El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha anunciado que el Gobierno garantizará el suministro de mascarillas a los ciudadanos que vuelvan al trabajo a partir del lunes. "Vamos a facilitar este producto en los lugares de inicio de los trayectos, por lo que vamos a repartirlas en estaciones de metro, cercanías, intercambiadores...", anunciaba el ministro.
Así se acaba con una duda que había hasta ahora sobre cómo garantizar el suministro de un producto que a día de hoy está agotado en las farmacias y en casi cualquier comercio. Para que haya mascarillas, además, Illa ha anunciado que se ha activado la producción nacional.
De todas formas, con las palabras de Illa no queda del todo claro qué tipo de mascarillas se repartirán, ya que ha afirmado que son "un nuevo tipo" de ellas, llamadas "higiénicas", que son las que recomendó Europa y que, según ha explicado no son ni las que se consideran producto sanitario ni las quirúrgicas.
Parece que podría referirse a las mascarillas de papel utilizadas habitualmente para protegerse del polvo, que suelen ser de un sólo uso y desechables. En cualquier caso, el ministro, como han hecho los expertos en reiteradas ocasiones, ha afirmado que la utilización de estas mascarillas sólo servirían como "medida complementaria" a las que siguen siendo las dos principales: el distanciamiento social y la higiene de manos.
Durante mucho tiempo, tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los ministerios de Sanidad de distintos países afirmaron que las mascarillas no eran necesarias. El mensaje era que los destinatarios principales tenían que ser los profesionales sanitarios -que continúa en vigor- y que, para el resto, valían las medidas recomendadas hasta entonces.
Pero el pasado 3 de abril, el Gobierno afirmaba que "muy probablemente" recomendaría el uso de mascarillas a todos los ciudadanos. Hoy ha matizado también esa declaración y ha aclarado que no son necesarias las mascarillas para desplazarse en un coche particular ni si uno va al trabajo "andando o en bicicleta".
De ahí, la idea de repartir estas mascarillas en los puntos de entrada al transporte público que deja, eso sí, una duda en el aire: si se producirá algún tipo de aglomeración para adquirir ese producto tan deseado.
Las farmacias españolas se habían ofrecido al Gobierno para distribuir las mascarillas en coordinación con los centros de salud, pero no parece que esa haya sido -o al menos al principio- la opción escogida.