Dentro de la lluvia de millones de euros que Juan Carlos I recibió por parte del rey de Arabia Saudí -un “pure gift”, una “importante donación”, en palabras del monarca español, tal y como desveló EL ESPAÑOL- y de su posterior pago a Corinna Larsen, un activo resplandece por encima de todos los demás.
Más allá de las transacciones, de la creación de entramados off-shore, de la compra de objetos y bienes cuyo único origen, según alega la examante de Juan Carlos, la propiedad que ambos dos disfrutaron -aunque sobre el papel sólo aparecieran como dueñas Corinna y su madre- en los Alpes suizos ha vuelto a estar en el ojo del huracán.
Ya lo alegaba la que fuera princesa alemana antes de conocer al monarca español. Juan Carlos de Borbón buscaba, a sus ojos y tal y como reveló ante las autoridades suizas, garantizar “su futuro y el de sus hijos”, todo dentro de un gran gesto de “gratitud y amor”.
Esa era la excusa para justificar la adquisición, entre otras propiedades -algunas en las zonas más exclusivas de Londres-, de este dúplex de lujo en Villars-sur-Ollon, una pintoresca estación suiza de esquí enclavada entre el Lago Léman y Gstaad, muy cercano al Mont Blanc.
Con 275 metros cuadrados, el inmueble fue comprado ante notario en Villars-sur-Ollon por Corinna y su madre el 18 de febrero de 2009, exactamente el día en que su hijo, Alexander, cumplió siete años. Corinna pagó por la planta de arriba y la señora Larsen, por la de abajo. Fue así porque la legislación suiza limita el número de metros que un ciudadano extranjero puede adquirir.
Para la compra, se creó un entramado muy difícil de desenmarañar. Corinna fundó una sociedad llamada Siam Partners, que también recibió un préstamo de Juan Carlos I, según publica El País, para “permitirle adquirir dos casas en Villars”.
Unos meses después, el hijo de Corinna, Alexander, se escolarizó en el internado L'Aiglon, a pie de montaña y no muy lejos de Le Rosey, donde estuvo Juan Carlos de niño. Corinna, en su declaración, explicó que el emérito era un habitual en Villars, pero que la casa que ella ya tenía en la ciudad suiza “era muy pequeña para acogerle y decidimos adquirir los dos apartamentos”.
Corinna lo vendió en 2013
Lo cierto es que ese dúplex fue el refugio de amor de la pareja entre los años 2009 y 2012. Al final, ella vendió la propiedad en 2013. Según la declaración del abogado Dante Canónica [el artífice del entramado encargado por el rey español para ocultar el dinero saudí] ante la fiscalía suiza, Corinna "estaba al tanto de la donación recibida por Juan Carlos I" procedente de Arabia Saudí.
Finalmente, ella acabó siendo la beneficiaria, una vez el rey emérito decidió cerrar en 2012 la cuenta de la fundación que acogía los fondos y transferírselos a Corinna. Tras ello, Larsen comenzó a hacer un uso discrecional del dinero: “Cuando se ven los gastos hechos por Corinna en la cuenta Solare en el banco Gonet en Bahamas se constata que está gastando este dinero para ella, a un ritmo constante”, apuntaba Canónica.
La vivienda, que se levanta dentro del recinto del hotel RoyAlp, es conocida como el dúplex del rey o The Royal, en alusión al ahora monarca emérito de España. Lo contaba la periodista neozelandesa Justine Tyerman, especializada en viajes, en una crónica publicada en 2015: el sobrenombre del inmueble se debía a que “perteneció a un miembro de la familia real española”.
La pareja, en aquel entonces con una relación sentimental estable, lo estrenó en febrero de 2009.
Hay mil y un detalles que avalan el alto nivel adquisitivo de sus ocupantes: los tres salones -de juego, de fumadores y de lectura- con sus viejos sofás de piel; los trofeos de caza, colgados en alpaca; la sala de juegos de los niños; la tienda de regalos; la piscina infinity de bordes inalcanzables con chimenea incluida; el spa privado con sauna, baño turco y ducha con sonido de pájaros en su modalidad noche siberiana, y el restaurante con su chef y su sommelier de categoría.
La adquisición del dúplex coincide en el tiempo con las primeras alarmas rojas del Fondo de Infraestructuras Hispano-Saudí (SSIF, en sus siglas en inglés). Ese fondo, ideado durante el viaje oficial de Juan Carlos a Arabia Saudí en 2006 y finiquitado a finales de 2009, hizo perder casi 21 millones de euros a la veintena de empresarios españoles que aportó el dinero. Fue uno de tantos, que ahora se van revelando poco a poco con informaciones como la desvelada por EL ESPAÑOL sobre el entramado que Zarzuela encargó para ocultar el dinero saudí.
Casi 300 m² de lujo
Según fuentes conocedoras de la existencia del refugio, según desveló la periodista Ana Romero en un extenso reportaje publicado en este periódico, el dúplex era un lugar de mucha más privacidad que la casita del recinto real en el monte del Pardo habilitada para Corinna y su hijo. Ese inmueble, situado a menos de dos kilómetros del palacio de La Zarzuela, conoció una ingente actividad social: desde el director del CNI, Félix Sanz Roldán, hasta el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, pasando por Arturo Fernández, fueron algunas de las visitas de la pareja allí. El dúplex, sin embargo, era conocido por pocos.
Pero la vivienda madrileña era bien distinta de su refugio en los Alpes. En Suiza, la pareja hacía uso y disfrute de una gran estancia abierta con salón, comedor, cocina americana y mesa de despacho. En la planta de arriba, dos dormitorios con baño en suite, al igual que en la de abajo. En total, unos 300 metros de opulencia y silencio decorado en tonos neutros.
“Apenas salía, era muy discreto”, insistían algunos de los que conocieron la presencia del entonces rey de España en el complejo de Domaine Rochegrise, que incluye el Royalp, el exclusivo hotel con 63 habitaciones y suites, además de cuatro chalets privados.
Cumpleaños en Botsuana
Juan Carlos pasó allí una última y larga temporada de casi una semana en febrero de 2012 coincidiendo con el décimo aniversario de Alexander, el hijo pequeño de Corinna Larsen. Fue entonces cuando se comprometió con el niño a llevarlo a su primera cacería en África: así lo hizo, en abril de 2012. El resto de la historia es bien conocida.
La sosegada existencia del entonces rey de España y de Corinna en los Alpes suizos llegó a un abrupto final el 14 de abril de 2012: Juan Carlos I tuvo que ser intervenido de urgencia en Madrid tras resbalar en un lodge de Botsuana, a donde había llevado al niño, entre otros, para celebrar su décimo cumpleaños.
Tras pasar por Madrid, Corinna se ocultó un par de semanas aquí antes de regresar a Londres. Allí, en la capital británica, también adquirió una gran vivienda, en Eaton Square, gracias a la “gratitud” del rey. El desembolso fue elevado. En total: cinco millones de libras (5’6 millones de euros), más una reforma de cuatro millones. Para esta operación londinense, Juan Carlos le donó 1’5 millones de libras.
En cambio, para comprar The Royal, Corinna afirmó ante la fiscalía suiza que ella financió la mitad de la adquisición. La otra mitad corrió a cargo de Juan Carlos, a través de dos préstamos a Siam Partners mediante una tercera sociedad, llamada Calder, en 2009. Fueron 2'2 millones de francos suizos (2 millones de euros). Larsen indica que devolvió esos préstamos, con intereses, un año después.
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