El Ministerio de Sanidad encargó a una familia de origen iraní con intereses en el sector de la nutrición deportiva 200 dispositivos de ventilación mecánica que, mes y medio después de cerrar el acuerdo, todavía no han llegado a España.
La Dirección del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) firmó el pasado 6 de abril un contrato por valor de casi 10 millones de euros con la empresa Tec Pharma Europe, propiedad de Armin Ghodsian Bazaz Bazarian, un joven español de 24 años de padres nacidos en la República Islámica de Irán. La compañía, radicada en Armilla, una localidad de la periferia de Granada, todavía no ha realizado la entrega, según ha confirmado EL ESPAÑOL.
Aquel lunes 6 de abril, el día que se firmó el acuerdo entre INGESA y Tec Pharma, el país sufría una de las jornadas más duras de la pandemia. Registró 637 muertes por COVID-19 y 4273 nuevos contagios.
El Gobierno, que había decretado el estado de alarma el 14 de marzo, justificó la compra de los 200 respiradores mediante un procedimiento “negociado sin publicidad acelerado” dada la “situación de extrema urgencia” que vivía España, con 13.055 fallecimientos acumulados en esa fecha a causa del corinavirus.
Este miércoles, cuando se cumplen 44 días de la firma del contrato entre las partes, la entrega del pedido sigue sin efectuarse y los hospitales de la sanidad pública, que llegaron a cribar a pacientes en función de su esperanza de vida, han dejado de estar saturados.
Tec Pharma Europe tiene su sede en el número 5 de la calle Nogal de Armilla. La creó Armin Ghodsian Bazaz en enero de 2019. La empresa se dedica al comercio al por mayor de productos farmacéuticos.
Sin embargo, Tec Pharma a su vez tiene alquilado el local en el que dice desarrollar su actividad a King Rox Spain, compañía cuya propietaria es Ameneh Bazaz Bazarian, madre de Armin Ghodsian. King Rox se dedica al comercio al por mayor de prendas de vestir y calzado, aunque la mayor parte de sus ventas son suplementos de alimentación deportiva.
El material, "en camino"
EL ESPAÑOL visitó este martes la sede compartida de ambas empresas. En el número 5 de la calle Nogal de Armilla sólo hay una enorme tienda cerrada de venta de batidos energéticos de los que suelen ingerir los aficionados al culturismo. En la cristalera hay una nota con varios números de teléfono. Uno de ellos pertenece a Ameneh Bazaz Bazarian. Llamamos al instante.
“Mi marido y yo gestionamos ambas empresas (...) Soy yo la que lo llevo todo (...) La constitución [de Tec Pharma] a nombre de mi hijo se hizo por un gusto de familia (...) para que él la herede directamente”, explica Ameneh Bazaz, que se presenta como directora y administradora única de King Rox Spain.
Es ella quien confirma a este periódico que los respiradores no han llegado a España mes y medio después de la firma del contrato con el Gobierno y de que Sanidad adelantara una semana después -mediados de abril- los 9,9 millones de euros de la compra de los 200 dispositivos de ventilación mecánica.
- ¿Han entregado ya los respiradores al Gobierno?- pregunta el periodista.
- Está en proceso. [El pedido] está en camino- se excusa Ameneh Bazaz, que tiene 43 años; emigró a España desde su país de nacimiento cuando tenía sólo uno-. Estamos haciendo la tramitación del tránsito hasta aquí. Ha sido muy difícil en China poder hacer los despachos. Hemos vendido mascarillas a otras comunidades y el despacho de aduanas ha tardado 20 días en algunos casos.
- ¿Qué fecha barajan para la llegada de los respiradores a España?
- Esa información es confidencial. Está en proceso, insiste la mujer.
Más respiradores
El 5 de abril, un día antes de la firma del contrato con Tec Pharma, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco (PP), pidió al Ejecutivo central más respiradores para los hospitales públicos de su región. “Debe darnos plazos”, dijo, para conocer “cómo, cuándo y dónde” se entregará ese material sanitario.
Dos días antes, el 4 de abril, El Confidencial desveló que el Gobierno tardó más de una semana en pedirle respiradores a la única empresa que los fabrica en España, Hersyll, una pyme de Móstoles (Madrid), a pesar de que el mercado internacional llevaba días colapsado y los importadores habían advertido de que las comunidades autónomas no lograban conseguir unidades.
Los primeros 100 respiradores encargados por Sanidad no fueron entregados al INGESA hasta tres semanas después de la declaración del estado de alarma. Ese día, España registraba ya 10.935 fallecidos por COVID-19, según las estadísticas oficiales.
Desde Tec Pharma, según la versión dada a EL ESPAÑOL por la madre del propietario de la empresa, se pusieron en contacto con el Gobierno el 15 de marzo. Durante los días posteriores enviaron la documentación que Sanidad les requirió. El departamento encabezado por el ministro Salvador Illa necesitaba evaluar como intermediaria a la citada compañía.
No sólo le ofrecieron respiradores. También mascarillas, batas o guantes. El Ejecutivo se decidió a comprarles 200 respiradores tres semanas después de iniciarse las negociaciones, el 6 de abril.
El contrato con Tec Pharma, contando el IVA, asciende a 9.922.000 euros. Cada respirador le ha costado a España 49.610 euros. Desde Tec Pharma vuelven a acogerse a la confidencialidad para explicar cuánto han pagado a la empresa china que los produce, Eternity. “Sólo Hacienda ha de saberlo”, sostiene la progenitora del dueño de la citada sociedad para no desvelar su margen de beneficio.
Ameneh Bazaz asegura que el Gobierno se decidió por la oferta de esta empresa granadina por ser la más económica de las que tenía encima de la mesa. “Sabemos que había otras compañías que ofrecían cada unidad de la versión SH 300 [la que encargó Sanidad] por 60 mil y 70 mil euros”, explica.
La Razón publicó el pasado 17 de mayo que otros fabricantes como Dräger Oxylog 2.000 o Phillips, empresa con un tipo de respirador que combina la función invasiva y la no invasiva, ofrecen precios que oscilan entre los 12.400 euros del más económico y los 36.000 del más caro. Una búsqueda rápida por internet de ese modelo ofrece en la actualidad distribuidores que venden cada unidad a 20.000 dólares (18.200 euros).
“Ahora mismo el mercado está desbordado. Se ha disparado desde el precio en origen de cada aparato hasta el metro cuadrado que cobran las empresas logísticas por trasladar el material”, argumenta Ameneh Bazaz, quien asegura que su marido, Payam Shahbazi, es doctor en Farmacia en Irán.
Este periódico se puso en contacto con el gabinete de comunicación del Ministerio de Sanidad. Fuentes oficiales explicaron que “desde el inicio de la crisis por COVID-19, el Gobierno ha distribuido entre las comunidades autónomas y otros organismos 4.085 dispositivos de ventilación mecánica invasiva y 2.694 ventiladores no invasivos”.
Esas mismas fuentes no respondieron a las preguntas concretas planteadas sobre Tec Pharma: ¿cuándo tiene previsto el ministerio disponer de los 200 respiradores encargados a esta empresa? ¿se están haciendo gestiones para agilizar su llegada a España? No hubo respuesta a esta cuestiones.