Pablo Casado se presentó este jueves ante los suyos como si fuera otro Pablo Casado distinto al que ganó las primarias en el verano de 2018. El presidente del PP quiso reforzar su autoridad y dejar muy claro el mensaje que quiere consolidar: el Partido Popular tiene que "ensancharse" para "cobijar de nuevo a 10 millones de españoles".
Los barones territoriales del Partido Popular recibieron con satisfacción los cambios orgánicos que el líder nacional llevó a revalidar a la Junta Directiva Nacional. Pocos han disimulado la tranquilidad que sintieron cuando conocieron la destitución como portavoz de Álvarez de Toledo, una persona que, dicen, dinamitaba cualquier estrategia del partido si le convenía abrir un nuevo frente. Cada vez eran más los dirigentes que consideraban errónea la estrategia que desplegó Cayetana Álvarez de Toledo en el Congreso y pedían su recambio.
El propio presidente, que la tuvo que defender en muchas ocasiones de reproches internos, finalmente se corrigió a sí mismo cuando Cayetana le dijo que su forma de entender la libertad era incompatible con su manera de ejercer la autoridad. Casado la cesó y aprovechó la crisis para consumar el giro al centro que le pedían los dirigentes territoriales. El presidente nacional ha optado por alejarse de los perfiles más duros y ha plagado la cúpula del PP de rostros más moderados y con experiencia de gestión como Cuca Gamarra, Ana Pastor o José Luis Martínez-Almeida.
La renovación obligada tras la destitución improvisada de Cayetana ha servido como revulsivo para rebajar el tono de las quejas internas, que cada vez sonaban más altas. Alberto Núñez Feijóo calificó este cambio en la portavocía como un cambio dentro "de lo normal.
El presidente ha considerado que sería oportuno en este momento hacer un cambio, y eso es lo que ha ocurrido. Nada más". El único barón territorial del PP que gobierna con mayoría absoluta ha descalificado en más de una ocasión algunas de las salidas de tono de la ya exportavoz parlamentaria, que también le replicó en público que a ella tampoco le gusta todo lo que él dice.
En la Junta Directiva Nacional de este jueves, Álvarez de Toledo se conectó por videoconferencia. Desde su casa escuchó a Feijóo, el presidente autonómico más respetado internamente, que fue el primero en tomar la palabra en el apartado de ruegos y preguntas. El gallego quiso mostrar su respaldo delante de sus compañeros al presidente de su partido y bendecir públicamente los cambios, que consideró "positivos" y buenos para llegar a corto plazo al objetivo marcado por Casado: reconquistar los diez millones de votos para que el centroderecha vuelva a gobernar.
Ayuso
Tras el encumbramiento del alcalde de Madrid, todo el mundo miraba de reojo la reacción de Isabel Díaz Ayuso. José Luis Martínez-Almeida es, desde este jueves, el 'número tres' del PP con cargo de portavoz nacional. La presidenta de Madrid tomó la palabra tras Feijóo también para revalidar, elogiar los cambios en la dirección nacional y criticar duramente la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez en plena escalada de rebrotes. Ella fue la única presidenta autonómica que agradeció a Álvarez de Toledo su dedicación y su trabajo en el grupo parlamentario.
El presidente de Murcia, Fernando López Miras, muy alineado con el secretario general, Teodoro García Egea, justificó los cambios con que "los populares toman sus decisiones para las personas y buscando lo mejor para resolver sus problemas, y no mirando a otros partidos". El castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco aplaudió el nuevo rumbo que ha tomado el partido. "En el PP seguimos centrados en resolver los problemas de las personas". Y presentó a Casado como "la única alternativa para presidir un Gobierno moderado y eficaz".
El andaluz Juanma Moreno también quiso taponar la grieta abierta por la salida de Álvarez de Toledo y quiso sumarse a las alabanzas públicas hacia Casado "en este nuevo impulso a un proyecto que es de todos". Se comprometió, además, a que el PP andaluz trabajará, "como siempre, a su lado, por el bienestar de los españoles".
Mensaje rotundo
El mensaje que Casado trasladó al partido fue rotundo y contundente. El Partido Popular se ha puesto a punto para salir a ganar a Sánchez en las urnas. "Nadie aspira a ser ministro de Sánchez, sino a derrotarle en las urnas", les animó. Casado también subrayó que es imposible un pacto "con quienes piden la abdicación del Rey, la independencia de Cataluña y el blanqueamiento de los batasunos".
El líder del PP habló en todo momento de recuperar la base perdida en estos años en los que el Partido Popular ha ido dando bandazos y habló de la "libertad" que provocó la ruptura con Cayetana. "Lo difícil no es invocar la libertad de uno mismo y ponerla delante. Lo difícil es defender la libertad de todos y ponerla por encima de todo". El líder del PP está preparado para ganar a Sánchez y así lo compartió con los suyos. "Hace dos años se hablaba del sorpasso de Cs al PP. El año pasado, del sorpasso de Vox al PP. Ahora solo se habla del sorpasso del PP al PSOE".
El líder del PP optó por ignorar a sus rivales políticos y pidió a sus compañeros que trabajen por convencer a los ciudadanos, "persuadir" con el mensaje. "Ahora tenemos que tener la puerta ancha para que todo el mundo pueda entrar sin hacer cola". Y pidió un esfuerzo para convertir al Partido Popular "en la casa común del centro derecha, de liberales, conservadores, demócrata-cristianos". Y no se olvidó de los "socialdemócratas decepcionados" con el Gobierno de coalición entre Sánchez e Iglesias.