La confesión de Álvaro de Orleans: "La pasión entre el Rey y Corinna era tóxica, daba escalofríos"
El primo del rey emérito y testaferro de parte de sus negocios en Suiza rompe su silencio y confiesa que advirtió al monarca sobre su pareja.
7 julio, 2020 05:28Noticias relacionadas
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Un relación "tóxica". Así definía Álvaro de Orleans-Borbón la relación de su primo, el rey Juan Carlos I, con Corinna Larsen. No es una declaración cualquiera, sino que viene de uno de los hombres de confianza del monarca emérito. Una de las personas en las que Juan Carlos depositaba sus secretos y que conocía desde el principio los detalles de una relación "que me daba escalofríos".
El que fuera considerado testaferro de los negocios en Suiza del hoy Emérito rompe su silencio en el noveno episodio de podcast de Spotify XRey -cuyo contenido se puede escuchar aquí- y en el que confiesa que le advirtió sobre Corinna: "Más de una vez le dije 'mira lo que estás haciendo'. Yo no sabía qué hacer, pero veía lo que estaba ocurriendo".
Álvaro de Orleans era, además, una de las personas que conocía desde el principio la relación de Juan Carlos con Corinna, ya que llegó a pagar los aviones privados para que ambos escaparan de la mirada de los medios y gastó hasta tres millones de euros en viajes para ellos.
También tuvo que declarar cuando la Audiencia Nacional abrió, y posteriormente archivó, una investigación por una grabación de Corinna realizada por Villarejo en la que se le catalogaba como el testaferro del rey emérito en sus negocios turbios. Él sigue negando esa implicación, pero sí reconoce los pagos de los billetes y habla abiertamente de esta amistad que le producía mala espina.
Álvaro de Orleans valora esta relación en el noveno capítulo de esta producción de Toni Garrido realizada por el periodista Álvaro de Cózar. El empresario, de 73 años, es el testimonio estrella del episodio, y en él se jacta de ser una de las personas que más cerca estuvo del Rey en los momentos en los que empezó a intimar con Corinna.
Incluso dice que fue él quien le enseñó a usar el portátil y a mandar correos electrónicos. "Le dije, ¿oye, tú usas internet y envías e-mail? Me dijo que no. Volví una semana después de un viaje de trabajo de EEUU y le compré un ‘laptop’ (un ordenador portátil) y le hice una cuenta y le enseñé cómo se hace y todo. Para mi sorpresa, cuando volví a casa me encontré con un e-mail diciendo que era el primero que enviaba y que era a mí. Creo que es el primer e-mail que yo conozco que un rey haya nunca enviado", dice desde Suiza.
Los amigos se convierten en confidentes: "Estaba al corriente de las amistades del Rey, en este caso con Corinna, y tenía mis ideas sobre todo esto, y no eran las más constructivas. Lo que hace el rey… me callo. Lo que hace mi primo, pensando que yo soy admirador de la reina también, pues esto no era una cosa fácil para mí. Había comprendido que se había involucrado en una pasión muy fuerte. No sé cómo encontrar las palabras correctas, pero esta pasión se había salido de lo normal. No me meto en asuntos de los demás, cada uno tiene su vida y hace sus cosas, pero esto estaba teniendo algo de tóxico desde mi punto de vista. Una persona capaz, Corinna, una empresaria capaz en el campo de la mediación internacional, y un rey, con todas esas características, muy humanas, es una combinación que me daba escalofríos, porque me estaba dando cuenta, quizás antes que muchos otros, que esto podía terminar muy mal. Lo conversé con otras personas, y todas me decían lo mismo, es que no se le puede hablar".
Me estaba dando cuenta, quizás antes que muchos otros, que esto podía terminar muy mal. Lo conversé con otras personas, y todas me decían lo mismo, es que no se le puede hablar
Reconoce que pasó "lo que temíamos que ocurriera", y que él pagó, desde 2005, vuelos por valor de casi tres millones de euros. "Me salió el tiro por la culata, pero no importa, es un dinero bien gastado considerando las nefastas circunstancias. Pero el vuelo es una consecuencia, el objeto lamentable es la relación que causó los vuelos, eso es lo que me duele. La situación de la Reina me ha causado un dolor muy fuerte. Yo la conocía desde jóvenes", añade Álvaro de Orleans en esta conversación.
Esta entrevista ve la luz un día después de la exclusiva de este periódico en la que se cuenta cómo Juan Carlos I pidió en su despacho del Palacio de la Zarzuela al gestor de fortunas Arturo Fasana y al abogado suizo Dante Canonica que le crearan "una estructura" en el país helvético para guardar allí, lejos del fisco español, una "importante donación" que iba a recibir del rey de Arabia Saudí.
Así lo reveló Dante Canonica en la declaración que prestó ante el fiscal de Ginebra Yves Bertossa, y a la que tuvo acceso EL ESPAÑOL. Bertossa sospecha que el rey emérito "ocultó cerca de 100 millones de dólares en Suiza" con la ayuda del abogado, de Fasana y de la banca Mirabaud, según la lectura de cargos que se refleja en el acta de la comparecencia del primero.
Esa transferencia de los 100 millones de dólares -unos 64 millones de euros- corresponde a agosto de 2008, cuando el rey de Arabia Saudí autorizó ese movimiento a una cuenta en Suiza que pertenecía a la Fundación Lucum, creada un mes antes en Panamá y cuyo máximo beneficiario es el Rey Juan Carlos. Una fundación creada para el cobro de comisiones como esta, que se cree que procede de la adjudicación de AVE a la Meca.
De esos 64 millones, al menos dos fueron para que Corinna comprara dos apartamentos de lujo de 300 metros cuadrados en los alpes suizos. Su presencia se hizo habitual y hasta se instaló en El Pardo, cerca de Zarzuela. Tan habitual que los servicios de seguridad crearon un nombre en clave para ella: Ingrid.
Otro de los asuntos que trata el noveno episodio de Xrey es la llamada ‘agenda de oro’, la lista de contactos del rey que le convirtieron en el "primer embajador de España". El podcast habla con exministros como José Bono, Josep Piqué y García Margallo, que cuenta anécdotas de cómo el monarca intermedió en temas importantes de política exterior, y siempre "creaba un clima favorable" cuando los ministros de exteriores tenían que solucionar un problema. Una figura que produjo fascinación en nombres tan dispares como los Clinton, Putin o el mismísimo Fidel Castro y que ahora vive sus momentos más complicados.