No es ningún secreto la apuesta de Pablo Iglesias para el rumbo del Gobierno de coalición. El vicepresidente segundo confía ciegamente en la llamada "mayoría de la investidura", que incluye a casi todo el espectro izquierdo del Congreso más los nacionalistas y separatistas vascos y catalanes. En más de una ocasión se ha referido a la necesidad de "cuidar" a esos socios, y nadie podrá decir que el líder de Podemos no pone empeño en ello.
Personalmente recibió antes del verano en su despacho gubernamental, ubicado en el Ministerio de Sanidad, a los representantes de Bildu y ERC, para aproximar posturas sobre el proyecto de Presupuestos Generales del Estado que la semana pasada presentó con Pedro Sánchez.
Y ahora, por su cuenta y a espaldas incluso de los suyos, negocia con los republicanos, liderados en Madrid por Gabriel Rufián, una enmienda a la nueva Ley de Educación, la Lomoe. El texto transaccional daría carta de naturaleza al blindaje del modelo de inmersión lingüística exclusivamente en catalán, devaluando la presencia del español en las aulas. El texto de la norma, negociado también con el PSOE, eliminaría cualquier referencia al castellano como lengua vehicular en toda España, tal y como adelantó El País.
Rufián, más enterado que Echenique
Una apuesta negociadora de Iglesias tan personal que incluso pillaba por sorpresa a Podemos. En su habitual rueda de prensa de los martes después de la Junta de Portavoces en el Congreso, el portavoz parlamentario de la formación, Pablo Echenique, afirmaba literalmente no saber "si se está debatiendo" esa enmienda. Nada que ver con la reacción del propio Rufián, mucho mejor informado, quien en Twitter celebraba la negociación con los de Iglesias y los socialistas para excluir al castellano de la enseñanza.
"Más allá del ruido hay política" blasonaba desde su perfil en la red social el portavoz de ERC en la Cámara Baja, casi al mismo tiempo que Echenique echaba balones fuera, sonreía nervioso y se remitía al argumentario tipo de su formación sobre la inmersión lingüística.
"Habrá que estudiar la enmienda por la que se me está preguntando, ya que no la conozco y si hiciera afirmaciones al respecto seguramente me equivocaría por falta de información" afirmaba preventivamente, como respuesta a una de las varias preguntas que tenía que enfrentar sobre el particular. Pero enseguida matizaba que "nosotros, a diferencia de los partidos de la derecha, no estamos en contra de la inmersión lingüística en Cataluña, porque pensamos que garantiza la igualdad de oportunidades para las familias trabajadoras".
En Podemos consideran que el blindaje del modelo de inmersión obligatoria en catalán en la red pública, donde la presencia del castellano es marginal, es un "consenso de Estado" que, afirman fuentes del partido morado, frustró en su día la Ley Wert impulsada por el Gobierno de Mariano Rajoy. No obstante, el texto definitivo de la enmienda no está cerrado aún. Las sentencias judiciales en este terreno impugnan que el catalán pueda ser tratado como lengua preferente en las aulas, tal y como pretendió la reforma del Estatuto de Cataluña, modificada en la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010.
Ni que decir tiene que con esta negociación -cuya llegada a buen puerto se verá en la comisión parlamentaria que discutirá la enmienda el próximo jueves- Iglesias logra otro de sus objetivos políticos, coherente con el de reforzar la mayoría de la investidura, que no es otro que alejar lo más posible de Moncloa a Ciudadanos.
Los de Inés Arrimadas están dispuestos a apoyar los Presupuestos pero al mismo tiempo a restar influencia política sobre la acción del Ejecutivo tanto a Podemos como a ERC. Y desde luego un texto que ponga negro sobre blanco que el modelo lingüístico catalán queda blindado sería una clara línea roja para el partido naranja, que volvería a verse en dificultades para explicar un respaldo a Sánchez en cualquier ámbito.