La inmigración es el principal "antídoto" contra el envejecimiento de la población española y contra el estancamiento de las zonas rurales de nuestro país, lo que se conoce como la España vaciada. Así se desprende de un estudio de la Fundación Bancaria La Caixa en el que se especifica un dato elocuente: "Durante la primera década de este siglo XXI, dos tercios del saldo migratorio hacia las zonas rurales son de población extranjera".
En dos décadas, el mapa de la presencia de extranjeros en las zonas rurales ha dado un vuelco espectacular. En 2001, sólo siete provincias españolas superaban el 5% de población inmigrante, fruto en la mayoría de casos de europeos que llegaban a retirarse a España en busca de buen clima y calidad de vida. Hoy ese porcentaje lo rebasan 43 provincias, y de ellas, en 21 el número de inmigrantes está por encima del 10%.
La llegada de personas de fuera de España a estas zonas "está cambiando lentamente la composición demográfica de estos lugares", asegura el estudio. Y eso es así dado que "los inmigrantes vienen con edades que facilitan tener hijos y, asimismo, estas familias arriban con hijos menores o tienen la intención de solicitar la reagrupación familiar".
El estudio revela que cerca del 20% de las nuevas generaciones de jóvenes rurales tienen ascendendia extranjera. También que, en 2019, uno de cada cinco menores de 13 años en la España rural era hijo de madre de origen extranjero.
Precisamente una circunstancia que empuja en favor de este cambio demográfico es que las madres rurales de origen extranjero tienen, de media, más hijos que las nacidas en nuestro país. Las primeras superan los 1,5 hijos de media mientras que las segundas apenas llegan a 1,3. Basten algunos porcentajes que desgrana el informe con datos de 2019.
El primero, que "uno de cada cinco menores de 13 años en la España rural era hijo de madre de origen extranjero"; el segundo que casi un 10% de la población española general nació en el extranjero, y el tercero que entre los que tienen entre 20 y 39 años, y por tanto más susceptibles de tener hijos, ese porcentaje se eleva al 16%.
Se da así una cierta paradoja, que también subraya el estudio, la de que "los habitantes rurales son pocos, pero diversos y cosmopolitas" en mayor proporción a los de los grandes centros urbanos. Por ello, concluye el Observatorio Social de La Caixa, "suponen un capital social que, sin duda, transformará la España rural. Constituyen un conjunto de personas de diversos orígenes y culturas que hay que escuchar y tener muy en cuenta en cualquier política pública o iniciativa privada de desarrollo rural".
Recuperación demográfica
En síntesis, y en un proceso que dura ya dos años, "se observa una cierta recuperación demográfica del medio rural en los municipios españoles de menos de 10.000 habitantes". Aunque los fallecimientos aún superan a los nacimientos.
Naturalmente, la pandemia no es ajena a esta realidad. Por un lado, dice el informe, podría implicar "un nuevo frenazo a los procesos de arraigo y de reagrupación familiar", aunque al mismo tiempo "la crisis sanitaria ha mostrado claramente la dependencia que tienen los sectores agropecuarios del flujo de trabajadores extranjeros".
En toda España, a fecha de 1 de enero de 2019, hay seis milllones y medio de residentes extranjeros. Más de un 11% proceden de Marruecos. Le siguen en el ranking, Rumanía, Colombia, Ecuador, Venezuela, Reino Unido, Argentina, Perú, Francia y Alemania. La mayoría de ellos países extracomunitarios. No en vano las solicitudes de asilo procedentes de estados que no pertenecen a la Unión Europea se ha multiplicado por doce en la última década, según datos de Eurostat.
Por lo demás, el informe destaca que los españoles están satisfechos con quienes vienen de fuera. Según un Eurobarómetro de 2017, siete de cada diez creen satisfactoria su integración, un porcentaje muy superior a la media de la UE (54%).