La cifra oficial de fallecidos por Covid-19 hasta este sábado, según el Ministerio de Sanidad, es de 27.459. La mayoría ya considera este número una infrarrepresentación de la mortalidad de la epidemia. Es sabido que el Ministerio de Sanidad solo cuenta aquellos fallecidos con PCR previo y excluye por tanto a todos aquellos fallecidos a los que no se les ha practicado ese test.
La atención se está centrando ahora en MoMo, el Sistema de Monitorización del Exceso de Mortalidad (por todas las causas), un mecanismo gestionado por el Instituto de Salud Carlos III y diseñado para medir la mortalidad de epidemias y olas de calor. El último informe MoMo, del 13 de mayo, indica que durante el periodo entre el 17 de marzo y el 5 de mayo se ha producido un exceso de mortalidad (muertes por encima del nivel esperado para ese periodo) de 30.604, cifra que, como se muestra más adelante, también infravalora la realidad presente.
Las defunciones inscritas en los registros civiles constituyen la fuente última de toda la estadística de mortalidad en España, incluido el Instituto Nacional de Estadística que con un retraso de dos años ofrece esta misma información. Sin embargo, el cómputo provisional ofrecido por el ISCIII solo considera los fallecidos incrementales en el intervalo temporal que puede llamarse de consolidación, excluyendo, por tanto, la información parcial que se posee antes de dicha consolidación; también excluye aquellos municipios no conectados informáticamente con el ISCIII que suponen aproximadamente un 7% de la población total.
La tabla que se presenta a continuación describe el tanto por ciento de la población representada en cada comunidad autónoma y el intervalo de fechas que el ISCIII está usando para medir la mortalidad incremental en el momento presente. Las tres últimas columnas de la tabla contienen el número de muertes incrementales proporcionado por ISCIII, en el periodo de cómputo y en los municipios correspondientes, el número de fallecidos que proporciona el Ministerio de Sanidad y la estimación de Inverence durante todo el periodo de duración de la epidemia y en todos los municipios.
Desde que comenzamos a prestar atención a la medida de la mortalidad incremental, hemos aprendido mucho acerca de los datos, sus correcciones retrospectivas y su interpretación. Por más que nuestras estimaciones han superado en cada momento las cifras que se estaban manejando, desde la posición de ventaja del paso del tiempo, nos hemos quedado cortos: bien porque no disponíamos de ciertas piezas de información, bien por las numerosas fuentes de incertidumbre existentes, bien por nuestra propia interpretación de ciertos datos que posteriormente hemos cambiado, como ocurre a través de los procesos de análisis frecuentemente.
Existen cuatro fuentes de infrarrepresentación de la mortalidad incremental en la cifra ofrecida por el ISCIII. Dos de ellas, sobre las que volveremos a continuación, han sido mencionadas: la exclusión de un conjunto de municipios cuyos registros no están informatizados y la limitación del periodo de cálculo a aquel en que las cifras se encuentran consolidadas. Además, el ISCIII lleva desde el 12 de Marzo sin recibir información de fallecimientos en Barcelona y, por último, la curva que se usa en MoMo como aproximación de la mortalidad esperada está desplazada hacia arriba, de modo que se miden menos muertes incrementales de las que se han producido realmente.
En primer lugar suponiendo que la mortalidad per cápita en Barcelona es igual a la registrada en el resto de Cataluña, y tomando en consideración que la población de Barcelona es el 21.33% del total de la comunidad autónoma, las muertes en ese territorio deben incrementarse en 4.137. Esta es la primera corrección que debe hacerse a la cifra de mortalidad estimada por el ISCIII.
La segunda corrección es de naturaleza similar a la primera y ya ha sido anticipada. El ISCIII recoge mortalidad en el 93% de los registros civiles de España. Pero esta distribución no es uniforme entre autonomías. Así, algunas autonomías cuentan con la totalidad (o casi) de sus registros civiles informatizados, mientras otras presentan porcentajes significativamente inferiores. En particular, dos de las autonomías más afectadas por la epidemia, Comunidad de Madrid y Castilla y León, sólo ven representado en MoMo el 81% y el 67% de su población, respectivamente. Realizando de nuevo la suposición de que la población no representada en MoMo tiene un nivel de afectación por Covid-19 similar al nivel observado en aquellos registros informatizados, se obtienen 5.852 muertos más.
Los cálculos anteriores se basan en comparar la mortalidad observada con la mortalidad “esperada”, según la curva facilitada por el propio ISCIII en los informes MoMo. Esta curva, sin embargo, presenta deficiencias como predictor de la mortalidad esperada. En particular, se construye considerando únicamente el comportamiento a largo plazo (ciclo estacional y tendencia) y deja fuera comportamientos de más corto plazo que contienen información importante de cara a realizar previsiones precisas.
Además, esta “curva MoMo” parece contener algún error en su generación, de manera que su nivel se ha ido incrementando conforme avanzaba la epidemia, algo que no debería suceder. Todos estos factores han llevado a Inverence a desarrollar un modelo para realizar la previsión de la mortalidad esperada durante el curso de la epidemia cuyos detalles pueden consultarse. En el total del territorio español, la mortalidad esperada en el periodo Covid-19 se sitúa según nuestros cálculos en 2.500 muertes menos, y por tanto un exceso de mortalidad de 2.500 muertes más. A efectos prácticos hemos usado la versión más prudente de dicha estimación en la que esa cifra se reduce a 1670 fallecimientos, excluyendo algunas comunidades autónomas en las que las cifras MoMo y las nuestras eran más próximas.
El periodo de cómputo del informe MoMo excluye los intervalos de tiempo en los que el ISCIII considera que los datos de mortalidad no están consolidados. Estos periodos consolidados son diferentes en cada comunidad autónoma. Fuera de tales periodos, el ISCIII espera una mortalidad, en general, mayor que la registrada y, simplemente, los excluye a efectos del cálculo de la mortalidad incremental. Para tener una aproximación de la mortalidad incremental real, ésta debe estimarse en los periodos más recientes, independientemente de que no estén consolidados aún. Este procedimiento arroja la cantidad de 7.187 fallecimientos adicionales a los registrados en las cifras MoMo.
Todo este cómputo eleva a 49.450 la cifra de fallecimientos en el momento presente. Desgraciadamente, todavía se producirán aproximadamente en torno a 1.300 fallecimientos más en las próximas semanas de acuerdo a las previsiones desarrolladas por Inverence, lo que llevaría a España a sobrepasar de largo la cifra de 50.000 muertes incrementales por Covid-19 a corto plazo.
Metodología de estimación
La estimación del número de fallecimientos en el periodo no consolidado presenta problemas muy importantes. Debido a ello hemos adoptado una solución muy conservadora, a riesgo de que nuestra estimación quede corta:
1. Se calcula la ratio entre las muertes incrementales observadas en MoMo y los fallecimientos informados por el Ministerio de Sanidad en el periodo en el que los datos MoMo se consideran consolidados.
2. Calculamos una ratio de exceso para el periodo no consolidado que es como máximo de 1.2. En comunidades donde el exceso observado en el periodo consolidado ha sido menor del 40%(ratio1.4),suponemos una cota aún inferior.
3. Tomamos como cifra de mortalidad el máximo entre el número proporcionado por MoMo, que como sabemos no está consolidado y puede ser menor del que finalmente se contabilice y el número de muertes del Ministerio de Sanidad para ese día corregido por la ratio indicada en (2).