Edmundo Bal: "Buscamos la solución constructiva en una situación dramática. Somos el centro"
"No somos el soporte del Gobierno, sino la oposición. Creo que ha habido cierta confusión estos días"/"¿Manifestaciones en el barrio de Salamanca? Sin respeto a las normas de seguridad… ¡no!".
18 mayo, 2020 02:46Noticias relacionadas
Cuando Edmundo Bal (Huelva, 1967) se vino arriba en su primer mitin de campaña con Ciudadanos, varios de sus compañeros apuntaron: “¡Es un rockero!”. No imaginaban que aquel purgado recién salido de la Abogacía del Estado pudiera arengar como si el centro político fuera más emocionante que la Super Bowl.
Él tampoco imaginaba que un año después tomaría las riendas de la formación. Y mucho menos que Albert Rivera abandonaría la política tras dejarse 47 escaños por el camino. La creencia de Bal es firme. Defiende el centro con perseverancia, sin importarle su envergadura numérica.
Bal suele ser conciso. Se explaya cuando asoma el debate jurídico, pero le guía un afán pedagógico. Eso, tan difícil de transmitir en las dinámicas de partido, le ha granjeado el afecto de críticos y oficialistas.
Mano derecha de Inés Arrimadas en el Congreso, la jerezana lo ha elegido como primer espada del proyecto mientras dure su baja maternal. A lo largo de esta conversación, desmiga el rumbo tomado por Ciudadanos. Aclara que seguirán negociando con Sánchez en torno a propuestas concretas y que no se resentirán los acuerdos autonómicos y municipales con el PP.
Apenas lleva un año en política, ¿le da vértigo coger las riendas de un partido nacional?
Bueno, no cojo las riendas. Inés sigue siendo la presidenta. Actuaré como portavoz en el Congreso. Ahora, la actualidad está muy centrada en el Parlamento y quizá por eso vaya a adquirir más notoriedad. De un año a esta parte mi vida ha cambiado mucho. No me asusta la responsabilidad. Intentaré suplir la ausencia de Inés lo mejor que pueda.
A usted se le fichó como un hombre que tiene el ordenamiento jurídico en la cabeza, pero varios de sus compañeros dicen: “En campaña, Edmundo se destapó como un rockero”. ¿Eso qué significa?
Creo que soy capaz de conjugar la razón y el corazón. Imagino que lo dicen porque, además de ostentar formación jurídica, soy un andaluz apasionado. Me gusta disfrutar de los retos. Por otro lado, me confieso absolutamente roquero en términos musicales.
¿Ciudadanos busca convertirse en socio preferente de Pedro Sánchez para aplacar las influencias de Esquerra Republicana y PNV?
Ciudadanos es un partido de centro. Siempre lo ha sido. No somos el soporte del Gobierno, sino la oposición. No nos gusta el proyecto de Sánchez ni el de Podemos: tomaremos nuestras decisiones en función de las propuestas de unos y otros. Siempre pensando en el interés general. Creo que ha habido cierta confusión estos días.
¿A qué se refiere?
Precisamente a eso que le comentaba. No es que hayamos pasado a ser socios del Gobierno, simplemente buscamos la solución más constructiva en una situación dramática. Tendemos la mano, pero exigimos responsabilidad. No ofrecemos un cheque en blanco, pero tampoco somos el partido del “no es no”. Otras formaciones anteponen sus deseos electorales a los de los ciudadanos. Nosotros no somos así.
Parece que el Gobierno buscará prorrogar el estado de alarma un mes más. ¿Lo apoyarán?
Ni nos ha llegado esa propuesta ni la he escuchado en conversaciones con el resto de grupos parlamentarios. Sánchez dijo que solicitaría prórrogas cada quince días. Eso es lo único que sabemos.
¿Y si la prórroga vuelve a ser de quince días? ¿La apoyarán?
Depende de cómo transcurra la pelea contra el virus y de que el Gobierno respete sus acuerdos con Ciudadanos. En función de todo eso, tomaremos una decisión.
Da la sensación de que Ciudadanos está intentando ahora lo que Albert Rivera desechó: abrirse a negociar con Sánchez, luz y taquígrafos, para evitar que los nacionalistas condicionen las políticas del Gobierno.
En la anterior legislatura no recibimos ninguna propuesta para negociar. No creo que haya variado mucho nuestra forma de trabajar. Para rechazar propuestas antes hay que recibirlas.
¿Usted puede garantizar, entonces, que Ciudadanos no recibió ninguna propuesta de Sánchez para formar gobierno tras las elecciones de abril?
Sánchez tenía muy claro que quería gobernar con Podemos, pero sacó la calculadora, convocó unas segundas elecciones y le salió mal: perdieron 700.000 votos.
Pero, ¿puede confirmar que no hubo propuesta?
Que yo sepa no la hubo. Así lo confirman los debates parlamentarios. Vimos a Sánchez e Iglesias pelearse por medio ministerio.
¿Con quién cree que Sánchez está más cómodo? ¿Con Ciudadanos o con el PNV y ERC?
Debe ser Sánchez quien responda a esa pregunta. No sé qué pasa por su cabeza. Sí sé que, en los últimos debates, Esquerra Republicana se ha mostrado muy enfadada tras el acuerdo del presidente con Ciudadanos. Les molestó que el Gobierno aceptara nuestras condiciones. El PNV también dijo que era la última vez. No nos preocupa que Sánchez esté a gusto, sino que proteja a los españoles con sus decisiones.
A día de hoy, ¿piensa que es posible pactar unos Presupuestos con el Gobierno?
Fuimos los primeros en poner sobre la mesa unos Presupuestos de emergencia nacional. Todo dependerá de la propuesta que haga Sánchez. Si va en la línea de la política útil, de la protección de las empresas y los autónomos, podremos hablar. Si, en cambio, intenta buscar nuestro votos para aprobar las cuentas que confeccionó con Unidas Podemos, nuestra respuesta será “no”.
Si Sánchez quiere nuestro apoyo para aprobar unos Presupuestos, deberá explicar su propuesta. Queremos que conteste sobre el posible rescate a manos de la Unión Europea.
¿Usted es de los que, teniendo en cuenta la situación actual, mira con nostalgia a la mayoría que formaban PSOE y Ciudadanos tras las elecciones generales de abril?
Eso es política ficción. Se podría escribir un libro, quizá una novela. Ciudadanos no es el partido de la nostalgia. Miramos al presente y hacia el futuro. Sánchez no quiso gobernar con Ciudadanos. La melancolía ahora es inútil.
¿Podría trazar los parecidos y diferencias entre el Ciudadanos de Rivera y el de Arrimadas?
Mi conocimiento de la época de Rivera es mucho menor. Yo tenía un papel mucho menos predominante. Mi capacidad de juicio de ese momento es más limitada…
Pero más que suficiente para responder a la pregunta.
Lo que veo ahora en este partido es una increíble capacidad de diálogo y de participación. Inés consulta, pregunta, habla, debate… Sí, le gusta el debate. Permite que todo el mundo tenga sus propias opiniones. Me siento muy cómodo.
¿Se refiere a que esa “increíble capacidad de diálogo” no existía con Rivera?
No puedo comparar, yo no conocía los entresijos de entonces. No estaba sumergido en la dinámica del partido. Puedo hablar de lo que veo ahora: un partido con una extraordinaria capacidad de diálogo y de consenso. Inés proyecta eso hacia el exterior, pero también hacia el interior.
¿Le parece irresponsable la actitud de PP y Vox en plena pandemia?
Cada uno sabe por qué toma sus decisiones. Nosotros pensamos en los ciudadanos, no en las siglas ni en el teatro. Creo que nuestra postura es responsable. Por ejemplo: la prórroga del estado de alarma. Si no hubiera prosperado, la gente habría salido a la calle ese mismo sábado sin ningún tipo de control. Creo que era de sentido común.
Al vecino que aplaude no le importa la ideología del de enfrente; los políticos debemos estar a la altura de eso
Pero, ¿qué piensa en concreto de los discursos de PP y Vox en plena pandemia?
Creo que no es momento de la vieja política. No es momento de que Lastra critique al PP su pasado y Casado le critique a Sánchez el suyo. No debemos entrar en el “y tú más”. Debemos abandonarla. Ojalá España pudiera decir adiós a la política partidista.
La solución es llegar a acuerdos y abandonar las trincheras. Rememos todos juntos, vigilemos al Gobierno. Al vecino que aplaude no le importa el signo político de quien aplaude en el balcón de enfrente. Los políticos debemos estar a la altura de eso.
¿Cree que los pactos de Ciudadanos con Sánchez pueden resentir los acuerdos con el PP?
Los gobiernos de PP y Ciudadanos funcionan cohesionadamente: están unidos, existe una sola acción. Creo que la gente lo percibe.
Creo que el ciudadano también percibe que la relación entre Ayuso y Aguado es el mejor antónimo de la “cohesión”.
Toman sus decisiones de manera colegiada. No conozco los debates internos, pero sé que cuando Aguado habla, lo hace en nombre de todo el gobierno de la Comunidad de Madrid.
Por cierto, ¿usted cree que la Comunidad de Madrid estaba preparada para pasar a la fase 1? Los expertos no quisieron apoyar a Ayuso y hubo una dimisión reseñable por el camino.
¿Le importa que me ponga un poco jurídico?
Hombre, si no se trata de una clase magistral…
No, no. Seré conciso [se ríe]. Creo que el tratamiento mediático de ese asunto ha sido un poco simplista. El cambio de fase se mide en función de la capacidad hospitalaria. Se trata de camas en UCI por habitante y de algún otro vector más. A partir de ahí, una Comunidad Autónoma puede solicitar el cambio de fase al mando único. Pero, a su vez, ese mando único puede decidir en relación a otros criterios epidemiológicos. ¿La Comunidad de Madrid cumplía con los requisitos para ese ruego? Sí.
Dígame qué piensa de Isabel Díaz Ayuso.
La conozco muy poco, he coincidido con ella en los actos protocolarios y poco más. Creo que hemos conseguido conformar un buen gobierno: para eso hace falta tener un determinado carácter de consenso.
Ni un solo euro público ha servido para financiar el apartotel de Isabel Díaz Ayuso, así que me quedo tranquilo
¿Le preocupa el caso de su apartotel?
Ha quedado demostrado que no ha salido un solo euro del tesoro público para financiar ese apartamento, así que me quedo muy tranquilo. Todo lo demás es una cuestión personal.
Como jurista, ¿qué análisis hace de las manifestaciones que ha convocado Vox por toda España? Arguyen que irán en coche, respetando las medidas de seguridad, y que les ampara el derecho de reunión y asociación.
Es muy parecido a lo que ocurre con las manifestaciones del barrio de Salamanca. El estado de alarma no restringe la libertad de expresión, por supuesto, pero eso debe conjugarse con las medidas de seguridad contra la pandemia. Debe buscarse el término medio. Sí a la libertad de expresión, pero pleno respeto a las normas de distanciamiento. Con 27.000 muertos sobre la mesa, ¿no hay que pensar primero en la vida?
Deme una opinión acerca de las manifestaciones del barrio de Salamanca.
Lo primero es cumplir con las normas de distanciamiento. La ciudadanía, en general, ha sido muy responsable. Todavía no hemos ganado la batalla al virus. Sigamos cumpliendo. Al Gobierno que lo critique quien quiera. A cualquier gobierno. ¡Sea cual sea su color! Pero pongamos a salvo la vida.
¿PP y Vox deberían pedir a esas personas que respeten las normas de seguridad?
Todos debemos reclamar la unidad en esta pelea. ¡Lo importante es prevenir los contagios! Ya no hay por qué quedarse en casa todo el día, se permiten los paseos en ciertas franjas horarias, pero, desde luego, manifestaciones sin respeto a las normas de seguridad… ¡no!