La beatificación que tuvo lugar el pasado sábado en la Sagrada Familia ha levantado polémica entre el Arzobispado de Barcelona y la Generalitat de Cataluña. A la ceremonia, donde se beatificó al joven Joan Roig Diggle de 19 años asesinado al inicio de la Guerra Civil, acudieron 600 personas.

La consellera de Salud catalana, Alba Vergés, ha considerado que el acto se podía haber pospuesto "perfectamente", aunque cumpliera con el aforo correcto.



Visiblemente molesta, la consellera ha admitido que "alguna cosa habremos de hacer" para que no se vuelvan a ver imágenes como la del pasado sábado en la basílica de la Sagrada Familia.

Disculpas

El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha pedido perdón este domingo por la beatificación, aunque ha dicho que se siguieron todas las normas marcadas por Salud, y ha anunciado que aplazarán otros actos, como la ordenación del tercer obispo auxiliar de la diócesis, previsto en un principio para el día 22 de noviembre.



Omella presidió el sábado en la Sagrada Familia, junto con los diez obispos de Cataluña, la misa de beatificación de Joan Roig, un laico de 19 años asesinado al inicio de la Guerra Civil, con la asistencia de un tercio del aforo del templo, con mascarillas, guardando las distancias y con gel hidroalcohólico disponible, siguiendo el protocolo marcado por Salud.



La consellera Vergés ha asegurado en rueda de prensa que "no teníamos constancia del acto" y que intentarán "que quede más claro a partir de próximas resoluciones" del Govern la limitación de personas en actos de este tipo, amparados por el estado de alarma.

Reducción del aforo

El Departamento de Salud de la Generalitat ha propuesto este domingo limitar el aforo de los centros de culto a 100 personas para evitar aglomeraciones como las de este sábado en la Sagrada Familia.



"El mensaje clave es que todo lo que se pueda evitar, que no se organice estos días", ha remachado Vergés, que ha añadido que "más allá de la confesión religiosa que sea, lo que se pueda posponer, hay que posponerlo para otra época", dada la actual situación de contagios por coronavirus.



La "tensa" situación asistencial que se vive en los centros sanitarios catalanes, con 2.793 personas ingresadas, de las que 578 lo están en las unidades de cuidados intensivos, tampoco aconseja actos de este tipo.



La celebración religiosa ha desatado las quejas del sector cultural, cerrado en Cataluña, que considera que si se pueden reunir 600 personas en una iglesia también pueden hacerlo en un teatro, y el departamento de Salud ha abierto un expediente para investigar si el acto cumplió con todas las medidas de protección de la salud.