De todos los acontecimientos que ocurrieron un día como hoy, en el que celebras tu llegada a la dirección de Diario 16 con sólo 28 años, creo que ambos elegiríamos el mismo: ese 17 de junio de 1789 en el que el pueblo de Francia fulminó los antiguos Estados Generales y decidió autoproclamarse Asamblea Nacional.
A los dos nos habría encantado vivir ese día, que para muchos historiadores es el auténtico punto de arranque de la Revolución Francesa, aunque probablemente yo me habría sentado a la izquierda, con los jacobinos, y tú más bien al centro, con los girondinos.
De todos modos, Pedro, sabes que nunca hubiera participado en ese golpe de Estado que tú llamas, con documentadísimo conocimiento de causa, El primer naufragio y que jamás aprobaría el uso de la guillotina (ni siquiera por compasión). Nuestras diferencias políticas e intelectuales, que son profundas, han sido siempre discrepancias entre demócratas que poseen, entre otras muchas, dos grandes pasiones comunes.
La primera pasión que compartimos es la libertad. Tú eres más zorro y yo más erizo, siguiendo la metáfora de Arquiloco que tanto gustaba a tu admirado Isaiah Berlin. Pero ambos pensamos, como Don Quijote, que la libertad es el bien más preciado y que no hay tesoro que valga más que la conciencia de saberse libre.
En segundo lugar, ambos amamos la amistad. Cruz, Ana, tú y yo hemos cultivado una gran amistad en estos años. Juntos hemos recorrido las playas de la libertad de Normandía. Juntos hemos disfrutado de grandes veladas en Londres o en la Taberna San Mamés, degustando los mejores callos del mundo. Juntos hemos reído y hemos debatido durante horas; creo que hasta he hecho algún mérito para que, con los años, hayas terminado reconociendo la contribución de los socialistas a la prosperidad y libertad que hoy disfrutamos.
Querido Pedro, hace 40 años tú eras un joven director de periódico y yo un joven socialista, y a nuestra manera, lo seguimos siendo. Y espero que lo sigamos siendo muchos años más; desde la discrepancia, desde la libertad, unidos por una amistad que, a medida que cumplimos años, significa más en nuestras vidas.
*Javier de Paz es consejero de Telefónica