En el Congreso de los Diputados más bronco de los últimos años, allí donde sus señorías intercambian a diario duras invectivas, donde el clima es por momentos irrespirable y donde desde hace tiempo se contemplan las más estrambóticas escenas -una impresora por aquí, un bebé pasado de brazos en brazos en una bancada por allá- Inés Arrimadas era reprendida severamente este jueves desde la presidencia, que también le cortaba el micro.
Ocurría durante el pleno extraordinario que aprobaba los seis meses de estado de alarma, un asunto evidentemente no menor, en el que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, intervenía por parte del Gobierno.
Arrimadas dedicaba su intervención a defender el voto afirmativo de Ciudadanos, aunque reprochaba al Ejecutivo su actitud ante la pandemia, refiriéndose, por ejemplo, a la escasa atención prestada a la opinión científica en el combate de la covid-19. La líder naranja pretendía concluir su discurso leyendo literalmente el manifiesto dirigido recientemente por un nutrido grupo de científicos y sanitarios a la clase política.
Cuando iba por el punto seis de ese texto, un decálogo, el vicepresidente primero de la Cámara Baja, el socialista Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, que ya le había advertido del tiempo consumido, le cortaba el micrófono. Arrimadas protestaba airadamente, sin que pudieran oírse sus palabras por el circuito de televisión.
"El presidente accidental"
El incidente no quedaba ahí y en su turno de réplica a Illa, durante el que Gómez de Celis seguía sustituyendo a Meritxell Batet en la presidencia (algo habitual en determinados momentos de los plenos largos) Arrimadas le reprochaba su actuación. "Como decíamos antes de que el presidente accidental del Congreso nos cortase la palabra..." comenzaba su intervención. No tardaba en ser interrumpida bruscamente por el aludido, quien en tono airado le conminaba a no discutir "con la Mesa".
Además, Gómez de Celis afirmaba que no iba a reproducir "las gruesas e inoportunas palabras que usted ha referido anteriormente a la Mesa, porque son inconcebibles" afirmaba entre aplausos de la bancada socialista. Arrimadas proseguía lamentando que "cuando se están leyendo palabras de profesionales sanitarios, te cortan el micro; cuando se están diciendo insultos, o ataques, te dejan hablar".
Según fuentes de la Mesa del Congreso, la líder naranja habría dicho literalmente "sois una puta vergüenza", algo que Ciudadanos niega tajantemente. El pasado martes, la Junta de Portavoces acordó que se fuera más estricto en el control de los tiempos y así lo recordó ese mismo día a sus señorías, durante el pleno, la propia Batet.
Una advertencia de carácter general para todos los diputados que el partido naranja considera aplicada con extremo rigor por Gómez de Celis, más aún tratándose de un debate de envergadura (la declaración del estado de alarma durante medio año, algo inédito en democracia) y de la líder de la sexta fuerza política de la Cámara Baja, la quinta en votos en toda España.
Esas mismas fuentes afirman que la presidencia fue laxa con la intervención de Pablo Casado en el mismo debate, ya que el presidente del PP también se pasó de tiempo, o cuando la semana pasada Batet permitió un turno de réplica extra del líder de la oposición, durante el debate de la moción de censura de Santiago Abascal.
Arrimadas debutó como diputada por Barcelona en el Congreso en mayo de 2019, cuando el líder de Ciudadanos era aún Albert Rivera, en la célebre sesión constitutiva a la que asistieron varios de los líderes del golpe secesionista que meses después serían condenados por el Tribunal Supremo. A poca distancia de ellos, vio cómo utilizaban su turno de jura o promesa de la Constitución para lanzar una retahíla de ataques a la democracia española.
Una actitud ante la que Ciudadanos pidió, infructuosamente, que Batet hiciese algo y que luego sería recurrida por el partido, junto al PP, ante el Tribunal Constitucional, que recientemente admitió a trámite esos recursos. Desde entonces hasta el pleno de este jueves ha sido testigo de plenos de enorme dureza, pero nunca le habían reprendido desde la presidencia del Congreso.