En las guerras es más fácil matar que contar los muertos. Cuando llega la paz, la contabilidad también resulta complicada. Con el país devastado, es difícil seguir el rastro de los cadáveres y, también, distinguir a aquellas otras víctimas que cayeron por causas relacionadas con el conflicto bélico aunque no por las balas.
En la guerra que España libra contra el coronavirus, sucede y sucederá lo mismo. Será difícil saber cuántas personas murieron directamente por la pandemia o por causas relacionadas con el desastre sanitario. Pese a todas estas dificultades, hay matemáticos y físicos especialistas en big data capaces de anticiparse al futuro y de ir un paso más allá, previendo los españoles que morirán por el Covid-19 cuando la pesadilla acabe. Que acabará.
Precisamente, abril es un mes con mucha historia bélica. El 1 de abril de 1939 finalizó la Guerra Civil española. Ochenta y un años después, aún no se sabe con certeza cuántas personas murieron en el conflicto fratricida. Unos historiadores hablan de 250.000 muertos, otros lo elevan a 500.000, en cualquier caso lejos del millón de muertos defendido por el escritor José María Gironella, cifra con la que tituló su célebre novela.
Oficialmente, en la guerra del coronavirus, este domingo 5 de abril, se contabilizaron 12.418 muertos y 130.759 contagiados en España, según el Ministerio de Sanidad. Todos los expertos coinciden en que el número de fallecidos es superior en varios miles de personas. Así se supone ante el reducido número de test realizados y la restricción en las autopsias de potenciales fenecidos por la pandemia.
¿Pero cuántos muertos oficiales sumará el coronavirus en España cuando finalice este mes de abril, en el que la enfermedad previsiblemente será controlada, o cuando acabe mayo, momento en que se da por seguro que será erradicada? Entre las empresas dedicadas al big data para estudios de mercado, destaca una. Se llama Inverence y está formada por un equipo de matemáticos, físicos, doctores en computación y una bióloga, españoles en su mayoría con un indio.
Según un informe al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, Inverence (contracción de Inverse Inference, inferencia inversa en español), pronostica que aún queda mucho sufrimiento, aunque la curva parece haber alcanzado su punto máximo de dolor. La previsión de Inverence es que a finales abril se habrán superado las 21.000 muertes, lo cual podría colocarnos como el país con más bajas en la guerra del coronavirus, sólo superados seguramente, a nivel mundial, por Estados Unidos.
Un 42% de muertos más
Esto querría decir que aún morirán cerca de 9.000 personas más en lo que queda de mes, un 42% respecto a los decesos ahora. Inverence, según explica a este diario José Almagro, matemático, economista, creador de sistemas de modelación automática y director del grupo, trabaja con tres escenarios. Uno conservador, otro neutro y uno pesimista. Almagro se decanta por el más moderado. Con las proyecciones que realizan, el 31 de mayo, fecha en que la pandemia debería estar completamente controlada, podría llegarse al cómputo total de los 21.350 muertos. La diferencia, pues, cuando acabe abril y finalice mayo es mínima, de unos 300 muertos. Por tanto, abril será un mes con mucho dolor.
El escenario pesimista, descartable a tenor de la evolución positiva de los últimos días, llegaría a los 25.000 fallecidos. El dato de este domingo, con 674 muertos en todo el territorio nacional, 135 menos que el día anterior, ha causado sorpresa. En esta mejora han jugado un papel decisivo los registros favorables de Madrid pero, sobre todo, por inesperado, que en Cataluña ha habido menos muertos de los esperados. Más aún teniendo en cuenta que hay 2.500 enfermos en las UCI catalanas cuando Madrid apenas llega a las 1.600 camas con este tipo de pacientes de máxima gravedad.
Hay dos explicaciones plausibles sobre el buen comportamiento en Cataluña. La primera, que alertados por el efecto devastador del coronavirus en Madrid, por delante en una semana en el contagio masivo, en Cataluña se reaccionó a tiempo. O, tal vez, que la decisión de la Generalitat al desaconsejar la atención hospitalaria a los mayores de 80 años bajó el número oficial de muertos por coronavirus.
En cualquier caso, Inverence considera que en los próximos días se estará por encima de los 700 muertos diarios. Lo que está fuera de cualquier especulación es que España es campeona mundial de muertos por millón de habitante: acabará en 450 fallecidos, mientras Italia se situará en segunda posición, con 360 bajas por millón al tener más habitantes que nuestro país. La tasa de mortalidad española ocupa un nivel de récord comparada con otros países europeos. Mientras en España el promedio de muertos es de 9,5% respecto a los contagiados, en Alemania no llega al 1,40%.
Más de medio millón de contagiados
Casi 10 personas mueren de cada 100 contagiados. La explicación más benévola y seguramente más real es que en nuestro país hay muchos más contagiados de los 130.000 registrados en la actualidad. Según Inverence, en realidad podría haber entre 580.000 y 739.000 españoles contagiados. A lo largo de mayo, habría entre 1.075.000 y 1.356.000 españoles con coronavirus.
Inverence es una pequeña start-up, pero grande en cualificación de sus socios, dedicada a realizar modelos de previsión a demanda. Entre sus especialidades está el sector de turismo, pero se ha reconvertido en el estudio de los efectos del Covid-19 así como Seat en vez de fabricar coches diseña ahora respiradores. Nació para predecir la evolución de la demanda en diversos sectores y, sobre todo, para crear un sistema de fijación de precios capaces de hacer “máximamente eficiente el uso de los recursos existentes”, según declara el director de Inverence.
La teoría Bayesiana, una de las piezas básicas de la inteligencia artificial y la modelación estadística, figura en el frontispicio de su acción diaria. La inferencia inversa, de los datos a la teoría, es el punto medular para el análisis que desarrollan.
En cualquier caso, los sabios en estadística no son capaces de explicar con precisión por qué Madrid aporta hoy el 39,79% de los muertos en España en esta crisis sanitaria con el 14,27% de habitantes en el territorio nacional. Y tampoco, por qué España ocupa una posición tan destacada en esta terrible clasificación mundial.
Sí parece incontestable que el Gobierno y su comité de expertos sanitarios no controlaron desde sus primeras fases el proceso de explosión previsible en crisis víricas de este tipo. Países como Corea del Sur, que sí lo hicieron, delimitaron las consecuencias del coronavirus, con menos contagios y con un número de muertes insignificante, comparadas con las de España. Si no hubo decisiones políticas adecuadas a la hora de evitar concentraciones masivas, como la manifestación por el 8-M, conciertos o partidos de fútbol, tampoco las autoridades sanitarias actuaron con la competencia necesaria.
El epidemiólogo Fernando Simón, máximo experto sanitario en el que Pedro Sánchez se ha apoyado, se equivocó en todas sus predicciones fundamentales: sobre la incidencia y letalidad de la pandemia, al no desaconsejar la asistencia a actos masivos, uno de los orígenes de la explosión vírica, al descartar inicialmente el uso de mascarillas o los test masivos. Justo al contrario de lo que se hizo, por ejemplo, en Corea del Sur.
Hibernación o crionización
Superada la crisis sanitaria, que Inverence, con sus proyecciones vaticina a finales de mayo, quedará por revertir la grave situación económica derivada. Para que la hibernación programada por el Gobierno no se convierta en crionización duradera, expertos consultados por EL ESPAÑOL se decantan por la realización generalizada de test, con cuyos resultados podría otorgarse un documento a los analizados para volver a trabajar y poder circular libremente.
Las pruebas deberían comenzar en sectores críticos para la economía nacional, además del sanitario. “Quedarían excluidos momentáneamente para el trabajo los contagiados detectados. A quienes dieran negativo, se les haría una segunda una prueba a la semana siguiente”, añade el experto. Estas pruebas, para sectores críticos, deberían realizarse en los servicios médicos de empresa, en Mutuas o Servicios de Prevención.
En trabajadores de sectores no críticos, las pruebas se realizarían en centros de Salud, oficinas de Farmacia y servicios de prevención. “En este apartado deberían estar incluidos personal de colegios y de universidades, para que puedan recuperarse las clases. Finalmente, quedaría el resto de la población no trabajadora, que debería ir pasando por centros de Salud y Farmacias. Así tendríamos un mapa seguro para la erradicación del coronavirus”, añade el experto sanitario.
Pedro Sánchez anunció el sábado que un grupo de expertos estudia cómo reiniciar progresivamente la actividad económica y social del país.