El PSOE se ha enfangado, en términos políticos y dialécticos, con el pacto de Presupuestos con Bildu. Primero tejió un intento de justificación para salir del atolladero y, después, lo negó en rotundo, quedando en una posición de indefinición que ha disgustado a los españoles. Una amplia mayoría, el 75,8%, considera que el Gobierno y la formación de Arnaldo Otegi tienen un trato político vinculado a un apoyo a las próximas cuentas públicas.

Lo cierto es que la relación entre las dos formaciones ha dado un vuelco sideral. Aunque ha pasado mucho desde entonces, en 2015, en plena campaña para las elecciones autonómicas y municipales, el ahora presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, refutó cualquier posibilidad de llegar a un pacto con Bildu. El por entonces secretario general del PSOE argumentaba que la formación no tenía "proyecto de país" y que no se sentarían con ellos para negociar, ni siquiera "para decirles que no". 

Su llegada a Moncloa hizo saltar por los aires estas convicciones. El Gobierno se ha reunido en varias ocasiones con la formación abertzalelo hizo Adriana Lastra en febrero para asegurarse su apoyo al límite de estabilidad presupuestaria, lo hicieron para sacar adelante la última prórroga del estado de alarma y, recientemente, Pablo Iglesias lo ha hecho con el propósito de alcanzar un acuerdo sobre los Presupuestos, el último eslabón del idilio.  

Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados. EFE/Juan Carlos Hidalgo

Esta última cita dio sus frutos y el miércoles 11, Otegi anunció su voto a favor de la tramitación de las cuentas públicas, una noticia que el vicepresidente primero del Gobierno recibió calurosamente como una señal del partido para integrarse en la "dirección del Estado".

En días sucesivos, dos de los dirigentes más cercanos al presidente y de las caras más visibles del partido justificaron el acuerdo. Adriana Lastra defendió que el apoyo de Bildu a los Presupuestos era "normalidad democrática" y "que la izquierda abertzale esté en las instituciones, un éxito". Y José Luis Ábalos, yendo un paso más allá, equiparó a la formación de Otegi con el PP, asegurando que la primera había tenido "más sentido de la responsabilidad" que los de Casado con las cuentas. 

Lo curioso es que tan sólo 24 horas después de sendas declaraciones, el lunes, tras la reunión de la Ejecutiva socialista las justificaciones dieron paso a una rotunda negativa. El mismo Ábalos apareció ante la prensa para negar la mayor"No hay ningún acuerdo"

Los votantes creen que sí

Según los datos de una encuesta que ha realizado SocioMétrica para EL ESPAÑOL, sólo los votantes de los partidos de la coalición de Gobierno creen que es así. Más de la mitad de las personas que en las anteriores elecciones apoyaron a Pedro Sánchez, el 58%, considera que no existe un pacto político entre el presidente y Bildu del que forma parte su apoyo a los PGE, frente al 36,2% que opina que sí. El porcentaje de los que no creen en el acuerdo es incluso más elevado entre los votantes de Unidas Podemos (64,1%).

Los índices no dejan lugar a dudas entre quienes optaron por formaciones ubicadas más a la derecha. Creen que sí hay pacto el 93,4% de los que apoyaron a la formación de Inés Arrimadas, el 97,2% de los que se decantaron por el PP y el 98% de los que optaron por el partido de ultraderecha de Santiago Abascal. Incluso el 93,1% de los abstencionistas cree que hay un acuerdo entre Sánchez y los de Arnaldo Otegi.  

Presupuestos

El pacto para sacar adelante las cuentas públicas, al menos ante los focos, no existe, pero todas las puertas siguen abiertas para que en las próximas semanas se formalice. El Gobierno salvó hace dos semanas el primer trámite en el Congreso con mayoría absoluta, pero es ahora cuando en los despachos se reúnen para cerrar los acuerdos sobre las enmiendas concretas.

Donde sí existe ya un apoyo explícito es en Navarra. El Gobierno liderado por la socialista María Chivite, junto a Geroa Bai y Podemos, ha firmado por segundo año consecutivo un acuerdo con Bildu para sacar adelante las cuentas regionales de 2021.

Todo hace señalar que la apuesta ahora de Pedro Sánchez, a diferencia de lo que defendía en 2015, es normalizar las relaciones con la formación abertzale, aunque sea con la disconformidad de algunos de sus pesos pesados. El extremeño Guillermo Fernández Vara, el castellanomanchego Emiliano García-Page e incluso la líder de los socialistas andaluces Susana Díaz se lanzaron en los últimos días en tromba para dejar claro que "lo de Bildu no tiene un pase", en palabras de Page.

El coqueteo con Bildu tiene consecuencias. En términos políticos, por ejemplo, hace perder centralidad al PSOE, como admiten varios dirigentes del partido en público y en privado. "Sin el centroizquierda es muy difícil ganar con holgura unas elecciones generales", afirmaba a EL ESPAÑOL un peso pesado del Ejecutivo.

Este es un asunto que despierta aspereza entre los barones porque puede tener efectos letales en las elecciones autonómicas, donde los socialistas necesitan asentarse en sus feudos para cimentar las victorias electorales. 

Según la encuesta que ha realizado SocioMétrica para EL ESPAÑOL, el 62,9% de los españoles cree que esta relación le pasará factura a Sánchez. Una vez más, solo los votantes del PSOE (52,4%) y Unidas Podemos (86,7%) creen que saldrán ilesos.

Ficha técnia

Se han completado 2.088 encuestas aleatorias, a través del panel online propio de SocioMétrica (n=7.100), representativo de toda España, gestionado a través de la plataforma Gandia Integra (c), entre el 19 y el 21 de noviembre. La submuestra resultante se ha ponderado para el censo total nacional por sexo, edad, tamaño municipal, hábitat rural/urbano, y situación laboral, y reponderando por recuerdo de voto en las elecciones del 10-N. Al tratarse de muestreo no probabilístico no hay error muestral, sino convergencia por interacción para el total nacional, que es del 97% según algoritmo implementado en Barbwin de Tesi (c). Sociométrica es socio de Insights + Analytics España, rama empresas, asociación de Data Science que integra a Aneimo y Aedemo.

    

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