hasta las 13.00 horas, para que le dé tiempo de viajar desde Vitoria hasta Madrid. Pero el dirigente vasco vuelve a declinar la invitación.
La decisión final
"Se firmó a las seis de la tarde para que pudiera opinar", alegan desde la dirección nacional. En el País Vasco, sin embargo, insisten en que "fue un acuerdo que se cerró en Madrid y por el que no se nos preguntó nada. No podía ir a Madrid y, además, avisaron con muy poco margen", insisten.
Partido Popular y Ciudadanos querían vender el primer acuerdo preelectoral de la historia entre dos partidos constitucionalistas con los honores que merece, pero el choque tan frontal con Alonso solo permitió un comunicado oficial compartido por los dos partidos. Los naranjas se limitaron a ser meros espectadores de una ruptura que califican de "perjudicial para todos".
El documento del pacto PP+Cs recoge que el candidato a lehendakari será del Partido Popular, pero no hay ni rastro de Alfonso Alonso. La pelota ahora está en el tejado del político vasco, que tiene que elegir entre ser el candidato con el acuerdo que se fraguó y se cerró en Madrid o, como los divorcios más difíciles, irse para siempre de la casa del Partido Popular.