El presidente del Partido Popular ha querido inyectar una gran dosis de optimismo a sus dirigentes en la Junta Directiva Nacional celebrada para cambiar a Cayetana Álvarez de Toledo por Cuca Gamarra como portavoz en el Congreso. Pablo Casado apenas dedicó una frase muy breve a su ya exportavoz, que se conectó por videoconferencia: "Gracias por todo, Cayetana, esta será siempre tu casa y puedes contar conmigo para lo que quieras". Y alabó los nombramientos de Ana Pastor como vicesecretaria de Política Social y de José Luis Martínez-Almeida como portavoz nacional.
Sin citarla en ningún momento más de su exposición, Casado rebatió algunas de las propuestas que Álvarez de Toledo lleva meses defendiendo. El presidente del Partido Popular habló de que el partido está preparado para ganar las próximas elecciones, de que "no queremos ser la minoría indomable, sino la mayoría imbatible", y de que las mayorías se construyen alrededor de un proyecto "centrado y sólido", "cediendo en lo secundario para obtener lo prioritario, con ideas claras, no difusas, pero con actitudes constructivas".
Por la cabeza de Casado jamás pasó la idea de convertirse en el vicepresidente en un Gobierno que presida Pedro Sánchez. "Nadie aquí aspira a ser ministro de Sánchez, queremos derrotarle en las urnas". Cayetana siempre ha sido una firme defensora de un Gobierno de concentración. Y habló de la batalla de "las ideas" que tanto pelea Cayetana para dejar claro que el Partido Popular también lucha por "la libertad individual. Esa batalla no es meramente conceptual, sino real: queremos mejorar la vida a través de la puesta en marcha de las ideas y de políticas de Gobierno".
En ese campo, el líder del PP mantuvo que el partido estará siempre "frente a los nacionalistas, populares y radicales" y se mostró en contra de "la crispación" y "la sumisión a la izquierda", a la que está dispuesto a ganar en las urnas y jamás pactar un gobierno con ella. "No hay pacto posible con quienes piden la abdicación del rey, la independencia de Cataluña y el blanqueamiento de batasunos", zanjó.
Valor
La curva ascendente de todas las encuestas ha servido a Casado para presentar ante los suyos al PP como un partido que no puede ser "solo un valor refugio para cuando pintan mal las cosas". El líder pidió a todos no quedarse "quietos" esperando a "que nos den la confianza por la pésima gestión de la izquierda". Y lanzó otro recado a Cayetana: "Lo difícil no es invocar la libertad de uno mismo y ponerla por delante. Lo difícil es defender la libertad de todos y ponerla por encima de todo".
Todo el discurso de Casado se basó en la idea de que hay que "ensanchar" las bases para recuperar la confianza de los diez millones de españoles que un día votaron a la formación y poder llegar así a la Moncloa. "Un partido que es de centro, reformista y liberal, pocos carnés puede recibir de moderación. Una formación que ha generado 7 millones de empleos, pocas lecciones va a recibir de sentido de estado", advirtió.
Para ahogar las voces que apuestan por un gobierno de concentración que reclamaba Álvarez de Toledo, Casado remarcó que "nunca he aceptado que el precio para llegar al Gobierno tenga que ser la pérdida de nuestra identidad". Y habló de que no hay que elegir entre "convicciones y votos", sino que "sin convicciones, los votos no llegarán nunca".
Casado quiso dejar atrás las diferencias internas y pidió a todos los miembros de la Junta Directiva Nacional trabajar por el proyecto común, porque lo "más importante" para los españoles "es encontrar un PP preparado, fuerte y unido".