Si la credibilidad de la palabra del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dependiera del dictamen del Instituto Nacional de Estadística (INE) habría que concluir que es escasa. Al menos, en lo referido a la contabilidad de los muertos del coronavirus en España, el asunto por el que el mismo inquilino de la Moncloa ha declarado el luto nacional más largo en la Historia de España.
Este miércoles, al solicitar al plenario del Congreso de los Diputados la última ampliación del estado de alarma, Pedro Sánchez inició su intervención con el asunto más terrible y espinoso de la pandemia: el interminable reguero de muertos que ha dejado en el país. Con su corbata negra y una seguridad recuperada tras las semanas más aciagas del tsunami sanitario, el presidente del Gobierno afirmó que, se dijera lo que se dijera, los muertos del Covid-19 en España eran exactamente 27.127. Unas horas después, en el recuento del día, el doctor Simón añadió uno más. Total: 27.128.
Cuando Sánchez retorció de nuevo las cifras de fallecidos eran las 10.13 de la mañana. Pues, más o menos, a esa misma hora el Instituto Nacional de Estadística publicaba una nota titulada Estimación de defunciones semanales durante el brote de Covid-19, precedida de las palabras “estadística experimental”. Quizás para atenuar el efecto explosivo de los datos.
Ya desde sus primeras líneas dejaba en evidencia la información ofrecida por el presidente del Gobierno en cuanto a los muertos, en la misma mañana.
“El número estimado de defunciones en España durante las 21 primeras semanas de 2020 (hasta el 24 de mayo), asciende a 225.930 personas, lo que supone un aumento del 24,1% (43.945 más) respecto al mismo periodo del año anterior”. Es cierto que la mortalidad en exceso en España no la atribuye el INE directamente al efecto del virus que llegó de China, pero no es difícil colegir que no ha podido haber otra causa. Que se sepa, no se ha producido un accidente natural que haya arrasado, por poner un ejemplo, la casi la totalidad de la población de Ávila capital.
Para diluir dudas, si es que las hubiera, sobre la causa de esta súbita mortalidad disparada en España, el segundo párrafo de la nota del INE expresa: “Por comunidades, los mayores aumentos en ese periodo se dan en la Comunidad de Madrid (72,7%), Castilla-La Mancha (58%) y Cataluña (41%)". Como es sabido, estas tres comunidades figuran a la cabeza de la letalidad del coronavirus.
En el tercer y el cuarto párrafo, el INE remacha la faena y convierte en más ridícula aún la obcecación del presidente del Gobierno y sus asesores más dilectos, como el ministro Illa y el epidemiólogo jefe Simón, al mantener unas cifras increíbles de la pandemia, ni dentro ni fuera de España.
El INE explicita: “La semana del año 2020 con mayor número de defunciones fue la 14, que va del 30 de marzo al 5 de abril, con 20.575 personas fallecidas, un 154,65 más que en la misma semana de 2019”. Como se sabe, en estos días finales de marzo y principios de abril los hospitales, las residencias de ancianos y los domicilios de España se convirtieron en tanatorios ambulantes de tan terrible "nueva normalidad".
Sin embargo, en la realidad de Pedro Sánchez los muertos en aquellos días de dolor del coronavirus no existieron en las cifras registradas por el INE. Curiosamente el organismo puntualiza –por si alguien tiene dudas- que “el número de defunciones en la semana 21 (que abarca del 18 al 24 de mayo) se estima en 7.470 personas, cifra similar a las 7.429 de la misma semana de 2019. O sea, que el número de muertos en ese periodo es muy similar en el año que ni se conocía ni se esperaba el coronavirus con la penúltima semana del pasado mayo en la que, afortunadamente, la pandemia estaba ya en retirada.
Por tanto, según la nota oficial del INE, los muertos de más solo atribuibles al coronavirus han sido 43.945, diga lo que diga el presidente del Gobierno. El Instituto Nacional de Estadística es un organismo autónomo encargado de la coordinación general de los servicios estadísticos de la Administración General del Estado y de la vigilancia, control y supervisión de los procedimientos técnicos de los mismos.
Los fallecidos por Covid: 50.500
El INE depende orgánicamente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, que dirige la ministra Nadia Calviño. Es de suponer que la titular, vicepresidenta del Gobierno, debía conocer los datos incómodos que publicaría el INE coincidiendo con la petición de Pedro Sánchez en el Congreso para prolongar el estado de alarma. Unos datos que dejan en clamorosa evidencia la contabilidad de los muertos del Covid llevada a cabo por el Gobierno.
Pero la diferencia entre los muertos oficiales, 27.128 hasta ayer, frente a los 43.945 señalados por el INE es aún mayor al adentrarse de manera más minuciosa en los datos recopilados por el organismo autónomo. No aparecen en la nota, pero EL ESPAÑOL ha tenido acceso a ellos. Si se comparan los muertos recogidos por el INE entre el 2 de marzo y el 18 de mayo de 2019 con idéntico periodo en este año, el exceso de mortalidad llega a 48.105.
Y si el rango de comparación se extrae de la media de muertos que hubo en España entre 2000 y 2019, en la franja entre el 2 de marzo y el 18 de mayo, con lo sucedido en estos meses, tan recientes como aciagos, el exceso de fallecimientos se elevaría a 53.000. Por tanto, 26.000 más que los pregonados por Sánchez en sede parlamentaria.
Estos datos oficiales coinciden con el minucioso trabajo que ha venido realizando el grupo Inverence durante estas semanas, que ha sido publicado por EL ESPAÑOL. José Almagro, director de Inverence, muestra su satisfacción al conocer que el trabajo del INE avala sus investigaciones, desacreditadas por quienes no quisieron o supieron hacerlas. Según el último dato que maneja Inverence, los fallecimientos por Covid en España se sitúan ahora en 50.500.
Un independiente al frente del INE
Se mire por donde se mire, el galimatías estadístico urdido por el Gobierno con algo tan doloroso como los muertos ha sido puesto al descubierto, definitivamente, por el INE con su publicación de este miércoles. Al final, el desacierto de Pedro Sánchez, al que el tsunami se le vino encima como le habría ocurrido a cualquier otro presidente, parece haber sido cometido con premeditación y alevosía por parte de Moncloa. Se aminoran los muertos para amortiguar las consecuencias políticas internas y la imagen internacional. Aún así, con los 27.128 muertos oficiales, España figura como el segundo país del mundo con mayor mortalidad por millón de habitantes, sólo detrás de Bélgica.
El presidente del INE es Juan Manuel Rodríguez Poo. Su decisión de estimar las defunciones semanales durante el brote de Covid-19 confirma la imagen de profesional independiente. Una decisión que no ha debido agradar en Moncloa. Rodríguez Poo es a su vez el director de la Oficina del Censo Electoral y presidente del Consejo de Empadronamiento, organismos fundamentales en un Estado sólido y democrático.
Rodríguez Poo, doctor en Economía con estancias en universidades tan prestigiosas como la Humboldt de Berlín, la de Lovaina o la London School of Economics es un hombre discreto. Estas pasadas Navidades fue criticado por algunos medios al no felicitar las fiestas con un christma tradicional, sino con una imagen representando el tapiz de Goya titulado La Nevada o el Invierno. Un cierto escalofrío, si se mantiene aún algo de sensibilidad en Moncloa, ha debido recorrer a Sánchez al ver publicados los datos aplastantes del INE con los fallecimientos en los meses del coronavirus.