Este lunes vuelve parcialmente la actividad laboral a España. El Gobierno da por concluido el periodo de "hibernación" del sistema productivo que decretó hace dos semanas. Con esa medida pretendía dar una vuelta de tuerca al confinamiento de los ciudadanos en un momento de colapso asistencial sanitario.
Pero ¿está el país preparado para volver paulatinamente a la normalidad?
En la videoconferencia que Pedro Sánchez mantuvo este domingo con los presidentes autonómicos, varios de ellos denunciaron la "improvisación" del Gobierno y se opusieron al retorno al trabajo en las condiciones que éste plantea. El más duro fue Quim Torra.
Hay elementos para considerar que existe precipitación por parte de Sánchez. Miles, en realidad millones de trabajadores van a poder volver a su lugar de trabajo sin haberse hecho un test, y por tanto, siendo posibles portadores del virus sin saberlo. Cada cual, sin supervisión médica, sin más criterio que el suyo propio podrá regresar a su puesto. Además el material prometido de protección continúa siendo escaso.
Sánchez asegura que actúa guiado por el criterio de los expertos, pero Alberto Núñez Feijóo le solicitó este domingo informes que avalen este desescalamiento. Moncloa no los ha mostrado hasta ahora.
Es evidente que, en su decisión de apretar el acelerador, más allá de pautas científicas, el Gobierno actúa con criterios políticos. La prioridad, una vez se ha estabilizado -aun con matices- el número de infectados y de víctimas, es salvar la economía y la legislatura.
Con las empresas hundidas y el paro desbocado, ambos objetivos se complican para Sánchez. Más aún por cuanto la UE no se compromete a emitir coronabonos, que podrían servir para financiar los costes de la reconstrucción y dar un respiro a la deuda.
Hay que tener presente que sólo en la segunda mitad de marzo la Seguridad Social perdió 900.000 afiliados, lo que supone la mayor destrucción de empleo de la historia de España. Ese mes cerró, además, con la desaparición de 3.000 empresas.
En tales circunstancias, el Ejecutivo sabe que se juega el ser o no ser. Este domingo, Sánchez ha vuelto a hablar de un escenario bélico, ha apelado a los pactos y ha pedido expresamente la colaboración del PP para "la posguerra".
Esta es la radiografía de la situación:
¿Cuántos trabajadores vuelven?
Es imposible dar una cifra exacta. Se estima entre 4,5 millones y 5 millones el número de trabajadores que este lunes volverán a su puesto. Muchas de las empresas que deben arrancar este lunes no tienen demanda para iniciar su actividad o carecen de falta de materiales de sus suministradores habituales.
¿De qué sectores?
En su mayor parte, sectores industriales y de la construcción: albañiles, electricistas, fontaneros. También las empleadas del hogar. Todos fueron considerados como trabajadores no esenciales y, en su caso, no es posible el teletrabajo.
¿Con qué restricciones?
No podrán reincorporarse quienes tengan síntomas de sufrir coronavirus, tampoco quienes hayan estado en contacto con personas infectadas y las personas consideradas especialmente vulnerables: mayores, embarazadas y enfermos crónicos. Pero como no ha habido test ni evaluación médica previa, todo queda en una mera recomendación y primará el criterio personal.
¿Con qué precauciones?
El Gobierno obliga a llevar mascarilla sólo a los trabajadores que acudan a sus puestos de trabajo en transporte público, el resto está exonerado. Para ello ha repartido 153.000 mascarillas destinadas a los trabajadores de los servicios del transporte.
Las mascarillas que sobren podrán repartirse entre los viajeros que acudan sin ella. Sin embargo, el Ejecutivo había prometido 10 millones, que se supone irán llegando en los próximos días.
En el lugar de trabajo hay que mantener una distancia de dos metros, no compartir material y seguir los consejos higiénicos ya conocidos.
¿Es posible un rebrote?
Sí. Ese es uno de los riesgos si se relajan las medidas de confinamiento. Así lo ha advertido la OMS, que habla sin vacilaciones de "rebrote mortal". En algunas provincias de China en las que se había logrado contener el contagio han tenido que volver a endurecer las condiciones de aislamiento.
¿Qué opina la calle?
Más de un 9% de los españoles cree que está contagiado o que ha tenido "síntomas evidentes" de la enfermedad. De ser cierto, sería 20 veces más de la población oficialmente registrada como tal: una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento en el caso de relajarse las medidas de control.
Por otra parte, y lo que resulta muy preocupante para el Gobierno, el 73% no cree que el Ejecutivo controle la crisis y el 68% opina que las cosas se están haciendo "peor" que en otros países.